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España España · Somewhere Far Beyond
Voto de Richy:
8
Intriga A casa de dos estudiantes van llegando los invitados a una especie de fiesta de fin de curso. El invitado que más temen es su tutor y profesor, un astuto criminólogo que sostiene que el crimen perfecto no existe, aunque ellos se han propuesto demostrar lo contrario. En efecto, con su llegada crece cada vez más la tensión y el nerviosismo de los jóvenes. Y no es para menos, porque tienen un cadáver encerrado en el arcón que sirve de mesa para la cena. (FILMAFFINITY) [+]
7 de octubre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excepcional muestra de ingenio y técnica cinematográfica la que nos ofreció el maestro Alfred Hitchcock allá por 1948 con “La soga”, una película planteada en un único escenario en donde se desarrolla la historia y en el que los actores entran y salen. Sí, estoy hablando de teatro, pero también de cine en un maridaje perfecto.

“La soga” comienza con un grito agónico, el de la víctima de unos jóvenes asesinos (John Dall y Farley Granger), estudiantes de prestigio que quieren saber lo que se siente al matar a un compañero suyo. Esconden el cadáver en un arcón y planean el crimen perfecto, la obra de arte que los hará dignos de admiración para siempre. Para ello, no dudan en organizar una cena en la que invitarán a la prometida de la víctima (Joan Chandler), a sus padres y a su antiguo profesor (James Stewart), y además, pondrán la mesa sobre el mismo arcón en un acto de sadismo y frialdad estremecedores.

La película está planteada y montada como si se tratase de un único plano secuencia, cortando de forma muy sutil en algunos momentos, pero componiendo verdaderas secuencias de larga duración. Hitchcock consigue así encuadres únicos cuando mueve la cámara siguiendo a alguno de los actores, enfocando directamente sobre algún objeto destacable, o realizando planos largos cuando los personajes se encuentran en otra habitación. La cámara se centra principalmente en el salón donde se celebra la cena, y tan sólo cambia de escenario hacia la entrada de la casa cuando Dall recibe o despide a sus invitados.

El filme se conforma por entero a base de diálogos, con el desarrollo típico de una obra de teatro. Se tocan temas escabrosos, hay mucho humor negro, y sobre todo unas inquietantes conversaciones entre los dos asesinos, destacando las del cabecilla de la idea con unos discursos fríos, orgullosos y maquiavélicos, perfilando claramente una personalidad desquiciada y con una falta absoluta de empatía hacia los demás.

Hitchcock crea un suspense magistral, manteniendo atento al espectador desde el primer momento en que la pobre víctima da el grito de su agonía fuera de encuadre, hasta la resolución de la historia. Los actores están simplemente sensacionales, destacando el personaje que encarna John Dall, asesino hitchcockniano donde los haya.

Imprescindible.
Richy
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