La película no aporta nada nuevo a las de su género en las que un hermano es un policía con una larga carrera en el cuerpo, y el otro un delincuente que según va pasando la vida se va metiendo en líos que cada vez resulta más complicado que tengan un buen final.

Chris ( Clive Owen) sale de prisión después de varios años encerrado. Su hermano Frank (Billy Crudup) y su hermana Marie (Lili Taylor) le esperan a la salida de la cárcel. Pero a pesar de este hecho, la relación entre los dos hermanos está deteriorada desde mucho antes de que Chris entrase en prisión.
Tras la libertad de Cris tratan de ser una familia convencional, celebrando junto a su padre (James Caan) acción de gracias, y Nochebuena. Frank ayuda a Chris a encontrar trabajo y alojamiento, y conoce a Natalie (Mila Kunis) por lo que tiene todo al alcance de su mano para rehacer su vida. Pero el poder conseguir dinero rápido vuelve a tentar a Chris, mientras Frank va teniendo problemas para desarrollar su labor policial.

Su director y guionista, Guillaume Canet, acierta a la hora de contar una historia entretenida en la que las relaciones familiares pasadas, se pueden perdonar pero no olvidar. Siempre habrá en el subconsciente de un familiar, algo que hayas hecho y que en alguna ocasión te lo pueda soltar de improvisto en una discusión. Ahí se acerca al espectador, porque a pesar de lo que te haya podido hacer, es tu hermano y se le perdona toda. Pero no tiene gran tensión, decae en muchos momentos, cosa que facilita el excesivo metraje, y no hay ápices de originalidad.