Sombra

*No superar un trauma

En 2021 desaparecieron más de 60 personas al día, algo que supone un grave problema para la sociedad actual, los que más lo sufren son los familiares, que no son capaces de superar el dolor al desconocer si se encuentran con vida. Sombra muestra la lucha de una madre por encontrar a su hijo tras años de búsqueda, mientras siente que todavía sigue vivo. Historia basada en hechos reales.

La pérdida de un ser querido siempre supone el comienzo de un largo proceso de duelo, que se suele cerrar con una ceremonia en la que sus seres queridos se despiden del cuerpo de forma física. Cuando no hay cuerpo que enterrar y desconocen si esa persona sigue viva o no, el proceso de duelo se alarga hasta la extenuación. Al final procedimiento se acaba convirtiendo en una lucha por encontrar la verdad, sin llegar a perdonar y olvidar a aquellos que supuestamente han separado de los brazos de la familia a esta persona.

En Sombra podemos ver reflejados los famosos casos sin resolver españoles de las desapariciones de Yéremi Vargas o Marta del Castillo. Historias que tienen un carácter nacional intrínseco por la conmoción que supuso a nivel nacional, dadas las constantes actualizaciones diarias de los medios de comunicación. Sin embargo, esta historia de una desaparición portuguesa no genera gran implicación con el espectador español, ya que le es desconocida y no tiene ese grado de implicación emocional, que si existe con las anteriormente citadas.

*Identidad nacional de las historias

Los procesos de búsqueda de desaparecidos suelen ser bastante largos y en Sombra se muestra a través de cuatro momentos temporales distintos, en los que la vida de los familiares afectados va avanzando mientras que su mente sigue anclada en el pasado. Estas cuatro partes no están muy bien conectadas, llegando a darse pinceladas de información toscamente para el correcto devenir de la trama.

Una historia que nos deja un poso de insatisfacción narrativa, al igual que le sucede a la familia al no encontrar a su hijo, experimentamos un dolor físico que nos golpea directamente en el estómago. Todo ello plasmado en un formato 2:35 que hace más cinematográfica la historia, además de contar con una gran dirección de fotografía y estar narrada de una forma muy inteligente por parte de Bruno Gascón.

Otro de los aspectos a comentar de Sombra son las actuaciones, que están bastante desequilibradas. Ana Moreira comienza en un tono demasiado melodramático, pero el arco de personaje avanza hacia el trauma, donde la encontramos más cómoda, sin embargo, aún así, dentro de este trauma hay momentos en los que se sale de tono y desconecta de la obra.

*Conclusión

Sombra es el segundo largometraje de Bruno Gascón. Una película que cuenta una historia local y que entendemos por su dolor, pero con la que no llegamos a sentir verdadero arraigo patrio. Todo ello mostrado en un tono demasiado melodramático que inunda desde las actuaciones, hasta la puesta en escena de la obra. Sin embargo, la búsqueda insatisfactoria nos pega un golpe en el estómago por la interesante evolución de la trama.

Sin duda alguna, lo mejor de Sombra es el apartado técnico, con una gran dirección por parte de Bruno Gascón, que cuenta con unos grandes profesionales en los departamentos de fotografía y dirección artística. En definitiva, una obra algo insatisfactoria que nos deja un amargo sabor de boca, al igual que le sucede a las familias de los desaparecidos.

Escrito por Santiago Varela Antúnez