El club de los buenos infieles

Pues que quiere que les diga sufridos espectadores, que hay veces que al ver esperpentos como este uno no sabe si echarse a llorar, porque luego buenos palos que se lleva el cine español que por cierto a mi me encanta pero con películas como esta, todos los críticos con nuestro cine llevan las de ganar.
Unas situaciones que no hay por donde hincarles el diente, actuaciones bastante flojas por no decir otra cosa, ese aire a falso documental que no cuela y ese intento de ser el resacón en las vegas a la española que cuela aun menos, hacen de esta comedia un intento frustrado de americanizar nuestro cine.

Hace tiempo, indeterminado, no recuerdo cuando fue exactamente, pero seguramente como decían los cuentos antiguos, long time a go, when i was a Young boy, perdón, hace mucho tiempo, cuando era un chico joven, le preguntaba a una amiga psicóloga que a qué se debía el hecho de que cuando estás soltero no te comes una rosca y cuando estás ennoviado te salen rollos para elegir, a algunos, a mí no, yo soy cascarón de huevo, no sirvo ni para estar escondido. Pues eso, le preguntaba a mi amiga y ella me respondió con la sinceridad que da la amistad y tres gintonics de más, “Dos cosas Amigo, la primera, no se te ve la cara de desesperado ni se te desatornilla el pescuezo mirando las tetas a todas las chicas del bar, (yo no, es para un amigo) segundo, cuando estás emparejado, llevas anillos u otra cosa que te distingue, estás mucho más relajado y se supone que has de tener algo positivo para que estés con otra chica, lo que en principio nos crea la opción de estar más receptivas, sabemos que algo hay.” Tócate los esos, Mariano, conozco gente en ambos lados de la línea que están porque en este mundo tenemos que ser impares y que si la salvación de la Humanidad dependiese de sus habilidades, nos habríamos extinguido long time ago. Y tienen cada pedazo de contrario que flipas¡¡¡¡¡¡¡¡
Ópera prima escrita y dirigida por Lluís Segura y protagonizado por Fele Martínez, Jordi Vilches, Hovik Keuchkerian, Raúl Fernández, Eszter Tompa, Juan Manuel Cifuentes, Albert Ribalta y Adrián Lastra.
Y nos cuenta la historia, aparentemente real de cuatro amigos de la infancia, todos felizmente casados, que se reencuentran en una de esas cenas de ex alumnos a las que vas fundamentalmente para ver lo mal que ha tratado la vida a los demás, tú estás de lujo¡¡¡¡¡. Entre copas y cachondeos, al final de la noche acaban reconociendo que quieren mucho a sus mujeres, pero ya no las desean, comer todos los días entrecot aburre, de vez en cuando hay que pillarse una grasienta hamburguesa rebosante de kerchu y majoneza, en definitiva se sienten fracasados. La condenada rutina.
Dispuestos a encontrar la solución, deciden crear un "club de infieles, buenos infieles" para salir a espaldas de sus mujeres, ligar con otras y así recuperar el deseo perdido. Entre que la primera salida no sale como ellos esperan y que están más perdidos que Paquirrín en una biblioteca, contratan a un supuesto profesor de seducción que les ayudará a ponerse al día y que como ya he comentado en alguna ocasión la historia nos vuelve a demostrar que el ser humano, por definición, no es capaz de estarse quieto, siempre tiene que estar conspirando algo. Y no necesariamente bueno.
Es una comedia algo alargada que tiene unos cuantos golpes graciosos geniales pero que no termina de cuajar en un guión que puede dar mucho más juego y que se pierde en una sucesión de tópicos y chistes poco agraciados cuando aborda temas que son muy actuales e importantes como pueden ser las relaciones matrimoniales, la pérdida de la pasión, la rutina, la forma de afrontar el paso de los años que en la época actual da mucho más juego y jugo del que el guión ha podido sacarle.

Lo mejor: La presentación del psiquiatra es épica.
Lo peor: la escena de la cena en Zaragoza, de vergüenza ajena. No creo que haya que recurrir a un humor tan zafio y casposo que deja al tan vapuleado cine del destape como obras maestras del séptimo arte.

Muy poca gracia, los chistes se ven venir medio minuto antes y la sensación generalizada es que este proyecto necesita estirarse a base de constantes silencios y de ralentizar su ritmo hasta los límites de lo soportable, porque es incapaz de desarrollar su premisa de un modo que justifique el tiempo mínimo de duración. La única manera que encuentra de salir adelante es dándose un exceso de importancia, adoptando un tono trascendental, que incrementa la impresión de lo que te están sirviendo es humo envasado tipo: miramos a la cámara y nos hacemos los interesantes, esto es lo que hay, ahora si quieres te ríes.

Su tesis, se cae por contradictoria, el discurso acaba por hacerse cansino, repetitivo y desacertado a más no poder (por cada acierto cuentas cuatro errores) y al final ya no sabes ni lo que te quieren decir. Marea mucho el pato y ofrece muy poca recompensa a los espectadores que se quedan hasta el final. Una jugada torpe y absurda, que trata de explotar un problema universal como recurso para suscitar empatía y sentimiento de identificación de un modo casi rastrero podríamos decir.

Casi me parece un peliculón. Lástima una estructura que no acaba de convencerme. El detonante funciona como un tiro, pero luego parece que en un intento de ñoñería, ninguno consigue llevar su plan hasta las últimas consecuencias, o por lo menos nos escatiman esa parte.
Por otro lado, es una película con la que cuesta poco sentirse incómodamente identificado.

Divertida comedia de personajes frustados por sus rutinarias vidas de casado que buscan un nuevo rumbo creando un club de "buenos" infieles.
Gustará más a un publico masculino por el enfoque de dramedia que se da sobre el tema de la infidelidad.
Tiene momentos muy divertidos y junto con el montaje y las honestas actuaciones de todo el reparto la convierten en un buen pasatiempo.
El momento de " El Limite " de La Frontera muy bueno...