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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
6
Thriller Cuando el socio ruso de un tratante de diamantes norteamericano (Keanu Reaves) desaparece, éste viaja a Siberia en su búsqueda, donde conoce a Katya (Ana Ularu), la joven propietaria de un café.
10 de noviembre de 2021
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siberia es una película que crea espacios con sombras, tiempos muertos e historias a las que le faltan mil y una explicación de por qué pasa tal cosa. Siberia parte del típico planteamiento sobre un asunto con la mafia rusa, en este caso diamantes en vez de droga u otra cosa, pero un asunto del que no terminas nunca de entrar en él porque alguien no contesta al móvil y algo ha pasado o está pasando, y ese algo ya estaba en marcha y no hay resumen para ponerse al día.

El caso es que es cierto que no es un film para aconsejarlo pero tampoco es ninguna chapuza. En realidad todo el planteamiento está bien y es creíble si nos atenemos a los esquemas para estos temas. Se da por hecho que las mafias funcionan así y que tienen un organigrama prototipo para todos. Sus métodos casi siempre son los mismos en una película u otra. Uno, personalmente, no puede dejar de preguntarse: ¿Por qué no hay mafiosos graciosos y amables, que reciban al colega sin matones ni putas? ¿Por qué el jefe es un pirado más peligroso que una caja de bombas que no hace más reír como una hiena y chutarse cada dos por tres para hacer negocios?

Siberia es un ejemplo del mundo de los mafiosos rusos que sigue ese denominador común. Gente tiparraca especialmente tocada y sin pizca de gracia, y muy dados a hacerse los duros. Pero por otro lado están las mujeres rusas, y la chica del bar que sale aquí tiene una historia romántica con Keanu que está bien presentada y se hace especialmente interesante. Es un romance paso a paso bien llevado, con diálogos apropiados, y es de lo que, en realidad, va la película, de una historia de amor difícil entre el frío siberiano y el peligro.

Y sabemos que se dan casos así muy fácilmente, el del flechazo en un bar entre camarera y cliente. Y para demostrar que ese apartado de la película está conseguido y que es muy factible, recordemos que a Joaquín Sabina le ocurrió lo mismo a la salida de un concierto; fue a tomar unas copas y la chica del bar le abrió el balcón de sus ojos de gata. Qué suerte tienen algunos.
floïd blue
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