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España España · madrid
Voto de iatlos:
10
Drama Cuando Zampanó, un artista ambulante, enviuda, compra a Gelsomina, la hermana de su mujer, sin que la madre de la chica oponga la menor resistencia. Pese al carácter violento y agresivo de Zampanó, la muchacha se siente atraída por el estilo de vida nómada, siempre en la calle (la "strada", en italiano), sobre todo cuando su dueño la incluye en el espectáculo. Aunque varios de los pintorescos personajes que va conociendo en su deambular ... [+]
21 de marzo de 2011
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las obras más hermosas y tristes. Me desperté al día siguiente con una melodía polifónica rondándome la cabeza. Aún hoy la puedo tañer.
La obra toca la profunda condición humana, pero inserta en la histórica: cine neorrealista.
Esta cinta del gran Fellini habla del momento, sí, pero introduce lo maravilloso. La dicotomía entre lo trágico y lo mágico podría ser una de las líneas estéticas mayores. También la encontramos en los personajes: Zampanò, el macho dictatorial representa una vibración vulgar, tosca, frente al contrapunto de la delicada y dócil Gelsomina pero también del tercero en discordia, el "Matto" -loco- que es todo juego y creatividad, y que descoloca al primero con sus bromas, que harán que Zampanó pierda los papeles trágicamente. Muchas líneas de sta película son preguntas y como en las grandes obras, quedan sin respuesta.
La palabra "strada" en italiano es polisémica. Adquieren harto sentido en la película sus tres connotaciones: calle -están en la puta calle-, pero también carretera; carretera, pero también camino o vía, por tanto, destino. Y es descorazonador sentir, más que ver, que el destino de la chica es éste, la carretera desolada, la calle, y dentro de ella, por encima, la incomunicación e impotencia con su pareja, que por otro lado no la quiere. ¿O sí? La desnudez en este film lo abarca todo, hasta el alma. La metáfora además vale para mostrar el estado de una Italia "piegata" tras la guerra, paupérrima. Tenemos también lo surreal junto al tremendismo social del despojo vivo infantil: los niños como en "los olvidados", son las primeras víctimas de las guerras.
La incomunicación entre los dos protagonistas crece, y se abisma con la disputa con el Matto, que deriva en tragedia. El "matto" en efecto mira el reloj que se le nubla, y ya tenemos las dos coordenadas, el espacio del infinito vagar y el tiempo. El otro espíritu delicado, Gelsomina, también se irá, no sin antes haber sido progresivamente humillado en su inocencia por Zampanó, quien al final se encuentra en una playa solo, escena final recurrente en Fellini, así como la de el hombre solo. Hay sin duda una moralina pragmática en este film, como en otros de Fellini, pero quizás ese miedo de Fellini al fracaso que retrata en todas sus primeras películas, le otorga aún más fuerza, su fuerza.
El incesante vagar por las vías de Italia es un desesperado modo de supervivencia de un rudo desesperante. Zampanó es alguien encerrado en su imposibilidad para demostrar sonrisa y amor y llevado por la miseria al límite. El rostro increíblemente expresivo en el silencio de mimo de Gelsomina se contrapone a sus músculos y gritos sordos. Zampanò acaba, con su ignorancia, con Gelsomina y con el Matto, como en el fondo hizo la ignorancia supina del fascismo con Italia. No creo tan descabellado decir que Gelsomina es la Italia creativa de la commedia dell Arte, y Zampanò el toro de la ignorancia emotiva.
iatlos
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