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La dama del lago

Cine negro. Intriga Una editora literaria (Audrey Totter) encarga al detective Phillip Marlowe (Robert Montgomery) encontrar a la misteriosa mujer de su jefe (Leon Ames), que supuestamente ha huido con un amante (Richard Simmons) y tal vez ha provocado una muerte. (FILMAFFINITY)
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
3 de enero de 2012
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El actor Robert Montgomery, se anima a seguir la estela del éxito marcado por films como “El halcón maltés” o “El sueño eterno”, para dirigir la adaptación de una novela de Raymond Chandler, “La dama del lago”. Pero no lo hizo de forma convencional, sino que emular el retrato en primera persona de la novela, en lugar de la voz en off, el recurso fue servirse del plano subjetivo, de forma que el protagonista, Marlowe (interpretado por el propio Montgomery) queda en todo momento detrás de la cámara, dejando al espectador la sensación de estar dentro de la historia mientras que el resto de personajes del film interactúan mirando directamente a cámara. La propuesta no es del todo novedosa, Delmer Daves había comenzado los primeros minutos de su film “Senda tenebrosa” utilizando este recurso ese mismo año.

Los que hemos leído la novela descubriremos que la mayor parte de los contenidos de la misma están considerablemente rebajados. Las diversas subtramas e hilos paralelos habituales en Chandler, desaparecen, e incluso, sin saber exactamente el motivo Montgomery ambienta la acción en plena época navideña. El realizador sólo deja de Marlowe lo afilado de su lengua para ofrecernos mordaces y cínicas réplicas a sus interlocutores.

La idea de ofrecernos la historia mediante el uso de la cámara subjetiva, no es mala de por sí, incluso además de original es atrevida por ir en contra los estándares marcados en la época. El problema viene, cuando el uso de este tipo de plano no viene acompañado de otros elementos de puesta en escena que nos ofrezcan mayor profundidad visual, puesto que todos los personajes se limitan a recitar mirando a cámara como si estuvieran hablando con el protagonista, un recurso que acaba cansando teniendo en cuenta que el film está rebajado de acción y subido de diálogos. Además el resto del decorado, no está orientado de la misma forma, sino que se trata de la misma puesta en escena que si fuera un film “normal”. Por otro lado, las contínuas apariciones del protagonista, ya sea a través del espejo, ya sea directamente, hablando también mirando a cámara, acaban por romper el ritmo de un film que pese a estar excesivamente rebajado de contenido, limitándose a la historia central, la misma forma de exponer los hechos lo acaban embarullando solo.

Como experimento, el film de Montgomery tiene un cierto valor. Pero en términos generales, se trata de un film un tanto frío, distante, poco creíble por la exageración de los gestos de los personajes que miran a cámara, por una puesta en escena que se nos antoja excesivamente rígida e hierática, y por la falta de un ritmo que nos haga introducirnos no sólo en la trama sino en la propia película físicamente.
manulynk
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4 de marzo de 2010
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La dama del lago es una interesante novela de Chandler y un extraño trabajo de Robert Montgomery. Por supuestísimo, serie B, que el presupuesto no daba ni para hacer una toma del lago ni de dama alguna bañándose, tomando el sol o en traje de criar malvas.

Lo de extraño trabajo lo digo por la forma poco convencional de rodar el film. Por si no lo han visto me explicaré lo más claro que pueda. Imagínense ustedes a Bogart, Mitchum, Gardner o el tal Montgomery, interpretes habituales del tal Phillip Marlowe, con una cámara en el lugar que, habitualmente, suele ocupar la cabeza. Los espectadores que, mientras no se invente nada nuevo, estamos al otro lado de la cámara, tenemos la sensación de ser mirados fijamente, lo cual, salvo que sea la rubia secretaria de buen ver, resulta bastante incómodo y produce cierto desasosiego. Menos mal que aún no se había inventado el 3D porque el susodicho Marlowe, es decir nosotros, recibe algún que otro regalo color ojo a la funerala.

Mejor no dar ideas a los Cameron de turno, salvo que nos gusten las emociones fuertes. Mejor seguir en nuestro rol de voyeur privilegiado en nuestro sillón y marcar los tiempos con nuestro mando a distancia sin riesgo alguno. Una vez y no más, santo Tomás. Espero no toparme con experiencias paranormales de este tipo, que uno es una persona muy normalita y asiduo impenitente de los convencionalismos. No se le vaya a ocurrir al Marlowe de turno tirarse desde la terraza del Empire State.

Como curiosidad, pase. Frivolités de éstas, las justas, please Mr. Montgomery. Ya sabemos que es usted un tipo original. Probablemente hasta divertido. Pero, esos señores, ahí quietos, mirándome fijamente…

¿Es que tengo monos en la cara…?
FATHER CAPRIO
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8 de abril de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante la famosa peli del plano subjetivo, donde tú eres el protagonista y ves por los ojos de Robert Montgomery a lo largo de toda la duración de la misma. Como recurso es excelente, como experimento es interesante, pero como base de una película resulta cansino y despista al espectador. Y lo que menos necesitas es que te despisten en una obra de Chandler, que ya son bastante enrevesadas de por sí, porque te pierdes a los 10 minutos. Basada en una novela del personaje de Philip Marlowe (en el horrible doblaje español Felipe Marlowe, ahí es nada), está protagonizada y dirigida por Robert Montgomery. Lo cierto es que pensé que Montgomery acertaba con lo del plano subjetivo, porque es un actor tan horrible que cuanto menos se le vea, mejor, pero ni por esas. Mira que a mí me gusta Audrey Totter de femme fatale y aquí tampoco está bien, con un montón de gestos exagerados y rarunos. El mejor, por kilómetros, Lloyd Nolan, que parece el único que está a gusto con el experimento. Y otro problema del experimento en cuestión es que marca toda la película, con lo cual el guion se queda reducido a un esquema poco profundo (aunque lioso). Es chocante como (sin hacer spoiler) no aparecen en la película más que de oídas los acontecimientos del lago (ojo, se llama "La dama del lago") que son cruciales en la trama. En fin, para mí la película cumple porque yo de cine negro me trago cualquier cosa, pero se desperdició la oportunidad de hacer una buena peli por hacer un experimento. Pero también es cierto que no sabes cómo salen las cosas hasta que no lo intentas. .
Troglo
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13 de diciembre de 2008
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea de partida (un film contado COMPLETAMENTE en primera persona subjetiva) es buena.

Pero se agota pronto. Y surge una sensación de extrañeza al tener que seguir el film así. Termina por cansar y resultar algo chocante.

Tal vez porque tal tratamiento de la historia revela la falsedad de la interpretación de algunos actores. O tal vez porque a la idea no se le podía sacar todo el jugo en 1947.

Pero... ¿y ahora? ¿Qué me dicen de realizar ahora un film parecido pero en relieve con modernas cámaras, transiciones digitales invisibles y toda la pesca?

Humm...
metabaron
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26 de mayo de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
92/12(17/05/16) Elogiable propuesta este arriesgado film del debutante actor en la realización del también actor Robert Montgomery, un ejercicio de estilo que tiene en su virtud el mayor de sus defectos, un metraje rodado íntegramente en cámara subjetiva que hace las veces del protagonista, a excepción de tres ocasiones en que el protagonista rompe la cuarta pared haciendo unos breves paréntesis en la acción. La cámara en primera persona imprime originalidad, hace las escenas sean planos secuencia, esto hace que exija de los actores que dan la réplica al protagonista una actuación en primer plano, siendo apreciable esto, hace a su vez se desnaturalice y pierda frescura y naturalidad, la cámara intenta ser la mirada del susodicho protagonista y esta tiene la tara de tener movimientos lentos y nada naturales, esto además con el paso de los minutos hace que al contrario de lo que pretende, que nos sintamos compenetrados con el protagonista, lo que llega a provocar es alejamiento, y lo que llega a ser más discutible es el “porque”, de esta técnica, se dijo en la publicidad de su tiempo que la película te haría sentir en primera persona lo mismo que el icónico detective, pero esto la imagen nihilista de Marlowe, anulando muchísimo porcentaje del atractivo del personaje. Es una cinta contada de modo denso que al apoyarse en este artificio deriva en mucho diálogo y escasez de escenas de acción, es una obra que por su calidad no pasa de ser del montón, nada destacable en su desarrollo, cine negro serie b, solo será recordada por el ejercicio de estilo que la hizo la primera en hacerlo. El guión de Steve Fisher (“Callejón sin salida” o “Destino: Tokyo”) y el no acreditado Raymond Chandler, adapta la exitosa novela homónima de este último de 1943. Historia enmarcada en Navidad, hecho que no es así en la novela en absoluto. En la novela, la gente que lo contrata son de unos grandes almacenes, en la película es un editor interesado en un cuento que el detective ha escrito.

El detective privado Philip marlowe (Robert Montgomery) es contratado en fechas navideñas por la editora de libros de Kingsby Publications, Adrienne Fromsett (Audrey Totter), para localizar a la esposa de su jefe, Derace Kingsby (Leon Ames), la última pista que se tiene de ella es un telegram que envio camino de México, donde decía que iba a divorciarse para casarse con Chris Lavery (Dick Simmons), pero tras ser interrogado este dice no haberla visto desde hace dos meses. En el relato tendrán importancia el teniente de policía DeGarmot (Lloyd Nolan) y el capitán de policía Kane (Tom Tully).

A excepción del prólogo, un intermedio y el epílogo, donde Marlowe habla a cámara unos segundos, resto es la mencionada técnica en cámara subjetiva, artificio que hace la experiencia recomendable, el dogma que supone este autoimpuesto encorsetamiento, el modo que tendría el realizador de encararlo, las sensaciones singulares que puede emitir al espectador, y esto enmarcado en un relato detectivesco del mítico Philip Marlowe, pues el resultado es irregular, por un lado está el envoltorio del ejercicio de estilo, que deja algunos buenos momentos y situaciones, con recursos ingeniosos, filmados con mucha habilidad, pero desgraciadamente se agota con el paso de los minutos, acartonando muchos momentos en soluciones un tanto engañosas, aunque con buenos picos, por otro lado está la historia, desarrolla un relato complejo, lioso, y por tramos bastante confuso, con diálogos que pasan sin pena ni gloria, film noir que nos habla de forma un tanto superficial de amores no correspondidos, de la codicia, de la corrupción moral, de la integridad, temas inherentes al género de cine negro con elementos correspondientes a este como la ambigüedad moral, el antihéroe, la mujer fatal, giros inesperados, intriga, pero ello con el defecto que la ambientación carece de esta atmósfera lastrada por el plano subjetivo. La historia evoluciona en un interesante increscendo dramático ello para culminar en un final un tanto desinflado, aderezado con un epílogo bastante chirriante.

Como todo experimento fílmico pretende dejar huella, ser referente de algún modo, y al final queda en un pretencioso juego que quiere más de lo que puede, no está dotado de recursos que sobrelleven el cansancio que la técnica produce con el paso del metraje, se agarra a elementos bastante plúmbeos, y que hoy día nos sobrellevan a lo que son los videojuegos en primera persona, como una mano que aparece para coger el pomo de una puerta, encender un cigarrillo con el humo, levantar una copa, una parte de un teléfono, que se vea al protagonista en algunos momentos frente a un espejo, o lo más extraño, ver el beso de una mujer contra la cámara, quedando estridente. Tampoco ayuda el nada fluido romance entre Marlowe y Fromsett, al no verse la contraparte queda frio y poco creíble. El mismo año de producción de esta cinta se estreno “La senda tenebrosa” (1947) de Delmer Daves, que nos ofrece medio metraje en cámara subjetiva, esta vez haciendo de Humphrey Bogart, pero en esta las motivaciones para la innovadora técnica está justificada, para a partir de la mitad de la película cambiar el formato y verse la actuación del afamado actor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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