Joseph Gordon-Levitt pone la carne en el asador en su debut en la dirección, contando una historia peculiar que evitar caer en los muchos tópicos que presenta el género escogido, más hoy en día. El propio arranque de la cinta ya llama la atención, reflejando un tema tan real como poco propicio para lograr atraer al público a la cartelera: la adicción de un chico integrado y bastante popular, de gimnasio y con sus conquistas de viernes por la noche, al porno que puebla la red.

Justo cuando parece haber encontrado la pareja ideal, la siempre espectacular y sensual Scarlett Johansson, el pequeño secreto de don Jon comienza a ser un problema más serio de lo que parece. ¿O no? A pesar de que, sobre el papel, ha encontrado la clase de mujer por la que suspirarían todos sus colegas y lo que lo convertirían en el macho alfa de la manada de la discoteca, algo no parece encajar en su vida.

A destacarse asimismo la interpretación de Julianne Moore, componiendo otro personaje muy personal y que resultará, a la postre, fundamental en el desarrollo de la trama. Triángulos amorosos curiosos y una percepción muy atinada de algunos de los hábitos y vicios (la hermana completamente adicta al móvil, incluso en la mesa, pero que es capaz de dar clarividentes consejos de cuanto en cuanto) de toda una generación.

Don Juan ha cambiado sus hábitos y lugares de esparcimiento, pero sus méritos y sinsabores siguen estado a la orden del día.