Possessor

Sumario

El segundo largometraje de Brandon Cronenberg es un opresivo thriller psicológico y de ciencia ficción, pleno de gore y del body horror característico del cine de su padre David y donde resuelve las complejas situaciones que plantea en torno a la identidad a puro lenguaje cinematográfico.


Reseña

Tasya Vos (Andrea Riseborough) es una asesina a sueldo muy particular, una “poseedora” que mediante un dispositivo biotecnológico se introduce en la mente de otras personas y toma su control para que cometan asesinatos como verdaderos poseídos.

Con esta premisa, Brandon Cronenberg (sí, el hijo de David) construye su segundo largometraje, un opresivo thriller psicológico donde el director despliega acertadamente las múltiples aristas de esta premisa en apariencia simple, en un filme pleno del body horror característico del cine de su padre y de gore.

La película comienza in media res con una de las “misiones” para luego abocarse a la misión principal de Tasya, apropiarse de la conducta de Colin (Christopher Abbott), futuro yerno del dueño de una poderosa corporación para que cometa un conjunto de asesinatos (el empleo de Colin en esa empresa es todo un breve pero poderoso capítulo aparte). La jefa de Tasya es Girder (Jennifer Jason Leigh), quien anteriormente también se ocupaba de cometer esos “teleasesinatos”. Las “reuniones de planificación” de ambas revisten el frío perfil burocrático de los asesinatos por encargo, así como las tareas de inteligencia previa sobre sus víctimas. Pero ¿esto es así de sencillo?

Cronenberg indaga en las consecuencias que trae para el cuerpo, la psiquis, la vida personal y la propia identidad de la protagonista esta permanente apropiación de la conducta y de la vida íntima de seres extraños con fines homicidas y en las derivaciones de una misión que se complica en el caso de Colin.

¿Cómo se ponen esas indagaciones y contiendas psíquicas en imágenes? ¿Cómo se expresa lo que es en definitiva el siempre complejo tema de la identidad? Tarea nada fácil que el director resuelve con un logrado lenguaje cinematográfico opresivo y pesadillesco, audacia visual (y sexual), algo de psicodelia y estallidos de violencia salvaje, con situaciones y un desarrollo que por momentos pueden desconcertar al espectador (además de shockearlo).

Riseborough (asesina en un capítulo de Black Mirror y ángel de la guarda en Un invierno en Nueva york) y Abbott están perfectos en sus torturados personajes.

https://impresionescinefilas.wordpress.com/2022/02/19/possessor/

Brandon Cronenberg ofrece en su segundo largometraje un traslado de las conocidas obsesiones paternas al lenguaje del siglo XXI. Possessor se introduce en el mundo de las grandes corporaciones y el sometimiento del individuo por parte de estas a través del control mental. La adicción de poder vivir otras vidas manipulando a voluntad el cuerpo de otros seres humanos, la libertad de ejercer la violencia gracias al amparo de la tecnología y la distorsión de la identidad propia provocando la desconexión racional con la realidad. Sed de sangre, sueños y retorcimiento de los recuerdos. Ganadora del premio a mejor película y dirección en el festival de Sitges. ¡Larga vida a la nueva nueva carne!

Más críticas de cine y series (y algún que otro monigote): https://unhombresinpiedad.com

No creo que sea justo evaluar el cine de Brandon Cronenberg de acuerdo a lo que su padre hizo durante décadas. Creo que el joven director tiene una capacidad enorme para apartarse del género prácticamente creado por su padre, y perfilar una carrera por sí solo que por ahora solo ha tenido dos presentaciones, y ambas han sido aciertos en el género. Decir que hijo imita a padre es mentir. El cine de Brandon carece de un comentario social directo, y se limita a la originalidad de la historia como motivo. David nos sometía a su visión anormal de un mundo normal mientras que Brandon arma algo completamente nuevo para contar sus historias y no necesariamente hace referencia a algo existente. Al menos eso prefiero pensar con lo que ha hecho en Possessor, un arma de doble filo en forma de película.

Poco contaré sobre lo que ocurre. En una empresa de tecnología existe un aparato que permite habitar cuerpos. Para esto solo hace falta un implante cerebral por medio del cual se toma posesión de ese cuerpo externo, y el agente conectado al aparato domina las acciones del anfitrión. Esta empresa se destaca por hacer trabajos misteriosos que desatan violencia y suicidio para borrar rastros. Una agente se especializa en este trabajo, pero su última misión viene con “defectos”.

Hay algo complejo en la forma que Cronenberg modela la historia a ser contada. No es tradicional a la hora de plasmar elementos comunes y mucho menos se destaca por revelar el trasfondo de sus personajes y las razones que tienen detrás de sus acciones. El director y guionista nos obliga a seguirlo sin cuestionar demasiado. Acá es cuando Possessor es divisiva; es una película cuya temática infiere algo interesante pero no confirmado por el director. En el circuito de festivales muchos cuestionaron esto. Yo lo celebro.

Cronenberg prefiere indagar en el efecto como tema. Sus recursos son abocados a explicar la consecuencia de un acto perverso pero metódico. En Possessor no hay demasiada indagatoria moral sobre lo que se hace con la tecnología. Acá debemos entender que quizás las motivaciones van más allá de lo que sus personajes afirman en la pantalla. Es por esto que ese personaje principal se mantiene tan distante de su circunstancia actual, la que conocemos. No entendemos qué la mantiene ahí en ese sitio oscuro y lleno de promesa, muerte y éxito financiero. Pero en su silencio se aloja una historia no revelada que inicia en cada momento en el que pierde conexión con su cuerpo y se aloja en otro. Ese tercer acto de Possessor es tan enigmático como efectivo. Pura necesidad de interpretación personal del espectador. Cronenber nunca pierde el respeto por quien está del otro lado, ya que las conclusiones son múltiples si es que acaso son necesarias.

Possessor es un viaje audiovisual importante. El escenario es variante, nos desorienta, y nos somete en una película invasiva desde todos los sentidos. Acompañar a Cronenberg en su aventura es difícil. Y con Possessor las apuestas no están a nuestro favor. No nos sentiremos bien después de la película. El cine del hijo de Cronenberg es pesado, denso y efectivo. Necesitamos que siga haciendo lo que hace aunque se tarde demasiado.

**** Originalmente publicada en www.cinelipsis.com/possessor/ ****

Lo primero que voy a decir es lo más evidente y lo que dice todo el mundo, porque es una verdad como una casa. Como se nota que el director de esta película es hijo de quien es hijo. Ha bebido mucho del estilo de su padre adaptándolo a los tiempos actuales.

Es una de esas películas que te dejan incómodo e incluso a veces con la sensación de querer pasar para adelante para saltarse una escena inesperadamente violenta. La película se sustenta en gran parte gracias a la estelar actuación de Riserborough y Abbott que están que se salen.

La película tiene sus momentos surrealistas muy típicos de este género de cine. La historia no está nada mal, juega con una metáfora muy sencilla de la manera más compleja. Funciona pero el mayor error es el ir y venir de la historia para volver a marcharse y volver a regresar, cosa que alarga la película innecesariamente y cansa un poco.

No tiene la fuerza suficiente, incluye algunas ideas interesantes pero falla en su planteamiento, perdiéndose en la desidia de su propuesta. Nunca llega a ser la película descarnada que aparenta. Basándose en su buena fotografía, muy destacable, esta desconcertante y arrítmica película se siente lastrada por su montaje vacío, incluyendo un reparto que tampoco ayuda. Menos violenta de lo que me esperaba.