Timbuktu

Esto no es el verdadero islam. Lo que nos cuenta esta película es la perversión malvada de una pandilla de fanáticos religiosos que han secuestrado su religión –con fines políticos o por simple beneficio personal- para crear un infierno terrenal con ribetes tan grotescos como psicópatas. Esa sería la visión políticamente correcta del asunto. Yo me pregunto en cambio si se puede esperar otra cosa de una religión que, incluso en sus versiones más moderadas, aconseja a las mujeres quedarse en casa cuando los varones van a rezar a la mezquita; y en caso de que en esta haya un lugar acondicionado para ellas, es siempre un lugar subalterno en el cual se las oculta tras impenetrables celosías que impiden que los machos se distraigan de sus obligaciones piadosas. Me pregunto también si el surgimiento de los Talibanes, ISIS, Boko Haram, y otros grupos de similar calaña que han proliferado como setas en los últimos años no es algo casi inevitable en amplias regiones del mundo aquejadas con unos índices de analfabetismo y pobreza altísimos y donde las encuestas indican que, por ejemplo, abrumadoras mayorías seguidoras de un Islam supuestamente “moderado” están a favor de condenar a muerte a los apostatas (un concepto ya retrogrado de por si) o a los homosexuales. Ejemplos como estos podría poner muchísimos más, pero me gustaría incidir en otro hecho no suficientemente tenido en cuenta pero que tal vez sea el factor más importante a la hora de explicar el auge del extremismo musulmán en todo el mundo. ¿Tal vez me refiero al imperialismo estadounidense (el argumento preferido de la izquierda y de los propios musulmanes), a la guerra de Irak, al colonialismo, o quizá a Palestina…? Bueno, sí, también; pero creo que la mentalidad retrograda del Wahabismo Saudí –que lleva décadas promocionando y extendiendo su visión extremista del Islam con dinero de los petrodólares y el hipócrita beneplácito de occidente-, ha sido el factor más decisivo de todos a la hora de explicar la rápida propagación en los últimos años de las versiones más extremistas e intolerantes del Islam. Un malsano caldo de cultivo que estimula el crecimiento de una estúpida, cerrada, y enfermiza visión del mundo ya desde la más tierna infancia. Y de esos barros vienen estos lodos.

Es sin duda, una de esas películas que deberían ser obligatorias en los centros escolares. El Islamismo radical visto desde el punto de vista musulmán, no del occidental, mostrando cómo se somete a las pobres gentes a la Ley de lo irracional. Imprescindible película.

Lo tiene todo. Una realización impecable, una fotografia de paisajes bellos y, sobre todo, una denuncia pacífica y con arte del fanatismo de cierta yihad , que traiciona a la verdadera, como explica muy bien uno de los personajes. Ese Timbuktu es cualquier sitio donde se da ese odio que nada tiene que ver con Dios.
Un tema de hoy tratado con sabiduría de verdadero cine. Sin actores famosos pero de una calidad pocas veces vista.

Entra dentro de la más pura lógica que una película dirigida, y escrito su guion, por musulmanes, que denuncia los hechos acaecidos a comienzo de 2012 en el norte de Malí, en los cuales el grupo fundamentalista islámico Ansar Dine tomó por la fuerza esa región y estableció, con el terror, la ley islámica como todo código de gobierno y justicia, sea acogida con cariño, además del beneplácito, en el mundo occidental. Sin embargo a la hora de valorarla hay que concretarse en sus valores cinematográficos exclusivamente, y estos, en el caso que nos ocupa, tienen sus luces y muchas sombras, tantas que se puede llegar a pensar que el argumento, incluso el guion, daba mucho más de sí que lo finalmente conseguido con su dirección..

Hay alguna secuencia brillante, como la del partido de fútbol imaginario (el fútbol como tal ha sido prohibido por los yihadistas a su llegada) cargada de belleza, plasticidad y poesía; algún plano extraordinario, como el general tras el encuentro y desencuentro entre Kidame y Amadou obra del director de fotografía Sofian El Fani (La vida de Adèle), pero el montaje no está a la altura, aunque no se puede asegurar del todo que no sea algo buscado por el director, pero que, en todo caso, distorsiona la narración con saltos entre las diversas subhistorias, y lo que es peor, y las propias secuencias, demasiados bruscos. Asimismo la mezcla entre humor (producido por el absurdo de las imposiciones fundamentalistas), y el terror latente aunque no explícito, en la primera parte (en la segunda mitad del filme tal terror no es solo subyacente), no está bien conjuntada ni explotada, quizá por un exceso de laconismo. A pesar de todo la fuerza del dramatismo y tragedia de la historia siempre está presente acaparando la atención del espectador en todo instante, pues se trata de la total ruptura de una vida, pacífica y en armonía, por códigos y castigos inhumanos, y fuera de la ley natural.

Interesante, bella y emotiva película, esta pequeña coproducción de Mauritania y Francia, ha tenido el honor de ser la primera película de ese país en estar nominada para los Oscars en el apartado de mejor película de habla no inglesa.
Nos cuentan la historia de una humilde pareja y su pequeña hija, habitantes del desierto y propietarios de ocho vacas y las trágicas circunstancias en las que se verán envueltos, cuando un grupo de integristas religiosos tomen la pequeña ciudad e impongan sus absurdas normas e interpreten la ley del Corán a su antojo por la fuerza de las armas.
Así, en la ciudad estará prohibido escuchar música, jugar al fútbol, fumar, estar en la calle sin hacer nada...Las mujeres deberán ir cubiertas de la cabeza a los pies, con calcetines y guantes, aunque tengan que trabajar y para ello necesiten las manos libres...Ya del adulterio ni hablamos, ese es el peor pecado del mundo. Tiene gracia que los que se erigen en intérpretes de Dios, sean más ignorantes y palurdos que los propios habitantes que viven su fe con verdadero amor, sentido común y piedad.
Pero siempre ha sido así. A lo largo de la Historia tenemos múltiples ejemplos de los reguladores de la ley de Dios, no importa en qué religión, que en su ignorancia y sed de poder oprimen y humillan precisamente, a los que les dan mil vueltas en su cercanía a Dios y en su humanidad.
Esta hermosa película, nos transmite todo eso a través de escenas de mucha belleza y también llenas de simbolismo.
Aviso a navegantes. Como todas las películas de estas latitudes, la narración y la interpretación y por supuesto el doblaje, se nos hará extraño. Ritmo lento, extraña forma de hablar sin énfasis en los sentimientos o emociones...Sin embargo, el resultado es una interesante película que creo bien merece la repercusión internacional que ha tenido. RECOMENDABLE.