Ficción

El realizador catalán Cesc Gay se caracteriza por relatar pequeñas historias que suenan sinceras. En ellas siempre hay gente enfrentada a la imposibilidad de manifestar sus sentimientos. En Ficción nos cuenta la ¿prescindible? historia de amor ente dos seres incapaces de reconocer la atracción que hay entre uno y otro.

El personaje de Alex, interpretado por Eduard Fernández (uno de los aguerridos aspirantes al puesto de "El Método", la version cinematografica del argentino Marcelo Piñeyro sobre la conocida obra teatral), al igual que el alter ego de Fellini en Ocho y Medio, es un director de cine que tiene problemas para inspirarse y realizar su nueva pel¡cula, por eso ha decidido dejar su rutina familiar en la ciudad, para instalarse una temporada en casa de un amigo (Javier Cámara, el de "Hable con ella") que vive aislado en un pequeño pueblo de montañas, un lugar tranquilo y solitario, ideal para su objetivo. Allí aparecerán dos mujeres: Judith, la amiga del anfitrión, una interesante Carme Pla que bien podria ser una "chica Almodovar" y Mónica (Montse Germán), una atractiva violinista que está pasando sus vacaciones en la casa de la primera.
A partir de allí, el film avanza morosamente, con poquísimos diálogos y muchos detalles, al borde de un minimalismo casi exasperante.
De la imposibilidad de crear, la historia se va deslizando hacia la impotencia de amar, adentrándose en la posibilidad de un triángulo amoroso que no pasa de la virtualidad.
La película del director catalán respira un ritmo lento, incluso por momentos da la sensacion de que no está pasando nada: la contención narrativa determina el estilo. Sus juegos de silencios y tiempos muertos constituyen una propuesta arriesgada, de cara a la taquilla.
Ayuda al visionado, la meritoria fotografía de Andreu Rebés ("El lápiz del carpintero"), en la que cada encuadre está pensado como una pintura, con el paisaje alpino como protagonista. La imponente presencia de la naturaleza que aportan Los Pirineos, tiñe de color local al film, lo que también se refuerza desde lo lingüístico, ya que la película está hablada en catalán y subtitulada en castellano.
En general, "Ficción" reúne todos los tics que caracterizan al cine de autor, pero es más bien un subproducto, por debajo de las obras mayores. Tanto el guión como los personajes y las localizaciones recuerdan, con resultados dispares, la filmografía de Eric Rhomer y en particular a su película emblemática sobre el tema de la fidelidad. como "El amor a la hora de la siesta", pero aquí están ausentes la profundidad de los diálogos y la poesía que caracterizan la obra del cineasta francés.
En síntesis, el valor de Ficción podría buscarse en alguno de sus interrogantes sobre la creatividad, las relaciones de pareja y la amistad, constituyendo una película digna pero sin genialidades, que requiere de nuestra concentración y paciencia.

Tras "Kràmpack" y "En la ciudad", Cesc Gay nos presenta su nuevo film en la montaña catalana, donde, por cierto, también ambientaba Roger Gual su "Remake". En este caso, vemos Puigcerdà, en la Cerdanya.
En su inicio podemos observar cierta impostura en torno al personaje protagonista (un espléndido Eduard Fernández) que sirve de evidente "alter ego" de Cesc Gay, el director. Cierto aire de tristeza, de "crisis vital", envuelve buena parte del film, acechando a este director de cine que se desplaza hacia la casa de un amigo en la montaña. Justamente, el amigo en cuestión, encarnado por Javier Cámara, sirve de contrapunto (necesario) a "cierto aire de cine de Cesc Gay", acerca de la susodicha crisis vital de una generación de treintañeros.
Su "alter ego", interpretado por Eduard Fernández, hombre de ciudad, llega a la montaña. Curiosamente, al igual que otro film que narra una historia similar, la acción se localiza en un ambiente muy diferente al acostumbrado por sus protagonistas. Me refiero a "Lost in Translation" (2003, Sofia Coppola), en la cual Tokio era el lugar donde se encontraban los estadounidenses Charlotte (Scarlett Johansson) y Bob Harris (Bill Murray); Puigcerdà, donde se conocen los urbanitas Àlex (Eduard Fernández) y Mònica (Montse Germán) en "Ficció". Un juego de espejos entre realidad y ficción se configura entre la pareja de actores (Eduard y Montse) y el director (Cesc). Un juego de sutilezas, de silencios que quieren decir mucho.

Cabe señalar, por justicia, que el film fundacional de este tipo de historias, tal vez "Ficció", pudiera ser "Breve encuentro" (1945, David Lean).

Al igual que el alter ego de Fellini tiene problemas para inspirarse y realizar su nueva película, aquí es el personaje de Eduard Fernández el que parece tener esa crisis, siendo como es un director de cine.
Algo así me da la impresión que le pasa al interesante Cesc Gay. Quiere hacer cine, quiere mantenerse en lo que él entiende como una línea personal, y su contención narrativa quiere que sea ese estilo. Propuesta arriesgada cara la taquilla, que a mi gusto funcionó bien en su filme anterior, "en la ciudad" y no tanto en este de ahora.
De tan minimalista se acaba pasando y el interés de una trama que se ve venir pronto no llega a grandes cotas.
Las actrices me han gustado. Ellos, sin estar mal, que no lo están, los veo forzadamente naturales, no sé si me explico.
Ciertamente el filme gana a medida que avanza y deja un regusto aceptable, pero no tanto como otros han querido ver.

La vida es dura porque nos toca elegir constantemente; pero hay elecciones más dificiles que otras. En este película Eduard Fernández (espectacular como siempre) conoce a una mujer en una época de su vida en la que está en crisis y tiene que decidir entre tirar todo por la borda e intentar algo o seguir como hasta ahora. El problema es que varios años de estabilidad es difícil cambiarlos porque hayas pasado cinco días maravillosos con una desconocida. De todas formas, quizá, elegir no sea tan complicado; lo dificil es que una vez tomada una decisión y sea equivocada, saber reconocerlo e intentar volver a lo anterior.
La película es lenta al principio, pero poco a poco te va absorviendo queriendo saber cuanto antes cómo acaba. Los pensamientos del protagonista probablemente estén relacionados con los del director, que para mí es único creando diálogos.
Javier Cámara crea las pequeñas sonrisas que son necesarios en estas películas, ya que hay momentos de mucha tensión (como en la vida real) que desaparecen al entrar éste en escena.
Las actrices no las conocía y también hacen un gran papel, los paisajes espectaculares y como la vida es elegir, elegid verla.

Cesc Gay nos vuelve a ofrecer una película llena de razón y emoción. Una mirada existencialista y tierna. Sin dramatismos, con diálogos reales y en un entorno de ensueño.
Me gusta esa metafora de los personajes que suben a lo alto (ya sea de una montaña o un campanario) y de esta manera poder ver las cosas con un poco más de perspectiva.
Me ha encantado como ha tratado los diversos asuntos que nos preocupan a todos, el amor, la enfermedad, la soledad, el miedo al fracaso.
Todos los actores brillan con luz propia, y la música ha sido escogida con gusto.
Una hermosa película.