Mientras dure la guerra

Alejandro Amenábar, uno de los maestros del modernismo cinematográfico en España vuelve de nuevo a la acción, esta vez con una representación del preludio de la guerra civil a través del legendario escritor Miguel de Unamuno.

Una representación totalmente plana, sin nada nuevo que ofrecer, con planos aburridos y simplificados, solo salvables las partes de Santi Prego, quien caricaturiza a Francisco Franco como en su momento ya interpretaron a otros dictadores, Bruno Ganz con Hitler en el Hundimiento.

La triste realidad de la cinta es que Amenabar lleva 15 años, desde Mar Adentro, sin convencer con sus películas y genera cierta repetición.

No ayuda su absurdo posicionamiento en el filme donde a través de Unamuno se decanta por no entrar en ninguno de ambos bandos cuando constantemente caricaturiza la derecha y engrandece la izquierda, un posicionamiento político que podría respetarse si no se tapase sus verdaderas intenciones.

Da sensación de que podría ser una película que te encontrases haciendo Zapping una tarde de domingo, y se hace asombroso como la política puede tapar un muy regular guión y una película totalmente olvidable sin nada que ofrecer al margen de puntuales interpretaciones.

Normalmente suelo coincidir con las puntuaciones de las películas, pero en este caso al leer tantas alabanzas sobre esta me he visto un poco obligado a escribir esta crítica. Quizás sea un bicho raro pero a mi no me ha gustado la película.

Cierto es que a nivel técnico ( escenas, fotografía, ambientación, interpretaciones, banda sonora etc..) es muy buena. Pero la película en si me ha resultado muy plana y aburrida. Todo el film se basa solo en diálogos sobre politiqueo. A mi entender resulta muy pesado. Si la estuviera viendo en mi casa en vez de en el cine seguramente hubiese cambiado de canal de lo aburrido que me estaba resultando.

Quizás sea culpa mía ya que me esperaba otro tipo de film, eché en falta alguna escena bélica, algunos tiros, algún fusilamiento, en fin, algo relacionado con la guerra aparte de lo estrictamente político.
No ha logrado transmitirme ninguna tensión, tristeza ni sobrecogerme en ningún momento para tratarse de algo tan terrible como ha sido la guerra civil.

Otro punto por lo cual me ha decepcionado bastante y me he sentido hasta engañado. Es que al poco rato de estar viéndola compruebas que todo se basa sobre la historia de Miguel de Unamuno. No digo que no sea interesante, pero hubiera sido mas apropiado que le cambiaran el título por ejemplo: " UNAMUNO Y LA GUERRA" para que el futuro espectador se haga a la idea de lo que se va a encontrar, digo yo.

Creo que se le está alabando demasiado a Amenábar, un director que claramente ha ido de mas a menos en sus películas. En esta se nota que ha contado con un gran presupuesto y claro que está muy bien realizada. Pero da la sensación de que está hecha más para su propio ego que para la finalidad de entretener que es de lo que realmente se trata.

La guerra civil tiene que darnos todavía muchos buenos momentos cinematográficos. En esta ocasión, se trata del famoso episodio ocurrido el día de la Raza de 1936, el 12 de octubre, centrado en el famoso enfrentamiento que tuvieron Unamuno y Millan-Astray, el glorioso mutilado.

Había leído muchas veces sobre este enfrentamiento, pero nunca con el detalle con que lo hace la película. Eso es lo que tiene un film, que te hace conocedor de detalles históricos poco conocidos. He aprendido cosas que no sabía, lo que ya me vale el precio de la entrada y el tiempo dedicado. No entro a valorar la crítica franquista a la versión de Amenábar. Por lo que sé se acerca bastante a la realidad y, por otra parte, no siempre el cine, aunque sea histórico, tiene que ajustarse al ciento por ciento a la historia, más aún, cuando existen varias versiones.

Caeré en el tópico y diré que Karra Elejalde está que lo borda en su papel de Unamuno, aunque no menos que Eduard Fernández en su papel de Millán-Astray. Para mí, el principal valor de la película es la conciencia de lo difícil que resulta en una situación bélica mantener una actitud coherente o ser un espíritu libre. Unamuno lo fue y así le fue. El mérito de Amenábar es haber hecho un film coherente e interesante a partir de una simple anécdota, que por importante que fuese, no dejaba de ser eso, una anécdota; entre otras cosas, para eso está el cine, ¿no?

Cuando hablamos de una guerra no podemos obviar que nunca va a existir consenso. Las guerras son sinsentidos irracionales y barbarie gratuita propia de lo peor del ser humano. En esas se encuentra Unamuno cuando incrédulo se enfrenta a los acontecimientos del 19 de julio del 36.
Amenábar presenta buenas intenciones, quiere hacer la película desde un punto de vista que aún no se ha mostrado en los relatos sobre la guerra civil (nada de violencia explícita) y éste pertenece a un intelectual. Un personaje controvertido y sometido a la duda de si sus apoyos al fascismo no habrán sido una ayuda para aquellos que luego barren con todo llevándose por delante a sus amigos con un ideario, que a cualquiera que se preste de intelectual, causa sonrojo primero y miedo después.
Con todo y con ello lo mejor del proyecto son las intenciones porque lo que es la sustancia, el guión, el cine fracasa con un estrépito no esperado. Unamuno - Karra da la imagen, más que de un intelectual, de un pobre hombre bamboleado por un lado y por otro sin tampoco demasiado criterio. Todas las situaciones son quizás demasiado simples y los diálogos podrían llevarse a cabo hoy en día por un simpatizante de derechas y uno de izquierdas sin necesidad de aportar ningún pensamiento elevado que podría aportar un intelectual.
Todo esto lastra la interpretación de Elejalde, por no hablar de la de Santi Prego, el guión caricaturiza tanto al Franco 'generalísimo' que la actuación no lo supera (se oían risitas en la sala cada vez que intervenía). Eduard Fernández lo tenía más fácil y cumple, no se esperaba mucho de un personaje como Millán-Astray y quizás por ello solventa el papel con cierta brillantez.
Por lo demás sólo puedo destacar la falta de profundidad, de fuerza, de algo que se salga de una corrección formal y que emocione, no se produce y la verdad es que se hace larga, plana y tediosa.
Amenábar otrora sorprendía con brillantez y frescura pero llevo tiempo que salgo indiferente de sus películas. Ágora me pareció correcta pero no brillante, Regresión fiasco total. Nada que ver con Abre los ojos, Mar adentro o Tesis. Me descorazona un poco, la verdad y me hace desconfiar de las buenas críticas que ha recibido, porque la verdad, no las entiendo.

Alejandro Amenábar siempre ha sido un director valiente y con talento, que elige sus proyectos porque cree en ellos. Hacer una nueva película sobre nuestra Guerra Civil es siempre una apuesta de riesgo, pero aquí el resultado es magnífico.

Una de las mejores películas españolas en la excelente cosecha del 19, es una producción de tal nivel que recibió diecisiete nominaciones a los Goya, de los que se llevó cinco, entre ellos mejor actor de reparto para el general Millán-Astray que clava el gran Eduard Fernández.

En realidad, la interpretación del amplio reparto es uno de los puntos fuertes del film, con grandes composiciones también de Karra Elejalde y Santi Prego. Destaca así mismo el guion, coescrito por el propio Amenábar, que mantiene al espectador interesado en la historia, y reflexionando sobre ella, siendo de agradecer que la exposición de los convulsos hechos no caiga en la dinámica de “buenos y malos”. Cine bien hecho, recomendable.