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Voto de Antonio Morales:
7
Drama El descubrimiento en una cuneta del cuerpo de un hombre brutalmente asesinado hará que las vidas de varias personas se entrecrucen en Los Ángeles. Un policía veterano y racista, su compañero novato e idealista, la esposa del fiscal del distrito, un tendero iraní, un acaudalado matrimonio negro... Entre estos personajes surgirán tensiones raciales, religiosas y sociales que ilustran la caótica vida de los habitantes de Los Ángeles. Debut ... [+]
26 de febrero de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película de Paul Haggis, guionista de la muy ponderada “Million Dollar Baby”, nos propone una historia coral, muy en la línea de “Vidas cruzadas” de Robert Altman o “Magnolia” de Paul Thomas Anderson. Para evitar la dispersión que con frecuencia lastra el género, el director nos revela desde la primera secuencia por boca del personaje encarnado por el soberbio Don Cheadle, el asunto de su película, que no es otro que el deterioro de los afectos, la incapacidad del hombre contemporáneo para entablar relaciones regidas por la confianza y la comprensión, la patológica interferencia de la paranoia y de una especie de rencor atávico en el trato con nuestros semejantes. La premisa puede antojársenos extremadamente adoctrinadora, sin embargo, pronto descubriremos, que Haggis no es director propenso al maniqueísmo o la blandenguería.

Ambientada en Los Ángeles, una ciudad atravesada por el fantasma del dolor, sobre el paisaje de fondo de los odios raciales, “Crash” nos presenta una galería de personajes que esconden un nido de víboras en el alma y anhelan desesperadamente una redención. Personajes cercanos al estilo Paul Schrader, oprimidos por una condena que llevan inscrita en los genes, que se retuercen en una demorada agonía que admite pocos momentos de alivio. Su capacidad para infligir dolor al prójimo es directamente proporcional al dolor que ellos mismos soportan: así, por ejemplo, el racista agente de policía Ryan (Matt Dillon) desagua la exasperación que le provoca la enfermedad de su padre abusando de su autoridad; Jean (Sandra Bullock), la mujer del fiscal, tras sufrir un robo callejero perpetrado por una pareja de negros, disfrazará de un racismo indiscriminado los síntomas de su depresión; Daniel (Michael Pena) es un cerrajero hispano a quien un comerciante persa convertirá injustamente en diana de su furor cuando asalten su negocio; el detective Graham (Don Cheadle) se verá atapado en la telaraña de la corrupción política, mientras trata en vano de salvar a su hermano de las garras de la delincuencia.

Son algunos de los personajes que Haggis elige para entretejer su tapiz de vidas calcinadas, errabundas en un infierno que adquiere contornos cotidianos. Cuando sus existencias se entrelacen, darán forma y nombre al que alude la película, choque o colisión. Tras un comienzo renqueante y algo farragoso, la narración gana fuerza aflictiva a medida que avanza. Haggis ha sabido combinar a la perfección las estrategias del melodrama con un naturalismo muy atento a la problemática social de nuestro tiempo; la mezcla, desgarradora y áspera, se sirve, además, de un estilo visual “sucio” (barridos de cámara, tomas un tanto descoyuntadas, primerísimos planos que convierten las circunstancias fisonómicas en estados anímicos) que contribuye a subrayar ese clima de claustrofobia moral que se cuece ante nuestros ojos.

Gracias a un excelente plantel de actores, la película te atrapa y mantiene un ritmo hipnótico en el devenir de los personajes entrelazados. Haggis nos propone una catarsis como válvula de escape a las muchas emociones que hemos ido viviendo durante la proyección, sin embargo, nos permite vislumbrar, entre la escombrera del sufrimiento, un atisbo de esperanza. Y es que la esperanza siempre brota, incluso en medio de la desolación, como una flor raquítica.
Antonio Morales
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