La película en principio es un batiburrillo de géneros con aires de capítulo inicial de una serie que se adivinará no irá a ningún sitio.

Para alguien que ha mamado los comics de Marvel en español, dícese Los Vengadores, Patrulla X, Dan Defensor, etc, por ediciones Vértice, y no The Avengers o X Men, Dare Devil, etc, como estarán obligados a titular estas películas en España por el copyright de los comics, es un punto a favor encontrarse con un auténtico friki que destila esa sapiencia por aquellos inolvidables comics de superhéroes y al que puedes, con razón, considerarle un amigo. Lo malo es que sea inevitable encontrárselo cumpliendo la estúpida exigencia de ser el segundón, el maldito actor secundario típico, gordo, descuidado, incansable tragón de pizzas, que se le ve el buzón cada vez que se agacha, en definitiva, un friki sabelotodo estereotipado al máximo, quien será el que acompañe al guaperas y a la chica guapa (una chica hermosa que jamás será para él por mucho que lo desee porque él también tendrá sentimientos).

A este friki lo hemos visto en cientos de películas serias policíacas, acompañando a Denzel, a Bruce Willis, etc, etc, sólo que en vez de ser un friki de superhéroes pueden aparecer como frikis de los ordenadores, por ejemplo. El objetivo del friki no es otro que el de provocar la sonrisa cómplice del espectador y, el más importante, conseguir que el argumento vaya avanzando.

La chica aquí es la inspectora jefe, forofa de los manga, y también podrá aceptarse al personaje sin pegas. Una mujer alfa, bastante irreal pero válida porque, admitámoslos, es una película de superhéroes y para aficionados al género, aunque al principio chirría bárbaramente.

Y queda por hablar del prota, del policía guaperas, que se lo sabe y no lo disimula ni se quiere disimular, lo cual siempre resulta presuntuoso, pero bueno, el que puede, puede y no queda más remedio que tragar con ello. Por tanto, una vez descubierto el género que prevalece debes ser, al menos, un interesado de este mundo Marvel y DC... y si no lo eres, ni lo intentes, o puedes intentarlo pero ya sabes a lo que te enfrentas.

Lo malo, y habrá que considerar las críticas negativas que por algo las habrá que llevarán su razón, es mezclar este género con escenas cruentas en exceso que aunque en los comics eran así, porque había violencia, y mucha, no eran desagradables, si no que causaban la admiración que buscabas. Era típico encontrarse con deformaciones horribles de los personajes por efecto de la radiación, o por causa de máquinas increíbles para aumentar la capacidad del cuerpo humano, o por extraños componentes químicos que aguardaban en la pila electrolítica, que es un elemento típico en este mundo. Los dibujos vistos en una viñeta es una cosa y causaba, como digo, admiración, y hoy se recuerdan y da pena que se sustituyan por algo desagradable, por escenas de una violencia explícita que está fuera de lugar.

El colapso final es un excesivo drama innecesario, en parte, y encima va acompañado de una argumentación nada clara, y estropea esta gran idea de la que parte la película. Por cierto, qué pena que hayan desaparecido estos comics y que los kioskos ya no se sepa exactamente para que están. Bueno, alguno que queda malvive vendiendo chuches.