Título bizarro que resume a la perfección los objetivos de Proteus, un superordenador que toma conciencia propia de sus poderes y decide secuestrar, en su propia casa, nada menos que a Julie Christie para chantajearla y hacer de ella el vehículo para engendrar un hijo imposible…

Cammell elabora una trama bastante interesante en su inicio que deviene un cúmulo de despropósitos conforme avanza la cinta, y a la misma vez conforme los métodos de Proteus se hacen más crueles. El marido de la Christie (Fritz Weaver) es un reputado ingeniero informático y tiene la casa totalmente automatizada, pero esa maravilla de la domótica será aprovechada por Proteus para colarse fácilmente en el sistema y hacer lo que le plazca.

Es inevitable recordar a “Skynet” de la serie “Terminator” por sus similitudes con Proteus, pues ambos tienen la capacidad de desarrollar una inteligencia propia y pensamientos abstractos pero con fines distintos. De todas maneras, y para bien del aficionado al género, el ser humano se ve nuevamente amenazado y esta vez, en una especie de ideal nietzscheano (o cronenbergiano, ya puestos), de mejorarlo mediante la creación de un híbrido de carne viva y cerebro de procesador. La premisa resulta demasiado fantástica para mantener un cierto nivel de seriedad y credibilidad, lo cual sólo se consigue en la primera mitad, con una Julie Christie desesperada ante el control absoluto de Proteus.

Cammell consigue, pues, ofrecer una historia interesante que se reduce a locura y ridiculez al final, pero podemos concederle que resulta en suma entretenida, rodada con buen ritmo, y siempre agradeciendo la agradable visión de Julie Christie en un papel en el que no será recordada.

Entretenida.