Moneyball es Brad Pitt y una vez mas demuestra que es un buen actor aunque sin llegar a los registros de los clásicos. La película sobre el mundo de beisbol es rigurosamente creíble y bajo una premisa argumental interesante y muy poco convencional, lo cuál la hace justificarse así misma con todo y sus muchas debilidades relacionadas al exceso de centimetraje y un epiléptico como desconcertante manejo de la emoción dramática alrededor de la naturaleza del juego en si con todas sus estrategias y misterios. La cámara se queda demasiado tiempo en Pitt y descuida a los otros actores.