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España España · teruel
Voto de simón:
10
Drama Un hombre de mediana edad decide suicidarse. Su única preocupación es encontrar a alguien que le ayude y se comprometa a enterrarlo. Esta situación le permite conocer a una gran variedad de personajes. (FILMAFFINITY)
26 de abril de 2011
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque sé que casi nadie va ni siquiera intentar comprender mis sentimientos, sólo yo conozco cual es mi dolor, cual el resentimiento, cuánta es la desgracia de la que nunca me he podido liberar. Sólo yo sé cuales son mis verdaderos límites y ya hace tiempo que mi capacidad de resistir ha sobrepasado todo lo soportable; sólo yo sé cuánto he luchado para que mi vida fuese diferente, pero ya estoy cansado y nada de lo que pueda suceder en un futuro conseguirá calmar mi angustia.
Esperanza, qué es eso, nunca he comprendido bien qué significa esa dichosa concatenación de vacíos fonemas, para mí no es más que una palabra que nunca ha llenado de contenido mi existencia.
Ilusiones, sí, quizá en algún momento de mi vida haya podido albergar algún tímido momento de pasajera dicha al calor de su vaga sensación, pero ese breve instante ya ha pasado, el tiempo de comenzar nuevos proyectos, de ilusionarse por lo que la vida aún me ha de ofrecer ya ha terminado; es verdad que todo tiene su momento y por consiguiente su final es inherente y necesario, pero no es menos cierto que el tiempo de las ilusiones siempre es el primero en expirar en este camino del desengaño que conduce irremediablemente hacia la desaparición.
No quiero hablar de la soledad que me acompaña desde hace tiempo, ni la sensación de fracaso de la que nunca he conseguido liberarme, ni tan siquiera de la sombra que ensombrece mi ya agostada alma cada vez que veo descubrirse el alba, para qué.
Nunca he entendido la capacidad de ser humano para esquivar la consciencia de la finitud del alma, de su amarga temporalidad, de la inutilidad de sus actos ni la profunda estela de frustración de los mismos, así como la brevedad de sus sentimientos; nunca he llegado a comprender su facilidad para olvidar su único y último destino y cómo todo lo que quiere algún día ha de desaparecer para siempre.
Y conozco todo lo que podría reprocharse de mi decisión, ya sé que intentarán convencerme de todo lo bello que tiene la vida, de su grandeza, de todos esos intensos destellos que la hacen única e irrepetible para cada ser y que la dotan de sentido, pero para mí todo eso ya ha pasado, ese momento de ilusionarse por lo que habría de llegar se ha agostado al calor de la frustración de la inutilidad del sufrimiento, del mío y del dolor de todos los que en algún momento me han querido.
Por todo, adiós a todos, no creo que nunca ya volvamos a vernos, aunque de todas formas, ¿a quién le importa?
P.S: las cerezas saben muy mal.
simón
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