Esto es Nueva York. Esto es una gran ciudad vista por dentro, en sus recodos menos favorecedores. Un desfile de despropósitos y personajes a cada cual más excéntrico. El eco de los males de la actualidad, de la soledad existencial y de la mala estrella en la que se hunde una elevada porción de individuos.
Scorsese vuelve a dirigir su foco, pero esta vez en clave de humor muy negro, hacia ese crisol que es la Gran Manzana. El Nueva York nocturno, amenazante, alocado, surrealista, psicodélico.
Paul Hackett, un corriente y moliente empleado informático, entra en contacto casual con una dicharachera chica en una cafetería al salir del trabajo, y ahí se abren las compuertas a lo inesperado, a lo delirantemente extraño, penoso, hilarante y onírico.
Una incursión de pesadilla por el Soho que extrae alguna carcajada, con personas y conversaciones atípicas, situaciones descolocadoras, huidas precipitadas, carreras a vida o muerte, y locales trasnochadores con la más diversa fauna noctámbula. Un mordiente espejo de los subterráneos urbanos en una madrugada de infarto, en la que un joven aburrido de su rutina tiene la corazonada de pasar un rato agradable con una mujer a la que acaba de conocer. Y no podría ni imaginar a dónde le conducirá esa llamada telefónica…
La mejor baza es la capacidad de sorpresa. Estar tan perdidos como Paul, sin tener ni idea de qué será lo siguiente que sucederá en esa noche loca en la que los elementos y la mala suerte parecen haberse confabulado. Es la mayor apuesta de esta comedia ácida en la que los imprevisibles giros del guión contagian el estupor de un hombre metido sin comerlo ni beberlo en los lugares menos indicados, a horas intempestivas.
Un agudo análisis y retrato de los variados y maltrechos entresijos de toda gran urbe, en este mundo desaforado.