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Voto de Vivoleyendo:
7
Drama Higinio y Rosa llevan pocos meses casados cuando estalla la Guerra Civil, y la vida de él pasa a estar seriamente amenazada. Con ayuda de su mujer, decidirá utilizar un agujero cavado en su propia casa como escondite provisional. El miedo a las posibles represalias, así como el amor que sienten el uno por el otro, les condenará a un encierro que se prolongará durante más de 30 años.
24 de diciembre de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eso fue auténtico confinamiento; nada que ver con lo que nos ha ocurrido con la pandemia de coronavirus. Aquellos “topos” no sólo se arriesgaban a que los ejecutaran si los descubrían, sino que ponían en peligro a quienes los mantenían escondidos. Y encima en esos tiempos no había las comodidades de ahora. En aquella España devastada, el encierro tenía que ser realmente penoso. Y la única ventaja era que estaban en su propia casa y contaban con algún ser querido que atendía a sus necesidades.

Por lo demás, aquello era prácticamente una condena a cadena perpetua.

Mirando la vida pasar a su alrededor y ellos como impotentes testigos silenciosos que únicamente pueden intervenir de puertas adentro cuando no hay moros en la costa. Sin sentir la luz del sol. Todo su mundo reducido a unos pocos metros cúbicos. Los años se deslizan sin piedad, ahí fuera todo va cambiando a un ritmo vertiginoso y ellos permanecen detenidos en ese limbo casi inmutable, cruelmente dulce con su ilusión de traicionera seguridad. Espíritus invisibles por la fuerza de la costumbre, atrapados en una dimensión suspendida en el vacío donde sólo aguarda el olvido.

La película refleja esa sensación de la vida que se escapa inexorable en un mísero cuartucho, con la compañía culpable de esas escasas personas que son toda su conexión humana con el exterior; las voces al otro lado de la pared; las siluetas de los vecinos atisbadas más allá de las ventanas; la frustración de no poder intervenir, sobre todo si alguna amenaza se cuela en la casa; aprender a sobrellevar ese sentimiento de cobardía; los problemas de pareja que se hacen endémicos y se infectan en la más forzosa de las convivencias.

Ha recibido duras críticas por lo difícil que es entender muchos de los diálogos. Yo misma reconozco que, aún procediendo de una zona de habla ceceante como Higinio y Rosa, he tenido que escuchar bastantes frases varias veces porque no me enteraba, cosa que muy rara vez me ocurre en mis conversaciones cotidianas y mira que estoy acostumbrada a todo tipo de acentos andaluces, sobre todo los de la parte occidental. Algún fallo grave de dicción hay, o de sonido. Y eso que, irónicamente, tiene un Goya al mejor sonido.

Por otro lado, es verdad como ya han comentado por ahí que está muy claro de dónde vienen las subvenciones y por dónde van los tiros ideológicos, nada nuevo bajo el sol en cualquier película española sobre la Guerra Civil (es triste que a día de hoy se siga haciendo la rosca descaradamente a los que están en el poder, en el fondo no se ha avanzado tanto desde aquel sonrojante cine propagandístico del franquismo por más que se piense que se ha progresado mucho). Pero en fin, prefiero entrar lo mínimo en esos temas, como ya he insinuado en alguna otra crítica, el asunto del peloteo ideológico a mí personalmente me resbala bastante. Simplemente lo señalo por avisar a quienes ya están hartos de esa falta de originalidad.

No me ha resultado una película redonda, ni impresionante, ni siquiera de lo mejor que he visto últimamente (como mucho a la altura de otras que tampoco me parecen maravillas), pero nos regala algunos momentos de gran tensión psicológica y de mucha emoción, sobre todo ese final en el que es difícil no notar el empuje de unas lagrimillas furtivas que pugnan por salir, queriendo vencer esa agorafobia que se apodera de las almas que se han resignado a su prisión.
Vivoleyendo
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