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Voto de pablo garcia del pino:
10
Romance. Drama. Ciencia ficción Un hombre (Hugh Jackman) realiza dos viajes: uno al pasado, a la España del siglo XVI, y otro al futuro, al siglo XXVI. Su objetivo es salvar la vida de su esposa enferma de cáncer, pero para ello tendrá que encontrar el legendario árbol de la vida cuya savia proporciona la inmortalidad. (FILMAFFINITY)
22 de febrero de 2008
8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llegó el día grande de "La fuente de la vida". Su evangelio de talento y penetración, para muchos, resultó oscuro. Pero todos sabemos que cualquier evangelio se nutre de prohibiciones, viejos pecados, rasgamientos de vestiduras, y, finalmente, de total incomprensión. Yo, como Aronofsky, prefiero la caridad contenida en el libro ardiente de la imaginación, de la inteligencia y de la fantasía. Que vacilen los tibios. A mí me encanta la obra evangélica, más arrojada y fascinante, con todo su sabor de buena nueva, que nos lanza Izzi Creo (Rachel Weisz) la protagonista:
"El Libro Maya de la verdad"
Hugh Jackman, magnífico, y Rachel Weisz, fascinante, abordan esta odisea fantástica de un reencuentro cautivador más allá de la muerte, a través del tiempo. El doctor Creo, atravesando el espejo de la realidad, beberá de la savia del árbol legendario capaz de otorgarle la vida eterna en esa Xibalba glorificada por su esposa enferma. Su libro de aventuras Isabelinas en la España de los conquistadores del siglo XVI será así finalizado, tras ese sueño de amor eterno. Dadle la explicación que mejor os complazca, bajo ese cielo como una esponja ardiente de dorados resplandores de estrellas; sentid caridad por ese amor multiplicado más allá del ensueño, en la Xibalba de los Mayas. Ofreceos al sacrificio de la ficción como hace el protagonista, sometiéndose a la voluntad que le impone la muerte y recorriendo todas las sendas que lo lleven hasta ese mitológico árbol de la vida. Mr. Creo acabará depositando una reseca semilla en la tumba de Izzi, tras protagonizar su fantasía y su esperanza de un nuevo reencuentro en Xibalba, una embelesadora búsqueda del sentido de la vida y de la muerte que nos pertenece a todos: ¿no será esta nuestra auténtica igualdad evangélica?... Aronofsky la acata con la mágica obstinación de un dogma.
La música, impresionante y memorable, de Clint Mansell culmina este cuajado de áureas centellas, esa torrencial y espejeante hondonada, aún resplandeciente, de la nebulosa mortecina, con sutil misterio, con un sabor de magnificencia, que, como el guerrero Maya de la historia Isabelina, todos acabamos por creer y aceptar que nos hallamos en presencia del Enviado del Cielo: el Primer Padre; y nos dejamos arrastrar por el oreo de esos jardines crepusculares del Árbol de la vida, y beber de su savia, y elevarnos, en esa culminación explosiva y rutilante de la figura deformada de Hugh Jackman, hasta las galas áuricas de Xibalba, en una nueva muerte como acto de creación y renacimiento. Probablemente no exista aclaración que resumir pueda esta flamante y exuberante propuesta con que Darren Aronofsky trata de hechizarnos. ¡No importa! Yo me reinvento con él, evoluciono con su fantasía, y me coloco en el bando de los que le aplauden. La elección también es vuestra: disfrutad con "La fuente de la vida", u odiadla. Realmente, este film es algo aparte. V.O. obligada.
pablo garcia del pino
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