Artemis Fowl: El mundo subterráneo

Algún día contaré mi historia con “Zu Warriors”, un truño oriental que tiene el dudoso honor de formar parte de las dos o tres películas que he lamentado ir a ver al cine. Aparte de que con el tiempo desarrollas un radar o un olfato para detectar los pestiños de la cartelera, tengo la manía (no lo digo como algo necesariamente positivo) de buscar siempre el lado bueno de las cosas una vez que estoy metido en ellas o las he pagado. Pongamos que hago una escapada turística y la habitación del hotel no es lo espaciosa que esperaba: probablemente encontraré algo destacable en su desayuno, en su wifi o en la ubicación. ¿Que llueve tres días seguidos y sólo puedo ver un museo y la catedral? Habrá valido la pena, seguro que eran el mejor museo y la mejor catedral del mundo. ¿La peli es un rollo? Bueno pero los efectos son decentes. Es una especie de mecanismo de defensa, de modo que si no puedo cambiar las cosas o deshacer el cobro, trato de evitar que me amarguen.

El caso es que, igual que con “Zu Warriors” me falló el radar hasta el punto de no poder encontrar nada salvable, me he tragado otro pufo con este engendro en celuloide llamado “Artemis Fowl”, si es que ese es su verdadero nombre. Porque es tal el esperpento y hay tal cantidad de cosas negativas que comentar, que cuesta centrar el foco para escribir una reseña (sí, aquí aplica el meme del Sr. Burns y su salud de hierro porque los virus son tan numerosos que se atascan en su organismo). Trataré de no extenderme demasiado. Quizá lo más llamativo es su falta de personalidad, su falta de identidad. No trata de crear algo nuevo sino que echa en el caldero cosas de Harry Potter, un poco del rollito Kingsman, bastante de Luc Besson, todo lo que huela a éxito reciente de cine juvenil y lo pone a cocer sin mucha historia y, sobre todo, sin tratar de establecer una conexión con el público.

En ese sentido, su prepotencia no es nada despreciable. La película no hace el más mínimo esfuerzo por buscar la empatía con el protagonista: te planta al niñato más odioso que encontraron y una voz en off te suelta un discurso sobre que es un superdotado que integra lo mejor de Jason Bourne, Leonardo Da Vinci y Cristiano Ronaldo. Y billonario. Aunque no lo dicen, es casi seguro que se puedan encontrar trazas del Payo Juan Manuel en sus capacidades artísticas. Así que al sabelotodo le secuestran a su padre y traza un plan a veintisiete bandas para rescatarlo yendo en todo momento catorce pasos por delante de sus adversarios. Aquí la cosa se vuelve bizarra porque sus enemigos van desde un extraño ser con un plan malvado lleno de agujeros de guion a todo un mundo mágico que parece una mezcla de comisaría de Vallecas y Ministerio de perder el tiempo. En realidad todo es una excusa para que vayan saliendo personajes mágicos sin mucho criterio: enanos, goblins, hadas, centauros y, parando la imagen, se pueden ver al fondo (difuminados) al caballo de oros y a la sota de espadas.

Lo único positivo que puedo encontrar (buscando mucho) es que “Artemis Fowl” demuestra que la degeneración de Disney en cuanto a rentabilidad y calidad no viene causada, exclusivamente, por su sumisión al wokismo. En los primeros veinte minutos “Artemis Fowl” no es para nada woke y, sin embargo, ya deja maneras de truño. Sí, bueno, luego empiezan a aparecer personajes innecesarios con tal género, raza u orientación y la película pasa a ser una patochada woke, pero no hubiese dejado de ser un pufo si se hubiesen ahorrado al caballito no binario porque los diálogos dan auténtica pena, los personajes están huecos, la escritura de las escenas es amateur y el montador se cree Nolan. Se metió mucho la gente con el chaval que escribió "Eragon", pero ese chico era Tolkien al lado de esto.

Para culminar el despropósito, por si a alguien (yo) todavía tenía esperanzas de redención, “Artemis Fowl” cruza una línea roja: no dar un final a la película. Puedo entender que en una saga o en una trilogía, trates de dejar la cosa preparada para siguientes entregas pero parte de lo que hayas narrado, de las tramas que hayas abierto, tienen que tener un desenlace. No hay una regla que diga cómo de cerrado tiene que ser el desenlace de la entrega, simplemente el sentido común de no hacer pensar al espectador que ha presenciado un gigantesco episodio piloto de una posible serie de streaming, cosa que a “Artemis Fowl” le tiene bastante despreocupada: el final es un anticlímax que precede a un fundido a negro tras hacerte sentir que nada de lo que has visto era necesario para una hipotética secuela.

He tenido que frotarme los ojos y leer los créditos varias veces para creerme que este bodrio lo firma Kenneth Brannagh. Ya puede haberlo cobrado bien porque es el típico producto que emborrona una carrera: tan vacío y descaradamente comercial que no tiene nada aparte de acción y peleas de poca enjundia plagadas de efectos especiales esparcidos con brocha gorda.

No he leído las novelas del personaje, aunque siempre me han llamado la atención, pero esta película si que me llamaba aunque sea un poquito la atención, por estar Branagh detrás y porque en si me encanta la fantasía.

En un principio me asustaban tres cosas: Venderla como el nuevo "Harry Potter" (ya lo intentaron con la fallida "Los seis signos de la luz" o con las dos "Percy Jackson"), luego esta el estrenarla directamente a Disney+ y las mordaces criticas de la prensa, pero para mi sorpresa aunque sea una película con fallos, esta bastante bien en general.
La película nos cuenta la historia de Artemis Folw, hijo de un criminal que es secuestrado por una figura misteriosa que reclama un artefacto mágico perteneciente al mundo subterráneo de la hadas. Junto con la ayuda de su fiel mayordomo Artemis se impondrá como el nuevo genio criminal que desafiara a las hadas. La película arranca y desde que empieza hasta que acaba su ritmo no decae, y su factura técnica es espectacular, con un mundo subterráneo, hadas y mansión Folw bastante bien recreadas, y también la fotografía de los paisajes irlandeses y la magnifica banda sonora de Patrick Doyle. La dirección de Branagh es bastante correcta, dirigiendo alguna que otra secuencia de acción se luce pero no sobresale ese sello que le caracteriza en la silla de director. En tema de actuaciones, el debutante Ferdia Shaw se desenvuelve bastante bien con su personaje, al igual que la joven Lara McDonnell, pero no es que no tengan química ambos, sino que los personajes pasan de desconfiar el uno del otro a enseguida ser super aliados, y queda completamente anti climático, el resto de actores aunque estén muy bien están desaprovechados: Nonso Anozie como mayordomo y guardaespaldas de Artemis esta bien y cumple en las escenas de acción, Josh Gad como el enano-gigante esta genial pero muy secundario, Collin Farrel desaprovechadisimo y Judi Dench merece mención a parte, ¡Soy el único que piensa que esta mujer después de jubilarse como M en la saga de James Bond le va hacer el ridículo!, primero como la anciana gato en "Cats" y ahora haciendo de comandante hada aquí con las orejas puntiagudas y el pelo de punta( y os quejasteis en su día de su participación en "Las crónicas de Riddick") , aunque esta correcta en su papel. El principal problemas es que la historia arranca con potencial pero se atranca a mitad de la película, las explicaciones que nos dan sobre el mundo de las hadas nos las sueltan como miguitas de pan hacia una secuela, y nos presentan al protagonista como una especie de anti-héroe pero realmente no se desarrolla como tal, sino como un "niño consentido y malo que le gusta dejar las cosas muchas veces al azar" al igual que la relación padre e hijo que no esta del todo acabada y un villano bastante plano. No obstante lo dicho es una película bastante entretenida y desde luego me gustaría ver una segunda parte, aunque más apañada que esta.

Hay que ver lo prolífico que está Kenneth Branagh como director. Aparcadas por ahora las adaptaciones de Shakespeare que lo hicieron famoso (aunque no el bardo en sí; no se pierdan su encantadora El último acto, que detalla los últimos años de la vida del autor de Hamlet), en los últimos años ha rodado películas tan distintas y eclécticas como Cenicienta, Jack Ryan: Operación Sombra, Asesinato en el Orient Express, la próxima Muerte en el Nilo o esta Artemis Fowl.
Vaya por delante que quien esto firma no ha leído la obra literaria en que se basa la película, por lo que no es posible juzgar si la adaptación es buena o mala, como ha señalado toda la crítica y el público. Pero lo que es Artemis Fowl, la película, es una sencilla, pero suficiente, fantasía para toda la familia. Ni más ni menos. No es en absoluto una obra maestra, pero tampoco resulta un desastre absoluto como algunos comentarios han querido pintar.
Por lo menos, la cosa entretiene y presenta algunas escenas ciertamente excelentes (el final, protagonizado por Josh Gad, es excelente), y además nos sirve para comprobar de nuevo que Colin Farrell tiene un don para el cine familiar, como ya demostró en Al encuentro de Mr. Banks. El irlandés y el mencionado Gad son los mejores de un reparto encabezado por el desconocido Ferdia Shaw y en el que también destaca una Judi Dench que, como le pasaba en Cats, no parece saber muy bien dónde está ni cómo ha acabado allí con ese maquillaje tan extraño.
En definitiva, una película apropiada para entretenerse en familia, pero poco más.

Lo mejor: Sirve como entretenimiento familiar, y Colin Farrell y Josh Gad hacen un buen trabajo.
Lo peor: Está más vista que el tebeo y no consigue destacar realmente en casi nada.

No recordaba una película tan mala de Disney desde "Un pliegue en el tiempo", y eso que el encargado de la dirección es Kenneth Branagh, que ya había rodado para la multinacional "La Cenicienta" con bastante acierto.

Una absurda fantasía infantil que claramente intenta imitar el éxito de Harry Potter, para crear un personaje anodino basándose en los primeros dos libros de la serie del autor Eoin Colfer.

El protagonista es un niño resabiado de 12 años que viste como un hombre de negro y que tiene que rescatar a su padre secuestrado por un enigmático personaje. Hay también un mundo de hadas, que más bien parecen elfos de "el señor de los anillos" con orejas puntiagudas, que quieren recuperar a toda costa un objeto que les ha sido robado por el padre del niño.

Se rumorea que ha costado 125 millones de dólares, y su lanzamiento va directamente a la plataforma Disney plus sin pasar por los cines, algo que ya predice su dudosa calidad.

Con una imagen bastante penosa Judy Dench interpreta a la Comandante Root, una especie de policía secreta de las hadas con claras referencias a M de James Bond. El papel de Colin Farrell tampoco tiene desperdicio, ya que sus escenas las rodó en tres días y la verdad es que da la impresión de estar desganado. Ni siquiera el protagonista Ferdia Shaw (nieto de Robert Shaw) que interpreta a Artemis tiene el aporte y carisma necesarios para este personaje infantil.

El graciosete del grupo es Josh Gad que hace de un enano gigante con el deseo de ser pequeño. La única que me ha gustado es la actriz irlandesa de 16 años Lara McDonnell, que interpreta a un capitán de policía de hadas muy simpática.

Se hablaba durante el rodaje de una segunda parte, pero viendo esta y con las críticas recibidas supongo que Disney se planteara seriamente continuar con esta saga. Desde luego con mucho lo mejor del film es la banda sonora de Patrick Doyle.
Destino Arrakis.com

Artemis Fowl es el "maestro del crimen". Un niño con una alta capacidad intelectual, cuyo padre Artemis Fowl Sr (Colin Farrell) se dedica a historias de hadas y robar cosas de museos o algo parecido.

Y poco más se puede contar de la trama, una trama que en principio podría dar de que hablar muchísimo, pero que cuyo desarrollo termina por estampar contra el suelo. Parece que la película ha tenido diversos recortes, uno tras otro, y hay muchas secuencias que no tienen mucho sentido. Se pasan toda la película corriendo, sin dar tiempo a pensar sobre lo que está sucediendo y el por qué de las decisiones.

El otro gran fallo de la película son las actuaciones, unas actuaciones muy malas, pero que son comprensibles si pones a dos niños como protagonistas. Y el resto de secundarios no terminan por cumplir su papel. Ni siquiera Judi Dench.

Ahora, lo positivo de la película es sin duda ese maravilloso diseño de personajes, todos muy representativos y que identificas fácilmente. Están muy bien construidos. El diseño de producción también es destacable con unos escenarios espléndidos, que llegan a enamorar. Y la música que acompaña toda la película, esa BSO irlandesa, que nos lleva a las leyendas medievales de aquella fantástica tierra.

Por desgracia, esto no es suficiente para hacer que una película cumpliera, y más con una premisa tan alta por lo que podrían haber construido, por la película que podrían haber realizado con tan potente mundo.