El cine sur-coreano me ha dado alegrías como pocos, seguramente porque en las relativamente pocas que he visto, he descubierto un gran porcentaje de notables pelis y unas cuantas obras maestras. Por desgracia esta que nos ocupa no es el caso y estamos ante una cinta con buenas ideas que flojea en su ejecución.

Un vecindario donde nos muestran/presentan a varios personajes, habiendo entre ellos (y conociéndolo el espectador desde el arranque), un asesino en serie. Uno de los asesinos en serie menos metódicos y cautos de la historia, aunque le echan un capote sus convecinos, que entre alguno que es torpe, un puñado de cobardes y uno que por sus propios problemas no quiere acercarse a su policía, le dejan asesinar a sus anchas y encima en sus intentos de investigadores de la TIA, se ofrecen como presas en bandeja que van a su propia puerta sin que este tenga ni que salir de caza.

Aunque el tramo final mejora levemente, me ha resultado insulsa, plana, al igual que sus personajes y con una falta total de ritmo. Lo anteriormente mencionado sobre la historia, las motivaciones de los personajes y sus comportamientos se mezcla con excesivos flashbacks de algunos y apariciones fantasmales que tampoco le pegan mucho. Tiene sus tramos buenos y por ello no la calificaría de una película mala o ridícula, pero sin saber bien qué es lo que le falta, que habría que cambiar para mejorarla, en general me ha parecido una película que carece de interés. Ahora que están de moda los programas de cocina, diría que los ingredientes iniciales eran buenos pero el plato no sabe a nada.

Nota: 3’5

En twitter: @er_calderilla