La vida secreta de Walter Mitty

Con “La vida secreta de Walter Mitty” Ben Stiller ha intentado ponerse trascendente, ha querido que la película fuese su paso definitivo a la madurez, aunque luego del dicho al hecho hay un trecho y creo que al bueno de Stiller el tiro le ha salido bastante por la culata.
“La vida secreta de Walter Mitty” es de esas cintas que nacen con buena intención pero que al final terminan por no tener tan buenos resultados. Bajo la excusa de contarnos los dimes y diretes de un soñador empedernido que decide dejar de soñar y empezar a vivir, Ben Stiller intenta transmitirnos alguna que otra buena enseñanza de vida, pero al final se queda en la intención ya que el director esta más pendiente de la pirotecnia visual que de focalizar su mensaje. “La vida secreta de Walter Mitty” es un film que en todo momento circula entre la realidad y la fantasía que habitan en la mente de Mitty, y vivir tanto en ese limbo hace que llegue un momento en el que el espectador no sepa si tomarse en serio lo acontecido en la historia o el mensaje final. Ben Stiller pone demasiado en riesgo la verosimilitud de un mensaje trascendente por culpa de transmitirlo mediante unos medios bastante inverosímiles. En definitiva, yo nunca entre del todo en el juego que me propuso el director.
Otra cosa que tampoco le ayuda a “La vida secreta de Walter Mitty” es lo cortarrollos que se muestra Ben Stiller como realizador, siempre que maneja algo verdaderamente importante para la trama lo soluciona de la manera más fría posible. La historia de amor con el personaje de Kristen Wiig no puede terminar de forma más anti-romántica, y el ansiado encuentro con el fotógrafo Sean Penn lo soluciona como si no tuviera relevancia con un misero partido de fútbol, ¿en serio?... Por no hablar de que el gran enigma del film se soluciona de forma previsible, lo que hace más intrascendente el desenlace.
“La vida secreta de Walter Mitty” es entretenida y amena, pero promete más de lo que luego da. Ben Stiller no solo intenta ponerse serio, sino que intenta alejarse de la comedia absurda y sin pretensiones, pero momentos fuera de tono como el de Benjamin Button hacen que compruebes que no lo consigue. Es una comedia vital más agradable que efectiva y ligeramente decepcionante. A Stiller este traje le ha quedado grande.

Hay momentos que, según la situación personal en que sean vividos, pueden tener un significado u otro. Aquellos pueden derivar de una canción, de las páginas de un libro, de una obra de teatro, o, como en este caso, del visionado de una película.

Tuve la suerte de ir a ver esta película en uno de los peores momentos personales que recuerdo. Y algo que iba a pasar sin pena ni gloria, como una tarde de cine más, al final se acabó convirtiendo en un momento que aún perdura varios años después. El optimismo por naturaleza que demuestra el protagonista de la película trascendió la pantalla, y, junto con otras cosas, me ayudó a salir del difícil bache personal en el que me encontraba.

Se podría definir a Walter Mitty como un soñador despierto en un entorno lleno de complicaciones y dificultades. Dificultades personales y sentimentales, como las que hablábamos antes; pero también dificultades laborales y de otra índole, que a veces impiden avanzar en un mundo tan competitivo. Pero la imaginación que derrocha y las ganas que pone para enfrentar las adversidades ayudan bastante para ir superándolas poco a poco. Haríamos bien en seguir, aunque fuera mínimamente, el estilo de vida (mental) que se nos propone.

Pero además de lo anterior, el remake de la película del mismo título del año 1947, cuenta con una gran factura técnica con Ben Stiller a los mandos, destacando la gran cantidad de efectos especiales de los que hace gala el filme. Por otro lado, la elección de los escenarios (entre los que se encuentran desiertos, volcanes o montañas, ubicados en regiones tan recónditas como Islandia, Irán o Groenlandia) es óptima y es algo que se agradece visualmente. Se trata de una película de espacios muy abiertos y muy luminosa, algo poco habitual en los últimos años.

Sobre el argumento, la revista 'Life' está a punto de echar el cierre y el legendario fotógrafo encarnado por Sean Penn ha ordenado que la portada de su último número sea una fotografía que ha desaparecido de los archivos de la publicación. La búsqueda de la misma es lo que sacará a Walter Mitty de su monótona y aburrida vida y le llevará a hacer realidad las aventuras que hasta ese momento únicamente estaban en su cabeza y que solo materializaba a través de sus "idas de olla". Una manera, como otra cualquiera, de pasar a la acción.

Al final, después de los efectos especiales y de los escenarios de ensueño, hemos de quedarnos con el gran personaje que ha sabido construir Ben Stiller, y con el hecho de que con su imaginación y sus ilusiones alguien que está acostumbrado a perder, también puede ganar alguna vez.

Buena película de Ben Stiller, en donde logra transmitir el mensaje que se propone, remover un poco eso que tenemos dentro. Peca de falta de ritmo hacia la mitad del metraje, pero el resto te mantiene pegado a la pantalla.
Resaltar la banda sonora, con un memorable Space Oddity a cargo de Kristen Wiig.

Película entretenida de buena fotografía, humor y mensaje motivador. Recomendable, aunque la verdad la vida real difiera muchísimo de un final feliz.

Mitty ha trabajado en el departamento de fotografía de activos negativos de la revista Life durante 16 años. A medida que la revista comienza a sufrir su inevitable reducción a una publicación únicamente en versión digital (lo que sucedió de verdad en 2007), él se convierte en responsable de la última foto de portada de su edición impresa. Los nuevos jefes treintañeros que están haciendo todos los despidos tienen barbas ridículas. Son unos idiotas. Parecen adolescentes disfrazados de Halloween y las barbas refuerzan su falta de experiencia y autoridad moral, a pesar de su posición de poder.

Mientras Mitty profundiza en un misterio muy forzado sobre la foto de portada perdida, desarrolla una relación natural con Cheryl, la compañera de trabajo con la que intentó hacerse amiga. Comienzan a crear los puntos de partida para sus fantasías, y reúne el coraje que le falta para enfrentarse a sus enemigos.

(1) Zona de Spoiler

Si eres un hombre que sueña demasiado con vengarse del acoso y desea una vida mejor, Ben Stiller es el tipo simpático y humilde que te sacará la media sonrisa y te empoderará.

Es una película muy simple pero muy bien hecha. El guion es perfecto porque tiene todos los elemenos que la hacen una historia interesante y creíble. Tiene como objeto externo conseguir el negativo de la foto, pero es más bien una trama de transformación, donde un soñador se convierte en esa persona que soñaba.

Todo es perfecto, no hay que hacer mucho caso a la historia porque más bien es una reflexión sobre la vida, sobre nuestros sueños, sobre lo que nos apasiona y sobre salir del mundo de sueños, que podrían ser las redes sociales, y hacer las cosas realidad, tangibles y vivibles.

No me ha desagradado nada. Todo encaja bien y sirve para pasar una buena tarde.