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Voto de FERNANDO BERMEJO:
5
Thriller. Intriga Tras sufrir una desgracia un año antes, el joven Kale (Shia LaBeouf) protagoniza en la escuela un incidente, por el que es condenado a arresto domiciliario. Su madre Julie (Carrie-Anne Moss), que trabaja noche y día para sacar la familia adelante, no obtiene a cambio más que indiferencia y desidia. Kale empieza a sentir que la casa se le cae encima y acaba convirtiéndose en un mirón que sigue con interés hasta los más pequeños ... [+]
8 de setiembre de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una reclusión domiciliaria forzosa demasiado prolongada, sea ésta por arresto o por convalecencia, puede ser una experiencia extremadamente aburrida para aquel que la sufra en sus propias carnes. A tenor de lo que hacía el protagonista de La ventana indiscreta, optar por el voyeurismo como pasatiempo parece una elección de lo más plausible cuando ya se han agotado todas las limitadas posibilidades de ocio que un hogar puede ofrecernos. Algo similar a lo que se nos narra en este clásico indiscutible obra de Alfred Hitchcock, es lo que acontece en la película de D. J. Caruso, donde el emergente Shia LaBeouf interpreta a un adolescente problemático que cumple un arresto domiciliario por agredir a un profesor.

Pongamos prismáticos y cámaras digitales allí donde antes había un telescopio como instrumento de observación, un incómodo dispositivo policial de aviso allí donde veíamos una (también incómoda) escayola, sustituyamos a James Stewart por LaBeouf en el rol de mirón, a Grace Kelly por una jovencísima Sarah Roemer como partenaire, y a Raymond Burr por David Morse en el papel de asesino descubierto en su intimidad. ¿Que resulta de este canje? Respuesta: Disturbia, o lo que es lo mismo, una versión adolescente y no declarada de la ya mencionada Rear Window.

Establecidos estos paralelismos, huelga decir que la de Caruso no llega ni a descalzar a la inolvidable película del maestro de la rechoncha silueta, inigualable paradigma en lo que a escenografía y creación de suspense se refiere, aunque también hay que reconocerle el mérito de que, además de acercar al público más joven (que, no lo olvidemos, es al que va dirigida en última instancia) a los clásicos de manera indirecta, trata de ofrecerle algo muchísimo más elaborado que la típica, frívola y chabacana comedia de instituto. Asumida esta elogiosa voluntad de divulgar entre el sector púber el interés por los mecanismos básicos del suspense, también hemos de añadir en su descargo que Disturbia entretiene con cierta dignidad, sin deslumbrar pero con corrección artesanal, que ya es algo.
FERNANDO BERMEJO
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