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En tiempos de luz menguante

Drama Berlín Oriental, otoño de 1989. Wilhelm Powileit cumple 90 años, pero afronta con estoica indiferencia la fiesta organizada por este motivo en su honor. Exiliado durante el nazismo y acérrimo militante de la causa comunista toda su vida, el anciano recibe un homenaje tardío al que acuden familia, vecinos y antiguos camaradas. A pesar de la aparente alegría de la celebración, todos son conscientes de que el régimen comunista se desmorona ... [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
9 de junio de 2018
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Tiempos de Luz Menguante está dirigida por el veterano de cine y televisión Matti Geschonneck y escrita por el eminente guionista alemán Wolfgang Kohlhaase. Es un drama desarrollado en un pequeño escenario. Una reunión familiar claustrofóbica poco antes de la caída del Muro de Berlín, donde se refleja el desvanecimiento del sistema comunista a través de una familia cada vez más quebrada y dividida. Una historia de sueños fallidos e ilusiones destruidas en el contexto de un régimen colapsado.

Nos situamos en Berlín, 1989. La República Democrática Alemana está llegando a su fin, pero parece ser que no todos se dan cuenta. El resplandor de la utopía comunista parece que se desvanece. Cada vez más jóvenes huyen a la República Federal de Alemania y el viento del cambio sopla en numerosos estados del bloque oriental.

En este entorno, En Tiempos de Luz Menguante, pone el foco en los preparativos y el desarrollo de la fiesta de cumpleaños del patriarca de la familia Powileit, Wilhelm (Bruno Ganz). En un escenario comprimido, casi claustrofóbico se reúnen cuatro generaciones y muchos miembros del Partido de los Trabajadores. Wilhelm todavía cree fervientemente en sus valores idealistas y socialistas, aunque las siguientes generaciones están llenas de dudas, como su nieto Sascha (Alexander Fehling), que ha huido al otro lado del muro, al capitalismo occidental.

La mayoría de los presentes en el acto se encuentran allí más por un sentido del deber que por devoción o amor. Además Wilhelm no tiene muchas ganas de celebrar nada. Demasiada gente está allí, incluso algunos que él no conoce en absoluto. A pesar de la obstinación del viejo patriarca, su esposa Charlotte (Hildegard Schmahl) está haciendo todo lo posible para garantizar que la celebración sea un éxito. Sin embargo, la amenaza de catástrofe absoluta sobrevuela cada vez más cerca a la reunión familiar, debido a la huida de Sascha. Pero esto no debe conocerlo nadie para evitar un escándalo.

En la familia tampoco están muy contentos algunos miembros. Irina (Evgenia Dodina), la madre de Sascha es una mujer amargada que cura sus heridas con el vodka desde hace mucho tiempo, y Charlotte, la esposa de Wilhelm, muestra la tensión y frustración de vivir a la sombra de su marido.

En un momento de su carrera, Wilhelm Powileit pensó que lo enviarían a México para ayudar a asesinar a Trotsky. Al menos eso hubiera sido un logro. En cambio, sus superiores se olvidaron temporalmente de él. Fue una de las muchas desilusiones en su carrera. A pesar de ello, sigue siendo fanáticamente leal al Partido Comunista, y observado en su cumpleaños desde un prisma diferente, por un desfile de funcionarios generacionalmente más jóvenes. Sin embargo, la deserción de Sascha solo personaliza lo que todos los invitados ya saben: los días de la Alemania del Este como territorio estalinista están contados.

El guionista Wolfgang Kohlhaase ha decidido condensar la historia familiar de 50 años de la novela de Eugen Ruge en una fiesta de cumpleaños, en la que están representadas todas las generaciones. Una decisión valiente porque la novela de Ruges no termina en 1989, sino que se extiende hasta el año 2001.

Las tramas y los conflictos convergen desde diferentes perspectivas en esta celebración de cumpleaños, condensando la imagen de una sociedad que se hunde, irónicamente, en las habitaciones de Wilhelm y Charlotte. De los miembros de la familia, de su historia y vida, sin embargo, los espectadores sabemos muy poco. Quizás esto sea uno de los puntos débiles de En Tiempos de Luz Menguante al restar perspectiva para comprender mejor a los personajes.

La casa de la familia Powileit impone una atmósfera cada vez más claustrofóbica, anticuada y arcaica. Esto se refleja en el maravilloso diseño del interior de la casa. En todas partes hay pequeños detalles de una vida larga y obsoleta. Una casa recargada, extravagante, llena de recuerdos de un tiempo anterior. Un hogar que también resulta opresivo, enmohecido, francamente agobiante, sin vistas al exterior.

Toda la acción se ubica en un solo día. Un enfoque simplista pero efectista, en un entorno modesto y con una reducida inversión en actores. Matti Geschonneck realiza un buen trabajo al equilibrar con éxito el drama con la comedia, fluyendo a la perfección los dos géneros, e incluso desviándose al ámbito de la farsa a veces.

Aunque el fondo de los temas y las emociones tratados En Tiempos de Luz Menguante requieren la mayor seriedad posible, la delicada situación en la que se encuentra la sociedad alemana del momento, es retratada eficazmente por una serie de elementos cómicos: una iguana disecada, un policía local que nunca puede llegar al baño y una mesa desvencijada llena de comida.

Los momentos más extraños, atípicos y extravagantes se mezclan con otros más reflexivos. Escenas que nos pueden hacer sonreír se entremezclan con otras más amargas que hablan de vidas mal hechas, privaciones, decepciones y pérdidas.

Los reducidos escenarios de En Tiempos de Luz Menguante, que se limitan prácticamente a la casa de William y Charlotte, dan a la película un indudable sabor teatral. Sinceramente, por los temas tan interesantes abordados y por ser la adaptación de una novela de éxito con varios premios me esperaba bastante más. Quizás intentar condensar la historia de 50 años de una familia en un solo día, a pesar de ser una decisión valiente, deja muchos cabos sueltos, y la sensación de que falta algo más.

https://cinemagavia.es/en-tiempos-de-luz-menguante-pelicula-critica/
Eduargil
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26 de junio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película supone una buena oportunidad de acercarnos a los últimos días del Berlín Este antes de la caída del muro, en noviembre de 1989. La desesperanza de la población, la miseria en la que viven, los miedos, las incertidumbres, las nostalgias de tiempos mejores serán los hilos conductores de esta historia de relaciones familiares donde destacan las interpretaciones de Bruno Ganz, el inmortal Hitler de "El hundimiento" y de una Evgenia Dodina a la que no había visto con anterioridad pero que se ha ganado un lugar destacado entre las actrices de mediana edad con un papel muy difícil que resuelve con maestría. A Ganz ya le vimos en un papel similar en "Sin identidad".
Hay que felicitar a los equipos de decoración y ambientación porque esta es magnífica, tanto de atrezzo como la atmósfera que se muestra en las calles y en los edificios. Tuve la ocasión de conocer el Berlín Este a principios de los años 90 y, gracias a la película, viajé con verosimilitud en el tiempo.
"Contemporánea" de "Good bye Lenin", la película que hoy comentamos nos ayudará a reflexionar sobre la pérdida de ideales, con frases que no olvidaremos, como cuando un alto funcionario del Estado pregunta "¿Esperaba usted que la contrarrevolución viniera desde Moscú?".
Si nos gusta la historia contemporánea europea, "En tiempos de luz menguante" (magnífico título, por cierto) ha de ser una película que no podemos perdernos.
Carlos
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10 de febrero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando escuche de ella, me pareció muy interesante y me entraron ganas de verla de verdad. Ahora la he visto y bueno, si se ve, pero esperaba mucho más. Es una película conseguida, te la crees, pero se desinfla pronto. Ves, lo que ya sabemos todos, lo mal que se vivió en aquella época en esos sitios donde estaban ese tipo de regímenes, pero es que una vez que ya lo has visto, la película se cae.

Los actores están muy bien, ese no es el problema. Están todos estupendos.

La iluminación ayuda a meterse mucho en la historia, te traslada a aquella época, pero no es del todo buena. Hace a la película lejana. No es que la haga fría que también, es lejana.

La parte de arte, vestuario y maquillaje, esta fenomenal. Parece que se han trasladado en el tiempo.

El director, no llega a mantenerle el pulso a la película. No se da cuenta, que llega un momento en el que te da un poco igual. Cuenta la película desde fuera, no se mete en ella, no sabe usar la cámara. La hace demasiado larga, hay cosas que no me interesan, quizá demasiados personajes, con el tiempo que conllevan.

Para ver el momento histórico sí, pero poco mas
Andres Camara
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27 de abril de 2018
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Típica película de celebración familiar en la que se reúnen en una casa, familia, amigos, conocidos y, en este caso, camaradas políticos, a raíz de lo cual surgen las miserias de cada personaje y se desvelan secretos de toda índole.

El hecho de estar situada en un contexto histórico delicado sirve para generar más tensión entre los invitados, ya que los enfrentamientos van más allá de lo personal, aunque este tono tan dramático se intenta aligerar con alguna inexplicable escena humorística que no encaja de ninguna forma.

Del mismo modo, algunas actuaciones resultan sobreactuadas y cómicas sin pretenderlo, pero el trío protagonista, que vemos en el cartel de abajo, salva la situación en un largometraje aceptable en su conjunto, aunque anodino en varios momentos.

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Cine de Patio
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13 de junio de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película alemana dirigida por Matti Geschonek ( experto en proyectos en el mundo de la televisión ),
y que cuenta una historia de reunión y reencuentro familiar en Berlín en 1989. La película tuvo su presentación en el festival de cine de Berlín de 2017 en una proyección especial dentro de la sección oficial y hace poco más de un mes formó parte del programa del BCN Film Fest celebrado en la ciudad de Barcelona, y está basada en una novela escrita por el escritor ruso Eugen Ruge en 2013, que se desarrolla un mes antes de la caída del muro de Berlín, en los estertores del comunismo en esa zona de Europa, con una reunión de amigos y viejos camaradas en la casa de Wilhem para celebrar su 90 cumpleaños y hacerle entrega de la estrella de oro de la amistad de los pueblos. Hay recuerdos y reminiscencias del pasado que nunca vendrá, con temas como Stalin, Rusia, el capitalismo y el comunismo. Hay mucha nostalgia, pero también alegría y una visión hacia el futuro.

Tiene un gran inicio con una escena en donde tiene protagonismo Sasha, el nieto del protagonista, que se encuentra en Alemania Occidental y no quiere volver ni siquiera para asistir a la fiesta en casa de su abuelo, pese al intento deshacerle cambiar de opinión por parte de su padre Kurt. Uno de los temas de conversación es el del lugar elegido por algunos de los presentes para abandonar el país y exiliarse huyendo del partido de Hitler, ya que no había sido Rusia sino México el lugar elegido para vivir alejado del régimen nazi. Después de ese escena inicial el interés se mantiene con la presentación de cada uno de los personajes secundarios que irán llegando a esa casa en Berlín, pero según transcurren los minutos y ya están puestas las cartas sobre la mesa la película se vuelve repetitiva y monótona y termina aburriendo haciéndose eterna pese a no tener una gran duración.
La película es bastante teatral y los temas de conversación pierden el interés en la segunda mitad. En el transcurso de la reunión hay algunas metáforas importantes que son de los aspectos más destacados de la película.

El reparto es bastante decente, y está encabezado por Bruno Ganz, en el papel de Wilhelm Powileit, que realiza una gran interpretación por la que logró la nominación, la única de la película, a los premios Lola 2018 ( los Goya alemanes ) cuya gala se celebró a finales del pasado mes de Abril. Pero en general las actuaciones son bastante solventes, con nombres como los de Alexander Fehling, Angela Winkler y Stephan Grosman.
Lo más destacado es su aspecto artístico, sobre todo una gran recreación de la época ( a diferencia de otra película alemana " En tránsito ( 2018 ) " dirigida por Christian Petzold, y que en unos días llega a los cines españoles ) con el diseño de producción del veterano Bernd Lepel, la dirección artística de Tobias Frank y el vestuario de la diseñadora Sabine Greunig. También me parece acertada la ausencia casi total de música, y la fotografía y el formato de la imagen.
Recomendable a los aficionados al cine de época o de reuniones familiares con tono dramático en donde se abordan temas de gran importancia histórica.

LO MEJOR: La recreación de la época y el vestuario. La actuación de Bruno Ganz.
LO PEOR: Va perdiendo fuerza en la segunda mitad, en donde termina siendo bastante plana y repetitiva.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net y http://habladecine.com
WILLY74
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