Al ver este álbum familiar hecho película me viene a la cabeza, no sé por qué, el caso de Benjamin Button. Creo que ambas películas son un muestrario de personajes fallidos en los que su vida nos es contada, del derecho o del revés da lo mismo, como si fuera la vida tediosa de alguien que no tiene interés alguno. A eso unos lo llaman: inolvidable, hermosa película... Bellísima.

Yo me creo Robocop, también Terminator, incluso estoy convencido que entre nosotros viven seres de otros planetas que nos espían continuamente, que no se sabe que serán; pero a Robin Williams no le creo en nada porque la película es imposible que convenza porque no cuenta nada. No tema como sí lo hay en las de cifi.

El robot ese es un memo. La película tenía que haber ido de cachondeo. O, en todo caso, con más imaginación, más valiente, más trama, más sexy, más acción... ¿Cómo va a estar enamorado un robot si no puede hacer el amor? O sea, si no necesita comer, ¿cómo va a tener hambre? Porque si hablamos de amor platónico o del alma ya sería la repanocha, hay gente sin alma y va a haber robots con alma... Se pasan con el pasteleo. Tanto sentimiento suena muy falso, engañoso, dirigirla hacia un público muy sensible; dando explicaciones de todo tipo para que pase por milagrosa, pero es algo aburrida. Termina siendo empalagosa y chapucera.

Si la quieres ver, tú mismo.