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Cuba Cuba · La Habana
Voto de dariel:
9
Drama Cuba, años 90. Laura, profesora universitaria, ha perdido la capacidad de soñar. Su hija adolescente se mueve en un mundo fantástico. Su vida se convierte en una pesadilla. Las relaciones entre madre e hija, llenas de extrañezas, incomprensiones y acercamientos, se proyectan como una necesidad de preservar cada una su utopía. (FILMAFFINITY)
5 de abril de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los gestos que más admiro y agradezco en las películas de Fernando Pérez, es mostrar (a mi juicio) algo muy similar a personas auténticas, en lugar de personajes; individuos reales, esos que muchas veces por simples escapan a cineastas y novelistas, y no arquetipos prefabricados del “cubano” típico. En Madagascar no existen héroes ni villanos, solo personas intentando sobrevivir espiritualmente de la angustia que implica la lucha por encontrarse a uno mismo. Me llamó la atención y me puso a pensar, el simbolismo de una escena en la cual Laura examina la foto de una movilización en un periódico y, buscándose entre la gran multitud con una lupa, se pregunta: “¿Dónde estoy yo?, ¿dónde estoy yo, Dios mío?”.

Me parece una película honesta, en la que se refleja la inseguridad de los seres humanos cuando les imponen una realidad similar a la cubana de la primera mitad de los noventa. También expresa la escapatoria que muchos encuentran en “tomarse un descanso” (parafraseando a Laurita), en enajenarse, en vivir en una fantasía, como formas de buscar un equilibrio. Así intenta vivir Laurita, quien le dice a su madre que se va de viaje para Madagascar porque “es lo que no conozco”, o le reprocha que “yo sé lo que yo no quiero: (…) ser como tú”.

Más allá del tono pesimista que muchos puedan apreciar en Madagascar, la película se centra en el comportamiento emotivo de sus personajes, el cual está fuertemente condicionado por la época y sociedad que se ambienta. De hecho, el escenario en que se desarrolla, más que social o político, es emocional. No considero que sea un filme sombrío y pesimista por el hecho de hablar de tragedias y conflictos humanos. Si bien es cierto que se muestran, a veces en forma de preguntas, inconvenientes para el logro de la felicidad, considero que es necesario conocerlos para vencerlos y superarlos, mejor que tapar los ojos y pensar que no existen. En este sentido, Madagascar me deja más preguntas que respuestas, pues no le veo una intención didáctica ni de lección de ética, más bien creo que propone una libertad interpretativa a quien la vea. De esta manera (me lo sugiere especialmente la última escena), los personajes de la cinta andan en busca de su propia felicidad, donde puedan encontrarla… incluso en Madagascar.
dariel
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