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Imitación de la vida

Drama Lora Meredith (Lana Turner), una actriz viuda en paro, vive con su hija adolescente (Sandra Dee) en Nueva York. Un día, conoce por casualidad a Annie, una mujer negra (Juanita Moore) a la que contrata como sirvienta. Ese mismo día conoce también a Steve (John Gavin), un fotógrafo que se enamora de ella. (FILMAFFINITY)
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Críticas 37
Críticas ordenadas por utilidad
14 de marzo de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente melodrama con protagonismo básicamente femenino producido por Ross Hunter y dirigido por Douglas Sirk, uno de los grandes maestros del género.

Con base en una novela de Fannie Hurst, la película posee una intensa e incontenible emotividad, un cromatismo sublime que denota el fenomenal trabajo del fotógrafo Russell Metty, un lujoso vestuario, majestuosos escenarios y un magistral y sensible dibujo de emociones, personajes y situaciones, con observaciones sobre racismo, lucha de clases y complicadas relaciones materno-filiales.

Se recomienda el tener a mano un paquete de clínex durante el visionado de esta maravillosa película, uno de los mejores melodramas de la historia del cine que supuso el resurgimiento cinematográfico de Lana Turner, además de la nominación al Oscar en la categoría de mejor actriz de reparto para una inolvidable Juanita Moore en el papel de madre rechazada por su hija rebelde.
BartonKeyes
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5 de diciembre de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra maestra con la que me sentí muy identificado.

Desde el comienzo una canción canta "Una persona que vive sin amor vive como una imitación a la vida". Buena película en technicolor de una sociedad increíblemente moderna en lo estético para ser 1959 y una buena banda sonora.

Este es el quid ¿ qué entendemos por amor? de este melodrama de ritmo frenético y conmovedor en dos historias muy diferentes.

Dos mujeres se hacen amigas una blanca Lana Turner que quiere triunfar como actriz de teatro por encima de todo y otra negra con dos hijas la hija de la blanca es blanca y la de la negra también parece blanca y quiere pasar por blanca en una sociedad norteamericana racista para evitar humillaciones y desprecios en el día a día.

Dentro de dos historias paralelas la de la niña blanca hija de la negra intenta que no la relacionen con su madre y se niega a ir al Magisterio con los negros marginados. Tampoco la buena amiga de su madre Lana Turner le ofrece otra alternativa y ayudarla para que pueda ir a un Magisterio de blancos, por tanto ya que lo que más le gusta es bailar acaba en un club nocturno se insinúa que de striptease.

Me conmueve el infortunio de esta chica que no tiene una oportunidad real para prosperar un mínimo y a la que su madre afroamericana no le ayuda lo más mínimo. Además es todo muy ambiguo: ¿por qué elige un club nocturno para trabajar, realmente es sólo porque le atrae ese mundo o porque es el único en el que la aceptan sin hacerle preguntas? En parte es posible que por lo segundo.

Obra maestra del melodrama que te hace plantearte muchas cuestiones filosóficas sobre qué es el amor, la autenticidad de la vida y sobre esforzarnos por nuestra familia y gente más cercana, un debate sutil porque todos tienen la culpa y no la tiene nadie.

Cuidado: el espoiler contiene el final.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alfonso Marlowe
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9 de febrero de 2019
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Despiadada crítica a la adoración del éxito, por parte del hastiado con el modo de vida de la sociedad americana Douglas Sirk, en su triunfante despedida del cine americano.

En una película como esta en la que se trata tanto el tema del mundo de las apariencias, no se pudo haber elegido una mejor protagonista que Lana Turner, paradigma de la sofisticación y del artificio, que en parte le vino impuesto tras el accidente en el que se quemara las cejas durante el rodaje de "Las aventuras de Marco Polo". El film tiene mucho de autobiográfico con respecto a esta diva, quien por esas fechas estaba atravesando una durísima situación personal, a consecuencia del asesinato de su amante a manos de su hija Cheryl, y en última instancia esto redundó en beneficio de la cinta, tanto por las excelsas cotas interpretativas alcanzadas por esta actriz durante las escenas del sepelio de Annie, como por el morbo despertado en el público, que hizo que esta producción fuera un éxito comercial sin paliativos para la Universal -del que por cierto, Lana Turner se embolsó 2 millones de dólares, tras haber firmado un contrato en el que renunciaba a un salario fijo, pero recibiría un porcentaje de los beneficios-. El resto del elenco actoral brilla igualmente, y como era habitual en este realizador germano, los actores de reparto acaban teniendo tanto o más peso -aquí se acaban llevando el gato al agua las actrices Juanita Moore y fundamentalmente Susan Kohner-, amén de la importancia que le confiere a cada uno de los personajes por más secundarios que sean (como el caso del lechero).

Partiendo de un guión folletinesco muy enriquecido en base al resto de elementos cinematográficos, se aborda como temática central la incompatibilidad de la ambición con la consecución del amor y de la felicidad.

Es ejemplar la utilización de la iluminación, herencia del expresionismo alemán, con esos juegos de luces y de sombras que reflejan a la perfección la dualidad de unos seres que se debaten entra la realidad y la fantasía.
Como lo es el uso del color, predominando los tonos pastel para las escenas hogareñas y tornándose en colores especialmente intensos durante las escenas que transcurren en los “sórdidos” lugares de trabajo de Sarah Jane.

Pero donde Douglas Sirk ya no tenía rival era en la planificación, cual perfecto arquitecto de las imágenes, destacando sobremanera la división que realiza de los espacios, separando a las mujeres blancas (Lora y Susie) de las negras (Annie y Sarah Jane) en ese componente de crítica social -son muy destacables los planos que acontecen durante la fiesta que Lora celebra en su casa-, o bien para remarcar las deficiencias afectuosas de Lora con respecto a su hija o hacia Steve -sobresaliendo aquí la salida de Lora a esa calle nevada, con el plus de melancolía que eso supone y Steve permaneciendo dentro del portal-, valiéndose para ello de dinteles de puertas, del mobiliario u otro tipo de recursos arquitectónicos. En los momentos de mayor dramatismo en la relación de Annie y Sarah Jane, este distanciamiento se potencia mediante varios planos filmados a través de enrejados, usando biombos o barandillas.
La prosperidad de Lora se traduce muy bien de manera visual mostrando un progresivo enriquecimiento del interior de su domicilio y del vestuario.
Hay varios contrapicados rodados en escaleras, que son muy eficaces a la hora de plasmar la situación de extrema tensión que están viviendo los diferentes intérpretes y otro en el que David cae rendido ante Lora inmediatamente después de haberla rechazado para el papel, quedando él en un plano inferior "de sometimiento".
La escena de la llegada de Lora a su cita con Allen Loomis en la oficina tiene una excelente planificación, gracias al sonido provocado por una puerta de vaivén, que asusta a la chica y nos pone en guardia de lo que va a venir a continuación.
La utilización magistral de los espejos contribuye más si cabe a enriquecer el contenido de los planos, y cumplen con el cometido de reflejar "el otro yo" -en el cual ambicionan convertirse- los personajes de Sarah Jane -que se ve como una mujer blanca y reniega de sus genes- y Lora -en planos en los que se imagina como una estrella del cine y del teatro y en otros, en los que ese reflejo transmite un estado de decepción, bien por darse cuenta de que en realidad no conocía a su amiga o por reconocer "el dulce sabor del éxito" al haber tenido que renunciar al amor y consentido cierto tipo de relaciones-. El personaje interpretado por Sandra Dee también tiene su reflejo en un espejo, derivado de la inocencia y mente nublada por el enamoramiento propios de su juventud. En cambio, los dos personajes con auténticos valores morales -Annie y Steve- nunca se verán reflejados en primer plano en espejos.

No es casual que la ambición se enfoque en el mundo del espectáculo, tanto en la piel de Lora como en la de Sarah Jane, ni que las catarsis de ambas se produzcan precisamente en el interior de unos camerinos -anticipando la escapatoria de un Douglas Sirk en su momento de máximo apogeo, de esa fábrica de los sueños llamada Hollywood -.

Continúa en spoiler por falta de espacio.
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burrito
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25 de agosto de 2020
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alrededor de Susan Kohner ocurren cosas, hay una película, un dramón familiar, pero todo me da igual porque sólo tengo ojos para ella. Su sexualidad arrolladora está a la altura de Kim Novak en "Vértigo", o de Marilyn Monroe en "Con faldas y a lo loco". Su lucha por reafirmar su identidad en un mundo hostil me recuerda peligrosamente a Elisabeth Berkley en "Showgirls", otro melodrama incomprendido. Por su parte Lana Turner ya cuarentona tiene cara de roscón de reyes, con unos mofletes de la misma panadería que los de Doris Day.

Los hijos de Susan Kohner, Chris y Paul Weitz se hicieron mayores y dirigieron "American Pie". En fin, un cacao.
Robert Denigro
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16 de setiembre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se nota el esplendor de hollywood en esta película, donde al principio todo es oscuro y sucio, y luego es reluciente y dorado.

La película está genial, es un dramón dramón, y te tiene enganchado las 2 horas que dura, y eso es porque no para, van sucediendo cosas sin parar y sin darte un respiro. Me ha encantado, las interpretaciones geniales, incluida Juanita que fue nominada al Oscar.

Las partes negativas es que, en dos horas, no da tiempo de profundizar un poquito en los personajes (son muchas cosas que suceden para explicarlo bien en una sóla película). Me hubiera gustado, el porque después de la vuelta de la pareja (fotógrafo y actriz), ella se va a Italia y todo queda en stanbye.

La novela y primera versión de 1934 es muy diferente, y es normal que hayan hecho ese cambio de argumento, ya que me sonaba (y así lo he podido comprobar) que justamente en esa época, la primera mujer negra se sentó en los asientos reservados para los blancos en un autobús, y ahí se lió gorda. Y claro está, con la versión original se hubieran acarreado algunos "enfados".
edugrn
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