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Voto de Antonio Morales:
6
Thriller. Intriga Año 1962. Una glamorosa pareja norteamericana formada por el carismático Chester MacFarland (Viggo Mortensen) y la bella y joven Colette (Kirsten Dunst) se encuentra en Atenas durante unas vacaciones en las que recorren Europa. Durante una visita a la Acrópolis conocen a Rydal (Oscar Isaac), un joven estadounidense que habla griego y trabaja como guía turístico, situación que aprovecha para timar a turistas ricas. Atraído por la belleza ... [+]
12 de febrero de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thriller con vocación de relato clásico inspirado en la novela homónima de la tejana Patricia Highsmith (1921-1995), que era una de las máximas representantes de la corriente denominada “psicología criminal” dentro de la novela negra. En sus obras (“Extraños en un tren” o “El talento de Ripley”), el crimen es el resultado de la concatenación de una serie de hechos, consecuencia lógica de la forma de ser y de vivir de los personajes. Puede decirse que para ella existe una matemática del delito, según la cual la fatalidad viene engendrada inexorablemente por nuestros propios actos.

“Las dos caras de enero” guarda cierta similitud con “Ripley”, se desarrolla en la costa mediterránea, cambiando Italia por Grecia, hay un trío amoroso que enturbia la convivencia, también es un tipo con dinero que huye de su país, los Estados Unidos, aunque por motivos diferentes. Es la ópera prima del director y guionista anglo-iraní Hossein Amini, que narra las vicisitudes de Chester McFarland (Viggo Mortensen, actor infravalorado que merece más elogios), un maduro hombre de negocios de vacaciones en Atenas que viaja acompañado de su joven tercera esposa, Colette (una bellísima Kirsten Dunst) y otro norteamericano, Rydal (Oscar Isaac), un timador que se vale de su trabajo como guía turístico para desvalijar o “tirarse” a toda joven ingenua que se cruce en su camino.

Ambientada en 1962, dos años antes de la publicación del original literario, el film se articula formalmente como un thriller itinerante de suspense que gira básicamente en torno a la huida del adinerado matrimonio americano acompañado por un nada desinteresado Rydal, que acepta acompañarlos como traductor y guía, después de que tengan que abandonar con urgencia el hotel tras un encontronazo de Chester con un detective privado que le sigue por su oscuro pasado. Una trama de relaciones ambiguas, donde nadie dice la verdad, imperando la sospecha y la falsedad de las apariencias. Todo ese cúmulo de ambigüedades, celos y recelos lo expone el cineasta, en mi opinión, de forma correcta y con cierta parquedad expresiva de manera que la escasa tensión que emana de la película incluso en sus momentos teóricamente más intensos se debe, sobre todo, a ese aparente afán de contención por parte del realizador novel.

Nada desdeñable para ser su primera película aunque noto en falta una relación sexual explícita entre una carnal y atractiva Colette y el joven Rydal que no queda ciertamente constatada, siendo muy decisiva en la trama. Otro tema que encuentro poco desarrollado es la relación paterno filial que se intuye en la relación entre el joven que siempre adoleció y Chester, un truhán que se refugia en el alcohol para olvidar. La fotografía es luminosa en su primera parte con bellas estampas turísticas del país heleno, transformándose más oscura en su parte final en las calles de Estambul. El film no deja de ser la crónica de un perdedor perseguido por la fatalidad.
Antonio Morales
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