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Voto de Antonio Morales:
9
Drama Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), los soldados supervivientes, algunos con taras físicas, regresan a los Estados Unidos. Aunque al principio se les trata como héroes, poco tiempo después comienzan a verse marginados. (FILMAFFINITY)
5 de marzo de 2015
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wyler es por méritos propios uno de los mejores narradores clásicos, en “Los mejores años…” se vertebran perfectamente en una estructura unitaria tres historias que quieren reflejar, a modo de retrato social, los problemas de la reinserción de los combatientes tras la guerra. El guión dosifica un relato sin altibajos ni efectismos, casi como en un tono menor de la vida cotidiana, con el ritmo adecuado para que el largo relato se haga liviano. El tratamiento que hace Wyler de la historia tiene un difícil equilibrio en el que rehúye la dramatización excesiva y para ello intercala ciertos toques de humor. El film se inscribe entre ese CINE con mayúsculas capaz de recrear la VIDA con mayúsculas. Sus ilusiones, afectos, conflictos y deseos, el episodio del soldado que pide un préstamo para montar una granja es significativo de las dificultades de esa reinserción. Tres pruebas esperan a los protagonistas, compuesta por tres bloques dramáticos: la prueba del amor, la prueba de la familia y la prueba del trabajo.

Los tres veteranos que regresan juntos a casa mientras rememoran lo vivido y lo que les espera, son protagonistas positivos que, además de mostrar su valor en el campo de batalla, luchan ahora en otra guerra tanto o más difícil: Homer (Harold Russell) ha de sobreponerse a los prejuicios sobre su invalidez; Fred (Dana Andrews) a un matrimonio que ha fracasado en su ausencia; y el maduro Al (Fredric March), un trabajo que ya no le satisface lejos de sus preocupaciones actuales. El tiempo pasado en el frente ha supuesto una fractura inexorable en la vida de esos hombres. Por ello, se plantean una nueva etapa, una nueva perspectiva, dejar atrás el pasado en aras de un futuro por construir. Ahora puede parecer anacrónico según el punto de vista, pero en aquella época la película planteaba el matrimonio y el trabajo como pilares sobre los que se debe basar la felicidad y recuperar el tiempo perdido en una guerra que les robó a muchos, los mejores años de su vida.

Fotografiada magistralmente en blanco y negro por Gregg Toland, resulta curioso que es más conocido por ser el operador de “Ciudadano Kane” que por los estupendos trabajos para Wyler, este emotivo film humanista fue producido por Samuel Goldwyn, uno de los productores más prestigiosos de la historia. Adaptación de una novela de MacKinlay Kantor, titulada “Glory for Me…”. En cuanto a la maestría de Wyler, nunca he podido entender lo que para unos críticos es precisión y sabiduría, en los trabajos de Wyler lo denominaban academicismo rutinario, en fin, llámenlo como quieran porque yo lo tengo claro, William Wyler es uno de los más grandes cineastas de siempre.
Antonio Morales
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