Tiburón

Sin lugar a dudas; la mejor cinta de su director. Spielberg "inventó" y marcó las pautas del cine de de suspense venidero con este auténtico "tour de force" del cine de aventuras y suspense, acompañado por una EPICA e inigualable banda sonora de su inseparable J.Williams. Innumerables los momentos imborrables del metraje (el primer ataque, la muerte del niño, la conversación en el "Orca" sobre las cicatrices, la cacería final...), incontables las frases que se han convertido en "himnos" de todo buen amante del séptimo arte ("...we`ll need a bigger boat", "smile... motherfuck..."), insuperable el clímax final... el enfrentamiento cara a cara del hombre con el mayor de sus temores en forma de tiburón asesino. Una auténtica obra de arte... de obligada visión para cualquier amante de este maravilloso séptimo arte.

Excelente título que, aún hoy, resulta demoledor en su desarrollo.
Un pueblo costero es asediado por una fuerza maléfica, una fuerza en forma de tiburón.
Así se presenta la premisa básica, sin grandes discursos enrevesados ni metafísicos pero que, sin embargo, cobra la capacidad necesaria para atrapar al personal, como solo el cine bien elaborado sabe hacer.
Gracias a un manejo del mecanismo del suspense sin fisuras, dosificado, un guión sencillo y directo, unas interpretaciones más que adecuadas y una ambientación nada estrambótica, el maestro SPIELBERG nos regaló una historia oscura sobre los límites del ser humano ante las adversidades, representadas por esos monstruos que se esconden a nuestro alrededor.
Los escenarios que vemos son habituales y fáciles de identificar por cualquier persona, un marco reconocible para un relato agobiante. Es uno de los hallazgos indiscutibles: la relación del agua, elemento muy común, con el peligro.
El bicho en cuestión, además de ser mostrado de forma gradual, aumentando así la sensación de amenaza y desasosiego, es una maquina natural que funciona en pantalla por la fascinación que las bestias y la naturaleza han ejercido siempre en los humanos.
En fin, maravillosa cinta que, entre incontables virtudes, posee las cuatro o cinco notas más terroríficas del cine.

Luego de una desafortunada "Diablo sobre ruedas" y una facilona "Duel", el trampolín hacia el ansiado Hollywood dejó al joven Steven a medio salto para pasar luego a realzar su vuelo con uno de los clásicos de monstruos asesinos más inquietantes y primitivos en la historia, "Tiburón".

Más que convertirse en un éxito instantáneo, la obra maestra de Spielberg logró ahuyentar a todos los bañistas de las playas y generar un pánico insólito que marcó un hito en la historia del cine para monstruos. Y es que más allá del consumado trabajo en sus notables interpretaciones, el éxito de "Tiburón" radica indudablemente en los aspectos técnicos que su director consiguiera con la cámara y la espléndida y potente música de John Williams. Los impresionantes apartados visuales que Steven consiguiera para generar tensión, desde el espasmo inicial con la primera muerte, hasta la vista del escualo y esa tensionante necesidad de no mostrarlo acompañada siempre de una pavorosa y divertida orquesta, hicieron que todos los espectadores de la época gritaran de angustia.

No obstante, el cine con los nuevos tiempos que corren ha hecho de las suyas y lo que fue del film en su momento hoy no es visto como algo más que un pequeño clásico que sorprende, pero ya no asusta. Los "tiros" que Spielberg supo hacer para suscitar el pavor y la tensión con el tiempo fueron tan imitados y revaluados que a las nuevas generaciones que la ven les sabe a ya visto y hasta aburrido, pero aún así es una pequeña joya que permanece ahí, como una de las grandes de Steven y que siempre se reafirmará como un producto de visión obligatoria para los amantes del género y la calidad indiscutible de Steven Spielberg detrás de cámaras.

Lo mejor: Su banda sonora, a la cual se le debe mitad de su éxito. Y "Bruce", el tiburón, que pese a las limitaciones de la época para desarrollarlo sí consigue dar miedo.

Lo peor: Que ya no sea tan atemporal.

Hago esta crítica después de haber visto la saga antigua de Tiburón, de la 1 a la 4, por orden cronológico y bastante seguidas. Sin embargo, la primera, la auténtica, la original, ya la había visto anteriormente al menos tres veces.

No tengo nada original que añadir a lo ya dicho por otros admiradores, pero sí quería dejar mi testimonio sobre esta gran película. Es imposible imitarla, por el sello inconfundible de Spielberg, el carisma de los actores, el ritmo y la tensión tan notables teniendo en cuenta la época en que se hizo, la música, la simbología, ... Maravillosa.

Robert Shaw, una banda sonora que dio absolutamente en el clavo y un espectacular muñeco animatrónico, hicieron de esta primera superproducción de Spielberg para la gran pantalla, una película que entró directamente en la mitología del cine. Pero vista desde la distancia, vista desde un punto de vista narrativo, no es una gran película, y mucho menos, una de las mejores de su director. No se me entienda mal, la cinta es entretenida, y tiene su divertimento, pero por momentos llega a hacerse algo pesada, y aun llegué a pensar que no sabían muy bien cómo acabarla.

En definitiva, siempre será un prodigio para los incondicionales, pero que en la distancia que da el tiempo, y en mi opinión, no deja de ser nada más que una buena película comercial y un aceptable entretenimiento. Ah, eso sí, comparándola con determinadas producciones, relativamente actuales, de mismo tenor (con tiburones, megalodones u otros monstruos marinos), ciertamente, “Tiburón (1975), es una “obra maestra”.

Por terminar bien, he de reconocerle que no carece de sentido del humor. Incluso, pareciese, que a veces, Steven disfrutase alimentando al “pececito”.