Toda saga tiene su final, y henos aquí ante el carismático punto ¿final? de Piratas del Caribe. Cometí el craso error de acudir al cine sin haber visto previamente la segunda parte de la trilogía, lo cual me supuso un calvario a la hora de entender qué importancia tenia el corazón del "agraciado" Davy Jones, de dónde salia el capitán Barbossa (a la postre, el personaje que salva la película y rompe con el tópico - aunque siempre brillante- Jack Sparow), las desavenicencias pre-coyungales entre Elizabeth y Will Turner, etc.

Así pues, queridos cinéfilos, no cometáis mi mismo error y dejaos caer por el videoclub o apelad a la caridad de un amigo/a para ver "El cofre del hombre muerto", o pasareís más tiempo devanandoos los sesos para entender la trama que disfrutando de excelentes escenas de acción, que si acaso pecan de reptir la fórmula "ingenio y gracia+ estocadas y arcabuzazos" por doquier.

En cualquier caso, es un digno final (aunque esta gente de Disney gusta de los finales abiertos, con lo que crispa eso al espectador) para la saga, sin olvidar puntos extremadamente graciosos a cargo del bueno de Jack, de Barbossa y de otros personajes espontáneos que a muchos sonarán y arrancarán una sonrisa (ojo al "papi" de Jack).

¿Elementos sobrantes? Los de siempre. Un Orlando Bloom tremendamente soso, una heroicidad forzada que el guión impone a Kiera Knightly, y esa historia de amor que parece tener como única razon de ser llenar un par de minutos de film y aplacar la sed de romanticismo de las jovenzuelas que suspiran por el guapo actor en cuestión.

Destacar por ultimo, y grosso modo, como virtudes la trepidante marcha de la historia, los engaños y artimañas piratescas, y un final que podría haber sido más espectacular, pero que cumple con creces el cometido de cualquiera que, como yo, va al cine a disfrutar y poco pensar.

Un saludo!!