Aún no sé cómo definir esta explícita muestra de lo que es una masacre, este ejemplo de lo que el ser humano es capaz de hacer para defender dos palmos de tierra.

Me parece leer entre líneas el mismo soniquete que retumba en tantas películas y libros sobre el nacismo, como el archifamoso "Niño con el pijama de rayas": un intento de hacernos creer (tal vez sea verdad), que la culpa de las mayores exterminios que se han dado en la historia de la humanidad son culpa de unos pocos, un puñado de dementes que han obrado como auténticos asesinos. Parece como si el pueblo llano no se enterara de nada, como si los militares de "a pie" no fueran conocedores de lo que estaba sucediendo en realidad. De esta manera el pecado queda circunscrito a estos "asesinos", mientras el resto del colectivo pretende salir indemne ante semejante locura.

He tenido la misma sensación, como he dicho antes, al leer el "best seller" del hijo del comandante nazi que no se entera de qué va la película de los campos de concentración. Vive ajeno a todo ese horror, pensando en los niños del otro lado de la verja como iguales.

A pesar del tufo exculpatorio que tiene la película, se ha de reconocer que está fantásticamente narrada, maravillosamente desarrollada, impresionantemente mostrada y con un final verdaderamente demoledor.