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La casa muda

Terror. Thriller Laura (Florencia Colucci) y su padre (Gustavo Alonso) son contratados para restaurar una lejana casa de campo, cuyo dueño (Abel Tripaldi) quiere poner a la venta. Al principio todo transcurre con normalidad, pero un día Laura escucha un sonido que procede de fuera y se intensifica en el piso superior de la casa. Basado en un suceso real: en 1944, en una vieja casa de campo fueron hallados los cuerpos de dos hombres brutalmente ... [+]
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
8 de enero de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película con buenas actuaciones y razonablemente entretenida, con un buen uso de un único plano secuencia (es decir, una sola escena sin cortes), pero como conjunto, para nada convincente.

-La primera parte consiste en el asesinato del padre de la protagonista; luego ella llorando e investigando dentro de la casa, oscura y con ruidos extraños (no sé por qué se llama "La casa muda"). Un ejercicio de terror/suspenso bastante aceptable.
-Llega un "intervalo" de diez minutos en el que se nos mostrarán fotos reveladoras de las cosas que sucedían allí.
-En la parte final, la chica se irá caminando a campo traviesa.

No me resultó atractiva la propuesta ya que se incluyeron bastantes tópicos, y la verdad que el comienzo y el final contaron cosas distintas. Es decir, una casa embrujada primero y un trauma del pasado después. Es como que se hizo demasiado hincapié en los sustos para luego llevar a la verdadera historia. Queda todo como inconexo. Si se hubiera encarado de otra manera, quizá se hubiera logrado algo mucho más interesante y coherente.

Si alguien no entendió bien qué es lo que pasaba, lo explico en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Flavio
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10 de setiembre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esto del cine, cuando el dinero escasea hay que agudizar el ingenio al máximo para superar las limitaciones del escaso presupuesto y hacer una película interesante. La mejor manera de conseguirlo es modificando la forma de narrar la historia y alejándose de los caminos tradicionales y costosos (muchos actores, variados decorados y localizaciones, calidad de las cámaras, rodajes extensos, etc). Y de esta manera tan chula se hace de la necesidad virtud y se crean obras innovadoras, atípicas y fuera de lo convencional. El cine de terror está abonado para estos experimentos, porque estos enfoques son muy directos y realistas y la espectacularidad está a flor de piel. Para más inri, las campañas de promoción de estas películas suelen ser sensacionalistas y más exageradas que yo (que soy andaluz), haciendo incapié en la experiencia extrema que significa ver la película (y en ocasiones muestran escenas del público gritando presa del pánico). For example, tenemos las conocidísimas "El proyecto de la bruja de Blair", "REC", "Monstruoso" o "Paranormal Activity". Pues bien, "La casa muda" entra dentro de este grupo, así que avisados quedáis, porque estas películas no tienen término medio: o las odias o las amas. Muchos se quedan hechizados por el tratamiento directo de las escenas y otros piensan que es una estafa o la opera prima amateur de un estudiante de cine. Por ello, si te gustan las películas con su planteamiento, nudo, desenlace, con sus planos y contraplanos y sus buenos millones invertidos en el film, a lo mejor no te gusta el largometraje de Gustavo Hernández. Que conste que a mí sí me gustó un montón.
"La casa muda" es un ejercicio de tensión constante salpicada por varios sustos potentes que te haces caquita. Realizada en varios planos secuencia (aunque digan que está hecho en un solo plano secuencia, la verdad es que no me lo creo), la película narra en tiempo real (o sea, que no hay elipsis ni intervalos de tiempo muertos ni acotaciones en plan "Y una hora después...") una actualización de unos crímenes reales ocurridos en Uruguay en 1941 (aunque la adaptación es muy suya y me parece que poco tiene que ver con lo que ocurrió realmente). Tras una breve y genial introducción (la protagonista se acerca lentamente a la casa), la película se centra exclusivamente en el tormento y la angustia que pasa la muchacha dentro de la casa. No obstante, que nadie espere ver bestialidades plan Saw 80 ni mucho menos. El terror de "La casa muda" es un miedo más contenido y sugerido, plasmando la inmediatez de una amenaza que está a punto de surgir, el horror constante de saberse atrapada y a merced de un asesino. Cámara en mano y con un planteamiento indisciplinado, el director nos sumerge, junto a la protagonista, en una experiencia aterradora, ya que nosotros, los espectadores incautos y masoquistas, acompañamos a la muchacha en su periplo por la casa de los cojones, y los sustos que se lleva ella también nos lo llevamos nosotros en primer plano. La película no da cuartel, la angustia es palpable y la tensión casi insoportable y muchas veces el espectador no puede evitar taparse los ojos y esperar con nerviosismo a que pase el mal trago. Indudablemente, la protagonista del film, Florencia Colucci, tiene una importancia capital en el éxito de la película, ya que su actuación realista la aleja del principal fallo de estos proyectos: la sobreactuación.
Resumiendo: "La casa muda" es una gran película de terror y suspense, con un par de sustos increíbles y un desarrollo verosímil e inquietante. Pon el volumen de la tele al máximo y a disfrutar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
SUSTOVISION
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8 de diciembre de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La casa muda cuenta, a su manera, una historia real que ocurrió en los años 40. Con cámara al hombro, poca luz, inteligencia y, por encima de todo, valentía, la película uruguaya es una sorpresa en toda regla.

Gustavo Hernández debuta como director en solitario con una película de una calidad excepcional y con un trabajo tras ella que es para hacerle reverencias. La película de Hernández empieza con fuerza, atacando desde el principio, aunque sufre ciertos titubeos en su ansia por atrapar al espectador. No obstante, tras unos minutos de dudas, Hernández va imprimiendo un ritmo que acelera de una forma bárbara y se va apoderando de nosotros sin que apenas nos demos cuenta, con la genialidad que implica el hecho de que esas dos características sean, casi por concepto, contrarias. Es impresionante cómo La casa muda va mejorando a cada segundo que pasa y, retratando a la perfección el tiempo y el espacio, consiga descolocarnos por completo fruto de ese miedo que atenta contra nuestros sentidos y los mantiene alerta siempre para demostrarnos que, con eso, no es suficiente para predecir el siguiente movimiento. El mérito más visible de la película es el de estar rodada casi por completo con la cámara al hombro (y no hablamos de una cámara de cine) y sin cortes, en un (falso) único plano secuencia que aprovecha sus pequeños cortes en unos truquillos con la oscuridad para poner de nuevo las cosas en su sitio. Eso, que así dicho ya tiene mérito, cobra mucha más relevancia cuando asistimos a un movimiento coreográfico perfectamente ideado, preparado y ejecutado. Con todo lo brillante que es el trabajo de Hernández, no lo es menos el de Óscar Estévez, guionista de La casa muda, que nos deleita con un tramo final magistralmente deletreado a pesar de lo cuestionable de su eficacia si uno se lo plantea con frialdad. Por último, pero no menos importante, ensalzar la banda sonora de Hernán González y su espléndido acople en la película.

Florencia Colucci protagoniza la película y es ella la que marca los tiempos. Al principio hay un poco de nerviosismo en la actriz, pero a medida que va cogiendo ritmo y sintiéndose cómoda, su trabajo se vuelve épico, con doble valor debido a que debe combinar la interpretación con el hecho de estar siguiendo unas pautas que van entre su memoria y las instrucciones en tiempo real sin ningún margen de error. El trabajo de Abel Tripaldi supone una segunda espada de lujo tanto por su trabajo como por la perfecta sintonía de sus facciones con el personaje al que interpreta. Gustavo Alonso, en su corta aparición, está correctísimo. La pequeña Maria Salazar aparece ahí, sin más.

Resumiendo: La casa muda es un peliculón. Una de las mejores películas de terror de los últimos años y un ejemplo más de cómo el cine de terror sudamericano, que es jovencísimo, promete darnos muchísimas alegrías. Que la película es pura especulación es una verdad como un templo, pero que Gustavo Hernández consigue que sintamos cosas dentro de nuestra cabeza que nos hacen encender todas las luces de nuestra casa antes de movernos, también lo es. Bravo.
Grijander
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2 de junio de 2023
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En "La casa muda" es la opera prima del director de terror uruguayo Gustavo Hernández, inspirándose en hechos reales.

Lo primero que hay que destacar es que Gustavo decide grabar la película en una sola toma con una cámara casera, buscando crear una atmósfera claustrofóbica, escalofriante y realista, al estilo de los subgéneros de metraje encontrado o falso documental, pero sin serlo.

Poco tengo que decir de la película, aparte de que este estilo de terror no me gusta (con excepciones como "REC"), la cinta es extremadamente lenta, dura hora y media, y le sobra una hora.
Rubén
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3 de junio de 2013
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basado en un suceso real: en 1944, en una vieja casa de campo fueron hallados los cuerpos de dos hombres brutalmente torturados. A quienes les faltaba hasta la lengua, las fotografías que se encontraron junto a los cuerpos fueron la clave para resolver el sangriento crimen. Laura y Wilson su padre, son contratados para restaurar una lejana casa de campo, cuyo dueño quiere poner a la venta. Durante los primeros minutos todo transcurre con normalidad, pero pronto Laura escucha un sonido que procede de fuera y se intensifica en el piso superior de la casa, adonde el dueño como un verdadero Dios les prohibió subir… “Podeis recorrer toda la casa, más al segundo piso no subiréis jejejeje) Wilson armado de una lámpara sale a investigar mientras Laura, presa del, pánico lo espera con una afilada hoz en la mano, gemidos, quejidos y lamentos en medio de un ambiente en el que no se ve absolutamente nada, solo la figura de un hombre que aparece de improviso y sobre el que Laura aterrorizada descarga un golpe con la hoz que se clava en pecho del intruso que no era otro que Wilson que regresaba… mas quejidos, lamentos, llantos, fogonazos del flash de una polaroid , piernas de presuntos asesinos, subida de Laura al 2º piso y el hallazgo de un sin número de fotografías de topleteras ja ja ja ja., lo que causa nuevos gemidos, alaridos y la huida de Laura que corre sin rumbo por la campiña hasta que es encontrada por el dueño de casa a quien la joven ensangrentada, siempre con la hoz en la mano, abraza sin articular palabra… Esta macabra historia termina de improviso, la cantidad siempre impresionantes de los nombre de quienes hicieron posible el film, de los que no se salva ni el gato de la mamá del guionista, oscuridad total y de pronto nuevamente la película… como dando a entender al sufrido espectador de una obra de tal magnitud y de reconocida “calidad” no puede finalizar de una manera tan violenta, faltaba un post scriptum… je je je
Marioetellezs
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