Pasiones en Kenia

En la sinopsis, no se cita, y es lo más importante que la historia está centrada en un asesinato, que ocurrió realmente en el ano 1941. Un lord, un conde, se encontró muerto en su coche de un balazo y en el juicio no se demostró a ningún culpable. Hasta que el autor del libro y su colaborador lo desvelan. El libro además de decribir perfectamente el paisaje fabuloso, rico e idílico, y el ambiente festivo que crearon los colonos y los aristócrats en Kenia se convierte, casi en una novela policíaca, investigación que llevó a cabo James Fox, el escritor, durante muchos anos.

Bien descrito el ambiente de decadencia y cobardía de aristócratas ingleses que huyen de la guerra, viviendo en Kenya su vida acostumbrada de refinada idiotez, al lado de los masai, al que se califica el mejor pueblo del mundo y desde luego superiores en dignidad a los colonialistas.
En medio un drama pasional, lo que convierte la película, hacia la mitad, en un thriller más o menos bien llevado.
Actores y actrices más bien insípidos para interpretar a gente insípida, trivial y estúpida.
Una película muy de los ochenta.

Admirable clima de frivolidad propio de las colonias. Los personajes se mueven en tiempos de la segunda guerra mundial, pero que viven muy lejos del sufrimiento de la metrópolis en guerra.

Las pasiones son muy sencillas y están muy bien retratadas. Todas las situaciones respiran autenticidad, con el aliciente de que el espectador no sabe muy bien a dónde va a parar todo el drama.

Las actuaciones son buenas, igual que el ritmo tranquilo de la película. La fotografía tiene el encanto de mantenerse en un plano de sobriedad, sin querer explotar el exotismo africano.

En resumen, se merece un notable alto.

Lo mismo da irse a Kenia que a Sri Lanka, cualquiera de las naciones ocupadas colonialmente por el Reino Unido, lo que importa para este grupo de seres humanos es escapar de los bombardeos de la IIªGM y defender la patria miles de kilómetros lejos. La película podría estar bien sin tener en cuenta el tema, que ya es repulsivo, pero no, porque lo que nos viene a contar es que lejos de la guerra, lejos de donde hay que dar la cara, su comportamiento de absoluta frivolidad es también detestable. Huyen de las bombas porque son privilegiados, son ricos, y mientras el planeta entero se desangra ellos viven felizmente entre fiesta y fiesta hinchándose de canapés y copas que los negritos sirven entre sus tristes 'sí bwana'.... Al que le guste este tipo de actitudes, maravilloso, perfecto, seres humanos hay de todos los tipos.

Es indefendible incluso por el tratamiento que se le da a la justicia tras el único lance de interés que tiene la película, con un asesinato chapucero por en medio, cuya importancia no tiene la que debería creo yo. Parásitos, cobardes, explotadores e insignificantes humanos que siempre han poblado la historia y que nunca desaparecerán. Uno de ellos dice que es más útil para su país su tarea de producir (explotar) en Kenia colaborando así en el común esfuerzo bélico. Una vergüenza de actitud añadiría yo. ¿Qué más?; ¿pasiones?, ¿de verdad?, ¿entre parásitos?, ¿amor verdadero?; ni rastro, no sólo no me convence, creo que es detestable.

Como creo que no está pensada para denunciar los abusos, saqueos y demás salvajadas y tropelías cometidas por el imperio británico en países del tercer mundo (los europeos hemos sido especialistas en esto y no somos ajenos)) la peliculilla de marras se limita a narrar un adulterio, marido cornudo, esposa putilla y una especie de don Juan macarra. Sin ninguna empatía entre ellos ya puedes imaginar el resultado. No se salva ni el apuntador.