No sé lo que otros le verán a esta cosa que yo no definiría como cine, pero sí sé lo que le veo yo: la durísima jeta que tiene ese Pedrito y lo gilipollas que fui cuando me puse a verla, eso sí, era la primera (y la penúltima) película suya que veía (eso fue hace bastantes años) y aún no se me había confirmado la más que evidente (al menos para mí) ineptitud e incapacidad de este tío.
He dicho que fue la penúltima de sus películas que vi. La última fue "Tacones lejanos", y de hecho no sé ni por qué la vi. Creo que tal vez yo en ese momento estuviera de un humor magnánimo y condescendiente y decidiera darle un pequeño voto de confianza, que por supuesto quedó completamente defraudado.
Ese cineasta del tres al cuarto jamás ha conseguido conectar conmigo ni lo más mínimo, y me mantengo lo más lejos posible de su estela, negándome a ver ningún otro engendro que le dé por sacar para reírse en los morros del personal (pero no en el mío).
Esta crítica va conjuntamente para todas las cagarrutas pseudo-cinematográficas de este tío, así que no volveré a mencionarlo nunca más, a no ser que me dé por comparar con las suyas otras películas igualmente malas.
A mí este tipo no me la da y no cuela su rollo de lo "typical spanish chabacanish cutrish". A Dios gracias me alegro un montón de no verme representada ni por asomo en las mujeres que salen en esta película, porque sencillamente me considero una mujer normal y corriente y no veo que esas tías representen lo que yo soy, ni me producen deseos de emularlas, ni me invitan a soñar, ni me despiertan un solo ápice de empatía. Y para qué hablar de los hombres que salen. Sólo falta completar el pastelón almodovariano con una ceremonia de castración colectiva a la que probablemente muchos de esos critiquillos hollywoodienses darían una interpretación post-freudiana con influencias fálicas y tras lo cual se quedarían tan satisfechos al haber realizado su buena obra del día: convertirse en expertos sobre la cultura spanish castiza y cañí.