Un interesante filme militarista, que nos sumerge en los pormenores castrenses reivindicando la lealtad, el honor, la convicción, la disciplina y la lucha a ultranza por la defensa de los principios, donde el tirar todos para el mismo lado es lo que brinda la fuerza que puede doblegar adversidades.

La cinta es sumamente efectiva como propuesta de acción, quizás un tanto extensa en su metraje, pero no aburre y se la puede mirar con entusiasmo gracias a un atractivo duelo entre la corrupción y el abuso de autoridad versus la férrea decisión de poner en práctica lo éticamente correcto a cualquier precio.

La historia es apasionante, una batalla física y psicológica donde un coronel autoritario director de un centro de detención tendrá que poner fin a la resistencia impuesta por un prisionero con mucho peso específico que fue asignado en su prisión.
Así habrá tiempo para una estimulante sublevación donde todo vale para derrocar la tiranía y el abuso de poder.

Grandes interpretaciones en los protagónicos, un interesante duelo de actuaciones se traba entre Robert Redford y James Gandolfini, el cual le da mucha convicción y realismo al relato.

También estamos en presencia de una película muy atractiva desde lo visual, con gran recreación carcelaria, buenos efectos especiales, una intensa y emotiva partitura, y un acorde vestuario para darle un realce creíble a un argumento atrapante -y para nada edulcorado- de principio a fin, aunque un tanto exagerado e inverosímil en algunos pasajes.

En fin:
Lo mejor: que es entretenida, emotiva e intensa como para pasar un rato divertidos con temática castrense.
Lo peor: que por allí sea un tanto licenciosa en algunos pasajes, donde se desequilibra la credibilidad de las situaciones narradas para dar lugar al siempre molesto patriotismo desmedido norteamericano.