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España España · Madrid
Voto de Bosco:
9
Comedia. Musical. Romance Valladolid, 1989. David y Layla acaban de empezar Octavo de E.G.B. y a ambos les encanta el grupo “Hombres G”. También se gustan mucho entre ellos, pero como a David le aconsejan tan mal sus amigos, todas las cosas que hace para conquistarla terminan siempre siendo un fracaso. A pesar de todo, los dos se hacen inseparables y siempre se lo están pasando bien. Muy bien. Valladolid. Poco más de treinta años después. David y Layla no se han ... [+]
15 de agosto de 2022
19 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿A qué suena el primer amor? ¿Ese amor desbocado, ciego y torpe de las primeras veces? ¿Esa corriente que todo lo arrasa y que, de forma inexplicable, te hace pasar de la risa al llanto y del llanto al baile? Para toda una generación el primer amor sonaba a Hombres G. Y hoy, de la mano de uno de esos niños ochenteros, ese sentimiento se ha hecho película.

Porque cuando hablamos de “Voy a pasármelo bien” no estamos hablamos de la comedia del verano. Estamos hablando de un clásico instantáneo del cine español. De unas actuaciones brutales con una química excepcional, de un guión perfecto en su sencillez y de los mejores números musicales que se han hecho para la gran pantalla en nuestro país. No en vano, estamos hablando de David Serrano, el genio tras el telón de “Hoy no me puedo levantar” o “Billy Elliot”. Aunque aquí deja los grandilocuentes escenarios para contarnos una historia pequeña, pero emotiva y del todo personal.

Nos situamos en un Valladolid de ensueño, donde los “Hombres G” servirán como hilo conductor de una historia de amor preciosa a través de los años. Pero, al contrario de lo que pueda parecer, la nostalgia no es el motor de la trama ni el motivo por el que el espectador se emocionará al ver un walkman, galerías preciados y la "Mirinda". Estos sólo son un bonito complemento que adorna la trama. Porque, aunque la nostalgia haga las delicias de cualquier boomer, no es el alma de la película. La razón por la que cualquier espectador de cualquier edad se descubrirá con un nudo en la garganta y una sonrisa en la cara durante toda la película es porque “Voy a pasármelo bien” es pura verdad.

Esa verdad que nos habla del primer amor, sí, pero también de los sueños frustrados, la aceptación, madurar, crecer, quererse a uno mismo y verse apoyado en la amistad. Descubrir que, como el personaje de Luis, siempre hay otra forma de ver la vida. La bonita, esa que, aunque te encuentres repleto de mierda, la mierda te sabe a victoria y se celebra con un primer beso. Esa que, aunque sea un beso de despedida, signifique un “Hasta luego, ya me lo devolverás”.

Porque, ante todo, “Voy a pasármelo bien” es puro sentimiento. Pasión. Cariño y ternura. Es pura magia, detalle y sencillez. Es la magia de hacer sencillo lo difícil. De poner el corazón en lo que haces y dejarse llevar. Es una simple sacudida de dedos vista de espaldas. Es sacar la lengua al chico que te gusta. Hacerse el chulo y quedar como un imbécil fumando cigarrillos mentolados. Es el lenguaje secreto, cómplice de dos niños que se olvidan, vuelven y arrasa treinta años después. Son las absurdas expresiones de nuestra infancia, sí, pero también son las absurdas expresiones de ese grupo de amigos al que ya no vemos. Es el paso del tiempo y todo lo que dejamos atrás. Son los mejores años de nuestra vida, aunque nosotros no lo supiéramos y hoy, viéndolos en escena, queremos recuperar.

Aunque quizá sea tarde, siempre nos quedará Valladolid.

Aunque quizá sea tarde, siempre nos quedará Hombres G.

Aunque quizá sea tarde, siempre nos quedará “Voy a pasármelo bien”.
Bosco
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