Altman tomó los arquetipos del cine negro clásico y los moldeó a su estilo y época. El Marlowe de Elliott Gould es diferente a lo que vimos anteriormente con Bogart, Mitchum o Dick Powell, este es más simpático, le cuesta más obtener la información y no oculta tanto sus sentimientos tras una coraza de rudeza y cinismo. El Marlowe clásico se movía en su ambiente natural, con personajes similares a él, mientras que el Marlowe moderno aunque ha cambiado mantiene el toque clásico (de héroe romántico que esconde sus ideales) a diferencia de los demás personajes de The Long Goodbye, quienes mayormente son cínicos al 100%.
Solo basta mirar el contraste entre la personalidad y caracterización de Marlowe y la de su amigo Terry, o la del jefe de la mafia, o la de sus vecinas hippies, o la de la señora Wade. Marlowe solo parece entenderse con el personaje del viejo escritor decadente interpretado (no casualmente) por una gloria del cine negro clásico como Sterling Hayden.
Además, el mantener los geniales dialogos irónicos típicos del noir le aporta muchísimo a la película, junto al toque cómico que nos da escenas geniales como las del gato o las del imitador de estrellas clásicas de Hollywood.