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De repente en el verano

Drama. Intriga En la Nueva Orleans de 1937, una rica viuda, la señora Venable, ofrece al doctor Cukrowicz los fondos para crear un hospital a condición de que practique una lobotomía a su sobrina Catherine. La señora Venable se encuentra perturbada por la reciente muerte en Europa de su hijo Sebastian, con quien solía viajar todos los veranos, salvo el último, en el que Sebastian prefirió llevar como acompañante a su prima Catherine. (FILMAFFINITY)
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Críticas 85
Críticas ordenadas por utilidad
16 de enero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una rica viuda (K. Hepburn) intenta mediante sobornos practicarle una lobotomía a su sobrina (E. Taylor) a la que culpa que culpa de la muerte de su hijo el último verano, el medico que tiene que llevar a cabo la operación (M. Clift) es el único que quiere saber realmente lo que ocurrió.
Es una película basada en una obra de Tennesse Williams y como tal tenemos todos sus temas preferidos, drama familiar, almas atormentadas y una homosexualidad mal explicada. El intento de sorprender al espectador con un final un tanto extraño y morboso muy diferente a lo que estaban acostumbrados los espectadores de la época puede ser uno de los motivos del poco reconocimiento de esta película, reconocimiento que si merecen por otra parte su trio protagonista. E. Taylor y K. Hepburn están increíbles como siempre y M. Clift consigue estar a la altura de las dos divas.
Recomendable si quieres ver una película muy diferente a las que se hacían por entonces.
Scarface
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6 de marzo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
De repente, el último verano de Joseph L. Mankiewicz es un drama basado en los años 30 sobre una rica viuda que quiere que le practiquen a su sobrina una lobotomía, ya que cree que su actitud es violenta y desmedida desde que presencio la muerte de su hijo Sebastian. Dirigida con un ritmo paulatino y con un estilo personal y bien trabajado, es una obra que no se toma prisas en presentar a sus complejos personajes y su profunda trama para ir generando en el público poco a poco el interés que el film merece, logrando crear un gran film que contiene enormes interpretaciones y una historia sustanciosa para los amantes exigentes de cine clásico, concluyendo una de las películas más recordables del director.
La fotografía en blanco y negro está bien cuidada en detalles alusivos, consiguiendo una bella definición con imágenes magistrales al ser estéticamente rica en matices. La música clásica añade drama al film gracias a unas melodías intrigantes e incluso insidiosas que dan esplendor al acompañamiento según la acción. Los planos y movimientos de cámara consuman un sobrio y elegante trabajo técnico mediante el uso del seguimiento, detalles, generales, primeros planos, reconocimiento, cámara en mano, avanti, retroceso y grúas en continuo movimiento para seguir a los personajes y sacar lo mejor de sus interpretaciones.
Las actuaciones son deslumbrantes y profundas. Como protagonistas Montgomery Clift está muy acertado en un papel con calado psicológico, Katharine Hepburn está radiante en un papel con desequilibrio psíquico y Elisabeth Taylor lustrosa y emotiva en un trabajado papel, siendo notables los acompañamientos de Albert Dekker, Mercedes McCambridge, Gary Raymond y Joan Young. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones elegantes y distinguidos que marcan la alta clase social de los protagonistas, en una labor que junto con los decorados te transportan notablemente al momento y lugar en cuestión.
El guion, escrito por Gore Vidal y Tennessee Williams y basado en una obra de teatro de este último, va de menos a más y es intrigante al ir creando una atmósfera de duda sobre lo que realmente paso, llegando a un final inesperado y bien trabajado que deja al público sorprendido y con enormes sensaciones sobre él, siendo por tanto una de las obras más destacables tanto del director como del conocido escritor Tennessee Williams. Esto se lleva a cabo con una narrativa clásica y dinámica que con tono educado deja clara la personalidad de cada uno de los personajes en una tarea expresiva y desde luego impecable. Cabe destacar también, el montaje lineal pero con flash-back imaginativos en un momento determinado para explicar al público todo lo ocurrido en el último y citado verano.
Concluyendo, la considero una obra indeleble e indispensable en los dramas basados en buenas obras de teatro que dejan lo mejor para el final para ir creando notablemente interés a medida que avanza el film, ya que va mostrando unos complejos personajes que no dan su verdadera cara hasta el final, siendo por tanto un film de los más acertados y provocadores en su categoría. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, planos, vestuarios y narrativa que convierten a De repente, el último verano, en un film de lo más incitador y con un inesperado final que no dejará a nadie indiferente.
Elcinederamon
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26 de febrero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película, generalmente reconocida como una obra maestra del cine, es inclasificable. Indudablemente, consigue una tensión dramática excepcional, y su factura es impresionante. Pero cuenta con un problema, y es el exceso de diálogo, muchas veces injustificado. Esta teatralidad se pierde sin embargo con uno de los finales más inesperados y surrealistas del cine americano.
Edgar García
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23 de abril de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película ambientada en el año 1937, donde un prominente médico de apellido Cukrowicz (Montgomery Clift), especializado en la arcaica práctica de la lobotomía, es contactado por la millonaria señora Violet Venable (una envejecida Katharine Hepburn), para que le practique esta operación a su sobrina Catherine (Elizabeth Taylor), quien en teoría se encuentra en un estado deplorable de salud mental.

Una lobotomía es un proceso médico donde se interviene el cerebro haciéndole un enorme daño al cerebro, donde los pacientes quedan en un estado aún peor del que tenían previamente, este comenzó a estar en boga por la época en la que se contextualiza el filme. Cuando el doctor comienza a hurgar dentro de las intenciones de los personajes, se dará cuenta que hay algo más dentro de todo el panorama que se muestra.

El filme está basado en una obra teatral homónima (1958) de Tennessee Williams, para la adaptación el propio Williams participó del guion junto a Gore Vidal, dirigida por un ya entonces experimentado Joseph Mankiewicz. El largometraje está construido en base a largas secuencias que transcurren en distintos aposentos, siendo el dialogo una constante inmensa y fuente fundamental del relato, la importancia de esta es enorme y es lo que va formando el argumento.

Esto es así por dos cosas, la primera el ya mencionado origen teatral, pero además porque se va edificando en base a un personaje que no aparece en pantalla, que es el hijo de Venable, un individuo que representa todo para la obra. Los anhelos, pretensiones y actuar de los dos personajes femeninos se establecen por él, alrededor de esta enigmática figura, de la que se conocen algunos trazos de una personalidad idealizada por su madre.

Por su parte, lo visual se presenta ya sea para mostrar la riqueza de Venable, o la locura de los hospitales para personas con problemas mentales, salvo en el final, donde el recurso del flashback es utilizado para darle lucidez a lo que la protagonista dice. Es en este punto donde tanto dialogo como lo visual se unen para llegar a ese monstruoso clímax que deja cansado tanto a los personajes como al espectador.

Suddenly, Last Summer gana por ser una película que absorbe al espectador, entre minutos y minutos de dialogo, pistas y detalles que se van develando, todo se va esclareciendo, en un entorno que se va volviendo más turbio y oscuro. Un filme clásico.
10P24H
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17 de marzo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un recital de traumas, represiones y perturbaciones psicológicas ofrece esta adaptación cinematográfica de la obra de teatro del siempre polémico Tennessee Williams, quien nunca deja indiferente, y que no tiene reparos a la hora de tocar temas tabú, aunque sea de soslayo.

En esta ocasión hacía falta un trío protagonista capaz de expresar tantísimas emociones con su interpretación, y sin duda lo consiguen, destacando en sobremanera una formidable Elizabeth Taylor, cuya actuación va in crescendo hasta un estremecedor desenlace. En realidad toda la historia se desarrolla en tres largas escenas, donde el personaje de Montgomery Clift es una mera aunque eficaz herramienta para que ambas actrices den lo mejor de ellas mismas y saquen a la luz una impactante verdad, que, para bien o para mal, deja huella en el espectador.

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