"Drive" sorprende. Aunque tiene algunas de las mejores secuencias automovilísticas de los últimos años, el protagonista rara vez conduce a altas velocidades. La fantástica escena inicial en las cercanías del Staples ya demuestra que, pese a no tener carnet, Nicolas Winding Refn sabe de que está hablando y no va a caer en momentos absurdos con muchas explosiones.

Ryan Gosling saca el máximo partido posible de sus recursos, siendo carismático con pocas palabras, un palillo y una cazadora pasada de moda. La historia es puro noir, pero se permite a cada intérprete explorar a su personaje de una forma original. Uno de los mejores casos es un Oscar Isaac magnífico, desmontando varios tópicos del género.

La historia de amor que surge entre el protagonista e Irena (Carey Mulligan) está contanda con elegancia y finura. El entramado urbano de Los Ángeles da un abanico de posibilidades que el film explota con esa difícil sencillez que tienen las narraciones bien hechas.

A todo ello se suma un casting cuidadísimo, con luminarias como Ron Perlman, Bryan Cranston o Christina Hendricks. Como han atinado otras críticas previas, hay una conexión fuerte entre este micro-universo y el western "Raíces profundas".

Absolutamente recomendable. No es, simplemente, otra película de coches corriendo furiosos en la autopista.