Ernst Lubitsch tiene la valentía de rodar esta parodia de los nazis sin que la guerra haya acabado al igual que hizo Chaplin con su gran dictador a la que por su temática recuerda irremediablemente. Salvando las distancias y sobretodo quitándole acción y gore pero manteniendo la acidez cómica e incluso aumentándola, no puedo evitar acordarme de la reciente Malditos Bastardos sobretodo por toda esa misión de infiltración.

En esta nos narra como una compañía teatral se ve de rebote inmersa en una trama nazi que podrá terminar con cientos de muertos polacos, incluídos algunos de ellos y sus familiares, si no hacen algo al respecto. Empieza entonces la demostración de que como actores pueden llevar a cabo el mejor papel de sus vidas, haciéndose pasar por los personajes que requieran las circunstancias, desde un informador de la Gestapo a generales o coroneles nazis o incluso el mismo Hitler. De este director solo he visto la que nos ocupa y Remordimientos y ambas me parecen cuanto menos obras notables, por lo que tendré que seguir explorando en su filmografía. Esta en concreto no solo está cargada de mordaz ingenio satírico y nos deja diálogos realmente hilarantes, sino que además no te aparta en ningún momento de que por graciosa que sea la situación, es realmente peligrosa y te sabe transmitir esa tensión que sufren sus personajes.

Nota: 7'7

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