Ficción

Con algún suspiro que otro, pero se deja ver.

La veo como contraposición a "En la ciudad", como otra cara de lo que sucede en aquella película, por algunos detalles que añadiré en el spoiler.

Tiene detalles de fotografía deliciosos, tanto narrativos que complementan planos en los que los diálogos brillan por su ausencia o no tienen mucha importancia (spoiler); como visuales. Algunos ayudan por sí solos a salvar ciertas partes del veredicto del bostezo.

Javier Cámara está espléndido, es un crack.

Fernandez es otro pedazo de crack, aunque en esta película puede exasperar en algunos momentos. Supongo que será por exigencias del guión, pero su timidez resulta algo forzada a veces.

Estoy de acuerdo en que sea una película de, entre y para amiguetes y conocidos; con cierto caracter regional, pero hay que verla preparados para ello, como cuando vamos a ver una de Allen; y sobre todo si nos gustó "En la ciudad" o "tres días con la familia", por ejemplo.

Historia contada infinidad de veces en el cine y en la literatura. A pesar de ello este producto ofrece algo que lo hace diferente, la absoluta naturalidad y sencillez con que fluye absolutamente todo, tanto que nadie podría atreverse a decir que no ha sucedido realmente. Me ha encantado casi todo. No voy a hablar de los defectos o excesos, que los tiene, ya que hoy estoy contento, simplemente comentar que es una película para degustar de principio a fin. Si tienes un poco de sensibilidad incluso puede que llegue a emocionarte un poco. Recomendada.

Una historia cercana, simple, en la que el tiempo corre despacio, siendo un protagonista más, entre la música y el paisaje. Es la narración de lo esencial, algo próximo y reconocible, donde los sentiemintos salen a flote entre un mar de calma. Todos estos elementos van desnudando a unos personajes en busca de si mismos, tratando de disfrutar con las cosas pequeñas que le dan sentido a esta vida. Es una película que mece, con postales del pirineo catalán, una música que acompasa ante esa quietud y una historia común, tan de la esquina como sus personajes.

¡Ay! (suspiro) Esos amores de verano que de adolescente te ponen el corazón del revés y en la crisis de los cuarenta te inyectan un subidón de autoestima.
Cesc Gay consigue con Ficción mostrarnos ese amor efímero, ceñido a una estación del año, con toda su carga de urgencia, donde sus protagonistas parecen ser empujados por el contexto.
En el transcurso de la cinta asistimos a ese juego de miradas, gestos, complicidades, frenados por los propios protagonistas en nombre de responsabilidades, convencionalismos e inseguridades. Trabajo nada fácil de contar ante la cámara y que Cesc resuelve con solvencia y genial simpleza, haciendo que el espectador se sienta realmente trasladado a unas vacaciones en la montaña.
Hasta aquí las alabanzas.
Eduard Fernández no da la talla como actor principal. Desde el minuto uno al ciento siete no cambia ese aire tristón incapaz de darle el cambio de humor que requieren ciertas escenas. En ningún momento consigue convencernos que intenta estrechar la relación con la otra persona. Eduard se acomoda en el mismo aire depresivo y no sabe expresar un mínimo cambio.
Eduard Fernández y Carme Pla necesitan con urgencia clases de dicción, de esas que tienes que morder un lápiz para forzar la vocalización. No es un problema de sonido ¡Es que no se les entiende! Por mucha naturalidad al hablar que te exija el papel lo primordial es que se entienda lo que dices y luego buscar un equilibrio.
Cesc no puede dar por bueno el trabajo de peluquería, maquillaje y vestuario. Entiendo que quieran dar un aire despreocupado en la imagen de Álex, que con cualquier cosa que se ponga vale, pero por favor denle un poco de atractivo físico, que no parezca un indigente con ropa prestada, con cazadoras que no se le ven las manos, un pelo que necesita una interacción con el champú y un aspecto desaseado en general que si bien en un principio podía compaginar con esa crisis de los cuarenta, más adelante debería haberse cuidado su estética encajando en las fases que va tomando la relación.
No puedo acabar sin destacar el precioso final de Ficción que te retrotrae a esas despedidas del veraneo que te precipita a urgencias no resueltas en treinta días.

He aquí un ejemplo inmejorable de ese tipo de películas que no cuentan absolutamente nada y que cada vez empiezan a proliferar más y a tener, Dios nos coja confesados, cierto prestigio crítico en determinados círculos artísticos y académicos. Ficción es una película completamente nula desde un punto de vista dramático y narrativo. Carece de historia, conflicto, desarrollo y personajes. Centra toda su atención en el protagonista interpretado por Eduard Fernández, un director de cine cuya crisis personal afecta a su creatividad artística y que, en busca de inspiración, se retira a una casa rural para trabajar. Planteamiento tremendamente original, por cierto. Una vez allí, en medio de la soledad de las montañas, conocerá por mediación de unos amigos a una mujer que despertará en él sentimientos que creía tener olvidados desde mucho tiempo atrás. Esto tampoco lo hemos visto nunca. Lamentablemente todo se revela en los diez primeros minutos de película y es prácticamente la totalidad de su argumento. No estaría mal si estuviésemos hablando de un cortometraje, pero la película de Cesc Gay, lejos de quedarse ahí, alarga artificialmente su duración hasta los 107 minutos con una retahíla de escenas contemplativas cargadas de silencios que no dicen nada y de frases esporádicas de poco calado en las que prácticamente todo lo que puede hacer interesante a una obra cinematográfica brilla por su ausencia. Simplemente no tiene trama alguna, aunque algunos se empeñen en vérsela.