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Sinatra

Drama Antonio Castro 'Sinatra' actúa en Barcelona como imitador de Frank Sinatra. Su mujer le abandona y 'Sinatra' acaba en una pensión del Barrio Chino, donde comienza a trabajar como portero nocturno. Una noche, Antonio ve en una revista el anuncio de un club de amistad por correspondencia y decide hacerse miembro. A partir de aquí, empieza a recibir cartas y a tener relación con desconocidos que, igual que él, se sienten solos y perdidos ... [+]
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
30 de setiembre de 2016
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de finales de los ochenta que retrata con bastante dureza la Barcelona preolímpica, centrandose sobretodo en la figura de un perdedor imitador de Frank Sinatra que es abandonado por su esposa y malvive por el barrio chino barcelonés. La película mitad drama mitad cine negro con algunos toques humorísticos se aguanta grácias a la gran actuación de Alfredo Landa, con un personaje que lo ha perdido todo y que solo busca un poco de compañia el genial actor nos regala una de sus mejores actuaciones siendo el gran protagonista de la historia, destaca también una joven Maribel Verdú en uno de sus primeros papeles y dos históricos secundários del cine español como Luis Ciges y Manuel Alexandre, merece también un comentario la breve actuación de Ana Obregón, no ha sido nunca una gran actriz pero en esta película está bastante correcta. Otro gran acierto de esta película es la banda sonora a cargo de Joaquin Sabina sus canciones aparecen en los momentos oportunos y casi a modo de videoclip nos introduce un poco más en la dura vida de Sinatra.
En resumen, película aceptable que retrata con bastante veracidad unos barrios difíciles en una época complicada, merece ser vista sobretodo por el gran Alfredo Landa.
Scarface
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26 de mayo de 2020
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué quieren que les diga? A mi el Raval, con su Makinavaja, su Carvalho y su aroma a terraos, pensiones inmundas y calendarios del Bar Leandro me encanta. Son tantos los que me enseñaron a viajar física o mentalmente por el lumpen: Bukowski, Ralph Steadman, Juan Marsé, Pito el anarquista... No tiene nada de particular, hay quien tiene vocación por los uniformes, sean grises, marrones o azules.

Landa fue un actor prodigioso. Una bestia. Un salvaje. Un punk y Mozart al mismo tiempo, que diría mi amigo Tomaso. Te lo creías persiguiendo suecas y tirando de pipa, haciendo de pobre diablo metido a cantante de cabaret. Como López Vázquez, animales, bicharracos. Actores infinitos.

La película es ¿dónde vas, Sinatra? Quiero volver a estar arriba otra vez, como aquella vez, con la ciudad a los pies.Se apoya para eso en la música canalla de Joaquín Sabina. Transfusión de sangre vía puente aéreo.

Sería interesante, sin querer decir que estamos ante una obra maestra, porque no lo es, que los jóvenes directores de hoy en día que pretenden hacer películas de personaje, de autor, "donde el argumento no es lo más importante", sepan que el texto sostiene casi siempre todo. Hay que saber dialogar. Por muy intrascendente que puedan parecer algunos diálogos (por ejemplo en Tarantino) uno sabe que son importantes. Son buenos. Así de fácil. Distinguimos al tipo que escribe bien, del que no. Hay que saber crear contexto, hacer que la aparición de los personajes tenga sentido, poso, por muy alocado que queramos que sea el caminar del personaje.

Los secundarios son importantísimos. Cada vez tengo más reticencias a llamarlos así: secundarios. Luis Ciges es un actor brutal. Tiene a Dalí y Buñuel metido en cada paso. No va de personaje loco (que es lo que les pasa a muchos actores en las películas que antes mencionaba). Es un tipo especial. Eso es así. Uno lo sabe. Está ante él y sabe que es auténtico. Ana Obregón está mejor de lo que yo mismo hubiera imaginado. Maribel Verdú ya apuntaba a esa actriz que se mueve tan bien entre la interpretación corpórea y sensual, esa inocencia crazy. Mercedes Sampietro, Queta Claver y Manuel Alexandre: muchos quilates.

Está en esa línea de películas entre canallas y melancólicas. Retratos de perdedores, con facturas desiguales, pero siempre hermosas. Ya he hablado de Makinavaja (más bien la serie) y también se me ocurre El invierno en Lisboa.

Me gusta.
los pájaros de Bangkok
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24 de mayo de 2020
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay cosas en el Cine español que no acabo de entender, pues la presente producción de 1988 no se donde habrá estado escondida. A pesar de mis largos años de vida, no la conocía, y gracias a TVE he podido contemplar una buena película española que muchos debían ver para sacar sus "virus" de la mente. Es una película donde abunda todo lo bueno, empezando por la magistral interpretación de Alfredo Landa, lejos aquí ya del "Landismo". Los demás intérpretes, de sobra conocidos, están muy bien en sus respectivos papeles, con unos diálogos actuales y escenas que parecen de una película de hoy (2020), después de 32 años transcurridos desde su producción
La dirección de Francesc Betriú es otro acierto, con una fotografía notable, rodada íntegramente en Barcelona, y con un fondo musical con canciones de Joaquín Sabina, es otro ingrediente más para hacer atractiva esta obra del Cine español, aunque a algunos les moleste, por estar siempre en contra de este Cine tan de nuestra España, la de todos.
La recomiendo a todo buen aficionado al Cine. Yo ya lo he hecho particularmente.
Jose Antonio ZG
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28 de setiembre de 2020
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo por ver lo bonita que era la Barcelona de antes creo que ya merece la pena, ver sus Ramblas, su plaza real, su barrio chino y la clase y glamour que tenía antes de convertirse en un contenedor gigante. Y por ver a Landa, uno de los mejores actores que ha dado el cine español, en un papel agridulce, alguien que quiere volver a estar arriba y sobrevive como puede en una pensión rodeado de buena gente, buscando a su princesa, esa que la abandonó, en el rostro y cuerpo de Maribel Verdú, Ana Obregón y quién haga falta. Un buen hombre que sueña con volver a tocar el cielo siendo Sinatra, junto a Groucho/Joaquín Sabina, por cierto responsable también de su banda sonora. Ya les digo, toda una curiosidad que con sus fallos resulta una bonita experiencia.
Dani Rourke
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6 de junio de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La capacidad de imitar a Frank Sinatra por parte de nuestro triste protagonista es lo de menos, con en esa presentación de lujo es más que suficiente para entender que lo importante es la más tremenda equidistancia entre las vidas del imitador y el imitado. Uno es un triunfador al que toda la vida le sonríe la suerte mientras que el otro, maldita palabra, es un perdedor.

La película intenta escapar de la desolación más insondable a través de algunas notas de humor, sin mucho éxito ciertamente, lo cual no afea la historia de Antonio, que es el nombre del personaje que interpreta de forma majestuosa Alfredo Landa. Con las estridencias justas, porque a menudo se mezcla con unos secundarios a los que no queda otra que darles algún grito, la historia de ese personaje es inevitablemente la del desconsuelo infinito. Y ya no es que le deje su mujer por un mulato, ya no es que se enamore de una prostituta y las cosas no vayan bien, se trata de su propia esencia. Nuestro Sinatra está condenado y arrastra su pena allá donde va. Y eso que no es mala gente.

Por suerte para nosotros, los enamorados de la Barcelona catalana, podemos disfrutar de unas imágenes únicas que apenas quedan en el recuerdo. Y revivimos esa ciudad preolímpica, y en contraste suenan las letras de Sabina, madrileño como el que más. Y la mezcla es una maravilla. Vale la mucho la pena.
Luisito
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