En Marnie la ladrona de Hitchcock, Marnie (Tippy Hedren) sale sigilosamente, después de robar, de las oficinas donde trabaja, con los zapatos dentro del bolsillo de la chaqueta para evitar hacer ruido y ser descubierta. Entonces vemos a la señora de la limpieza en una de las oficinas y también vemos un zapato que va saliéndose del bolsillo y amenaza con caerse, y finalmente cae. Afortunadamente, la de la limpieza es sorda y no escucha el estruendo que estos producen; y tanto Marnie como nosotros respiramos aliviados al ver que no es descubierta.

En un lugar tranquilo, los protagonistas se pasan toda la película intentando evitar que esos zapatos se salgan de sus bolsillos, pues el mínimo sonido inesperado puede ser mortal.

Estupendísima película que consigue crear tensión de elementos mínimos ( el juguete de un niño, una punta a medio salir...). Es, además, una película que habla del perdón, del sentimiento de culpa y del amor incondicional de unos padres hacia sus hijos. Contiene, además, una de las escenas más emotivas dentro del género.

Naturalmente, hay que obviar ciertas situaciones que se producen, sobre todo en la segunda mitad y que crean una tensión demasiado forzada y artificial.

Tampoco su escena final, que plagia a otra película (también apocalíptica) y que va en detrimento del estilo de esta, ayudan a redondearla. Pero son mínimos males que no perjudican el conjunto de la obra.