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El gran pequeño

Drama. Bélico Años 40. En un pequeño pueblo de EEUU vive un niño de 7 años que padece problemas de desarrollo. Cuando su padre, casi su único amigo, se marcha al frente a combatir en la Segunda Guerra Mundial, el chico tendrá que enfrentarse no sólo a la crueldad de sus compañeros de clase, sino también a la de sus vecinos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
7 de noviembre de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si Moisés abrió las aguas del mar Rojo por mandato del Señor, ¡quién dice que este chaval no consiga todo lo que se proponga!; “depende de ti creer en lo imposible” y a intentos, motivación y querencia nadie la gana.
La guerra desde el punto de vista de un pequeño chico, que lo único que desea es que su padre vuelva a casa para volver a ser su colega del alma e incondicional compañero de aventuras.
“¿Crees poder hacer esto?”, palabras mágicas, instauradas en la mente de un confiado hijo y hermano, que todo lo pueden, que mantienen incandescente la fe y esperanza de un crío que necesita creer en lo imposible, en la fuerza de su voluntad para conseguir lo que nadie espera, lo que parece inalcanzable, esa inocencia de edad y espíritu que permiten al corazón seguir latiendo con el vigor y resistencia necesarios de estar haciendo todo lo que se puede por cumplir su sueño.
Porque eso es esta película, una fábula encantadora sobre un hecho espantoso vista desde un plano distinto, un acto bélico personalizado en el dolor de un muchacho que necesita pensar, que afirma con rotundidad que todo depende de él, que su ensoñación maravillosa es posible hacerla realidad con su constancia, sacrificio y el cumplimiento fiel de una lista que bien podría ser la misiva de los reyes magos, que prometen traerle su regalo de navidad por adelantado si cumple escrupulosamente lo pactado; porque esto es una asociación de dos, el amigo imaginario y el chaval terrenal donde, si uno cumple lo estipulado, sólo hay que esperar, sin desesperar -bueno, sólo un poco para recrear mínima tensión-, a que el primero haga su nunca-prometida parte.
Porque es cine, es entrañable invención, fantasía creada para agradar y enternecer, volver a la infancia y rememorar cuando se creía que podías volar como Supermán, que tu padre era poderoso pues lo sabía todo, que tu hermana había cogido las paperas con tú sólo desearlo y que podías conseguir engañar a tu madre si te lo proponías.
Porque son muchos los directores que han utilizado acontecimientos históricos, donde reina la muerte como abanderado de su recuerdo, para reflejar una personal historia encubierta que nos tralade a revivir tan catastrófico momento, con la ayuda de los sentimientos individuales de sus protagonistas; su felicidad, su desgracia, su pérdida, su encuentro, un trágico drama con la delicadeza ingenua de la mirada de un pequeño jovenzuelo, grande de coraje, que hace lo que únicamente tiene sentido para él, aunque sea el hazmerreír del resto del pueblo.
James Cameron y su legendaria historia de amor del Titánic, Roberto Benigni y su ternura para encarar la estancia en su despiadado campo de concentración nazi, Amenabar y su tsunami, Pearl Harbor, conquistar el Everest y demás catástrofes graves o combates mundiales a lo largo de nuestro pasado; en esta ocasión, Alejandro Monteverde escoge la Segunda Guerra Mundial y la deleznable bomba de Hiroshima para recrear un idílico pueblo, de candorosa fotografía -que ninguna tarjeta postal podría superar-, con su creyente comunidad siempre férrea y patriótica y un destacado miembro, corto en altura/inmensurable en ilusión que se tiene que enfrentar al bulling de sus compañeros y a la partida de su único y verdadero soporte y amigo, su padre.
Y se añade música sutil que aderece con rectitud, y se acople con oportunidad conmovedora a las escenas según convenga sonreír, llorar, añorar, conformarse o luchar, diversas fases que toda correcta invención debe poseer para cautivar, según momentos, al espectador.
Y esta sencilla, aunque excesiva en su duración, narración logra cumplir los requisitos, te conmueve, ablanda, relaja y acomoda en esa modélica estancia de emotivas interpretaciones, sentidas con calculada perfección, y su benévolo colorido que habla con amabilidad serena, que expone con ingenua belleza y muestra una leve maldad que ofendería al propio satanás por su miseria de exposición sin consistencia, para relatar esa parábola que dice que los sueños posibles son, que creer es poder, que la voluntad mueve montañas y que el valor no tiene freno ni medida cuando habita en la esencia de un inesperado héroe, cuyo diminuto tamaño no le quita de ser el más grande y valiente de todos los presentes.
Relato moralista que transmite valores humanos, siempre puros y religiosos, que busca el cariño, simpatía y adhesión de la audiencia, adrezo bonachón y cordial, de estampa glorificada, para la formación de esa afectiva lágrima que tanto se busca provocar; con los más sensibles la tarea resultará fácil y hecha, el resto observará las peripecias de esta David, que no cuenta con nadie para combatir a su Goliat, con calidez de sentimiento afín pero sin vivirlo intensamente pues se fuerza en imponer, en demasía, la pena, lloro y lamento que siempre le acompañan.
Little boy, pequeño chico, tu esfuerzo se considera y agradece, cosa aparte es que surgan las sensaciones debidas que se estimulan con descaro y manipuleo, sensiblería en abundancia hace que su recepción pierda la emotividad que tanto mana, que no participes de su increíble posible, que no te integres en su creencia, que se reduzca a querida y cálida historia aunque limitada en su nutrición.

Lo mejor, su incombustible bondadosa aúrea.
Lo peor, nunca llegas a sentir o creer que puedas mover montañas.
Nota 5

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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22 de noviembre de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin poner en rienda suelta todo el tema, película que llega en un nivel moral, y te deja atrapado no digamos "tonto", pero sí particularmente zopenco, metiéndose con cosas que no deberían tocar punto, serias y que son difíciles de digerir (la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki); pero, obviamente tiene su lado amable y cautivador, de un pequeño niño tan inocente como una semilla de mostaza, y tan seguro como una montaña...

Muy rescatable, me hizo llorar (cosa que sólo "Interestelar" había podido conseguir) pero con cierta apatía, como ya mencioné antes, por digerir las cosas con las que se les da sentido a la trama.

Quedará en mi lista de "Cosas que ver para ponerme sentimental" (ahora sólo debo crear esa lista).
Daniel Castillo
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15 de febrero de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La crítica profesional suele ver en estas películas sus propios prejuicios, como siempre. El film aspira y en ciertos momentos logra, mover al espectador a la reflexión sobre los valores, esos que se construyen desde la paz y el amor y que están muy olvidados. Entretiene y se deja ver, es simple, toca nuestras emociones, a veces es muy directa en el mensaje, casi obvia. En fin es una alternativa para un cine que se ha vuelto muy retorcido, pero no apta para quienes creen que sólo de pan vive el hombre.
Alfil
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28 de abril de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Simplemente, me encantó, y le pasará lo mismo a cualquier espectador sentimental que disfrute con películas que reflejen valores y superación. Un niño, un poco más bajito de lo normal (y por ello con algo de complejo), ve como su adorado padre tiene que marchar al frente y en ese tiempo tiene que sobreponerse a una paradoja como sujeto pasivo y activo: hacer frente al acoso por parte de otros niños de su pueblo de la misma manera en que él mismo experimenta un sentimiento de discriminación hacia otra persona.

La historia y sus derivadas están muy bien narradas, con actuaciones muy convincentes, destacando la del actor principal, Jakob Salvati, que está sensacional y lleva todo el peso de la película. Me gustaron especialmente los flash-back y algunos detalles que denotan que ha sido realizada con mimo, como el plano simbólico en el que se muestra al niño con la misma dimensión de una semilla. No me pareció exageradamente almibarada, pues presenta situaciones complicadas y eso no puede solventarse dejando al espectador como un témpano. Como punto negro me chirrió un aspecto del guión que me pareció desafortunado y que relato en el spoiler.

Tiene todos los elementos para dejar, cuanto menos, una huella, una reflexión y también una esperanza: la que encarna el protagonista con su determinación e impulso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Francie
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27 de abril de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi puntuación exacta seria un 6,8. En mi opinion, es una película que hace bastantes referencia sobre lecciones de vida. Emotiva, entretenida, amena.. Lo que no me gusto es el final, demasiados cambios, que a pesar de que te mantienen en tensión lo meten todo en los últimos 10 min.
Eliwidow
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