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Voto de ialpresa:
9
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7,8
41.052
Romance. Drama
Hong Kong, 1962. Chow, redactor jefe de un diario local, se muda con su mujer a un edificio habitado principalmente por residentes de Shanghai. Allí conoce a Li-zhen, una joven que acaba de instalarse en el mismo edificio con su esposo. Ella es secretaria de una empresa de exportación y su marido está continuamente de viaje de negocios. Como la mujer de Chow también está casi siempre fuera de casa, Li-zhen y Chow pasan cada vez más ... [+]
20 de abril de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Deseando amar» encarna ese intrincado gerundio, haciéndose cargo de todas las desgarradoras incertidumbres que conlleva. Como escenario, despliega un laberinto de pasillos y escaleras en el que los amantes no pueden más que acabar cruzándose. Estos cruces también se sugieren mediante lo que podríamos llamar «quiasmos visuales», o sea, escenas que se entrelazan como paralelismos cruzados (v.gr.: la mujer sale de un restaurante y camina por la acera, inmediatamente después, en una escena paralela pero cruzada, invertida, el hombre camina por la misma acera pero en sentido contrario y entra en el mismo restaurante que unos segundos atrás había abandonado la mujer).
La atmósfera húmeda por las lluvias torrenciales, la voz de Nat King Cole, el humo de los cigarros extendiéndose sobre lámparas y paredes de colores vivos; todo ello, va a crear un ambiente de clímax, de erupción volcánica. Las escenas se suceden con la fluidez del oleaje; tanto que, en ocasiones, no podría advertirse el cambio de día, de fecha, si no fuera por el cambio de vestuario. Pero si hablamos de la sensibilidad, extraordinaria, de la película, hay algo que no podemos dejar de mencionar: la cámara. Ésta se comporta, unas veces, como si rehuyera el contacto directo con la mirada de los protagonistas, mirada vertiginosa y rebosante de pasión; otras veces, se diría que la cámara está escondida, que es incluso una cámara oculta, lo que permite que se perciba la escena como más íntima, espontánea, sincera y verdadera (v.gr.: escena grabada a través del espejo, recogiendo el reflejo con la cámara).
La atmósfera húmeda por las lluvias torrenciales, la voz de Nat King Cole, el humo de los cigarros extendiéndose sobre lámparas y paredes de colores vivos; todo ello, va a crear un ambiente de clímax, de erupción volcánica. Las escenas se suceden con la fluidez del oleaje; tanto que, en ocasiones, no podría advertirse el cambio de día, de fecha, si no fuera por el cambio de vestuario. Pero si hablamos de la sensibilidad, extraordinaria, de la película, hay algo que no podemos dejar de mencionar: la cámara. Ésta se comporta, unas veces, como si rehuyera el contacto directo con la mirada de los protagonistas, mirada vertiginosa y rebosante de pasión; otras veces, se diría que la cámara está escondida, que es incluso una cámara oculta, lo que permite que se perciba la escena como más íntima, espontánea, sincera y verdadera (v.gr.: escena grabada a través del espejo, recogiendo el reflejo con la cámara).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Wong Kar-Wai nos presenta una historia del amor sin consumar; en buena medida, porque los dos protagonistas prefieren no caer en la infidelidad de la que ambos han sido víctimas. Si tuviera que destacar una escena, sería esa «primera cita» con «Aquellos ojos verdes» de fondo. Si bien la canción augura una velada romántica, ésta acaba por convertirse en una noche para el desengaño: para disimular una actitud descarada, por excesivamente observadora, los protagonistas, en lugar de elogiar directamente lo bien que le sienta al otro cierto complemento (el bolso a la mujer, la corbata al hombre), preguntan dónde lo han adquirido, para así poder regalar dichos complementos a las parejas respectivas. ¡Qué delicadeza! Sin embargo, ambos responden que sus complementos son regalos de sus respectivas parejas, regalos que habrían sido adquiridos durante viajes de negocios. Finalmente, ambos caen en la cuenta de que sus parejas ya tienen los complementos de los que hablaban, y es entonces cuando sospechan que sus parejas están teniendo una relación extramatrimonial: la infiel, habría comprado, en su viaje, la misma corbata para su marido y para su amante (el marido de la protagonista), y al contrario, el infiel habría comprado, en su viaje, el mismo bolso para su esposa y para su amante (la esposa del protagonista). Es digno de mención el hecho de que los infieles no salen en toda la película, lo que puede interpretarse como que la trama principal de la película no es el desengaño, es el enamoramiento en un contexto de desengaño. El «deseo de amar», que no acaba de encontrar su cauce en toda la película, consigue, al menos, ser verbalizado en la escena final; eso sí, las palabras concretas de nuestro protagonista solo las conocen los muros de Angkor Wat.