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Bajo el signo de Capricornio

Drama Australia, 1835. El sobrino del gobernador, Charles Adare (Michael Wilding), que acaba de llegar de Inglaterra, está invitado a cenar en casa de Sam Flusky (Joseph Cotten), un antiguo presidiario que ha hecho fortuna y que está casado con una de una prima de Charles, Lady Harrietta (Ingrid Bergman). Charles descubre que su prima, que se ha convertido en una alcohólica, está aterrorizada por su ama de llaves Milly (Margaret Leighton) y, ... [+]
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Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
23 de mayo de 2010
29 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película, nada de obra menor, que despista y mucho por la ambientación de época colorista y la localización "bajo (el trópico de) capricornio" en Sydney, último cuarto del siglo XIX.

En este sentido es cierto que no se reconoce a Hitchcock y que “Atormentada” (bravo por los traductores de títulos de películas al español; menuda pandilla...), pueda parecer un capricho del cineasta. Donde sí encontramos su impronta, sin género de dudas, es en los larguísimos planos secuencia, en los ingeniosos diálogos, en el socarrón desparpajo de Michael Wilding (tan británico), en su grandísima actriz Ingrid Bergman (que borda otra de sus estelares interpretaciones) y en los tres o cuatro gags que el cineasta inglés nos cuela como de costumbre.

En sí el guión puede recordar al de "Rebeca" y en eso no contradigo lo que opinan la mayoría de usuarios a la vista de las críticas. Sin embargo, el perverso George Sanders de la primera, es relevado aquí por un Michael Wilding que opera en sentido contrario. Aunque siempre he visto en Hitchcock a un cínico misántropo, en esta cinta es de aplaudir su intención redentora, sirviéndose de la intervención de Wilding, el primo enamorado, que, pese a ser un aristócrata vividor del aire, obra el milagro de rescatar a una mujer del alcohol, del delirium tremens y de las ganas de acabar con todo.

De alguna manera, Hitchcock redime a sus semejantes. Algo inaudito en él.

Quizás algo lenta, la película decae en su última media hora cuando nos han servido hasta el postre y sólo esperamos un desenlace escrito, sin concesiones al factor sorpresa. Cosa que no quita mérito al resto del metraje y a la brillante actuación de Bergman, que engancha con una fuerza brutal al espectador en el soberbio momento de su monólogo, antes, durante y después.

Pese al final con etiqueta de Hollywood, Hitchcock no nos da algo que todos esperamos en cuanto conocemos la historia de Lady Harrieta Flusky.*

Lamentablemente, no puedo destacar nada sobre la interpretación de Cotten. Hitchcock no le da cancha. Wilding y Bergman, no defraudan. Tampoco Margaret Leighton, la ama de llaves de lengua viperina pero de aspecto cándido. Lleva incluso más peligro que la mala pécora de Rebeca, Judtih Anderson.

Recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Valkiria
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26 de agosto de 2007
22 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una película que recomiento a todos aquellos que sientan fascinación por Rebeca, Cumbres Borrascosas o Luz que Agoniza. Aunque quizá es algo inferior a estas tres obras maestras, no por eso deja de ser interesantísima. El argumento, aunque pueda calificarse de folletinesco, es apasionante y mantiene el interés de principio a fin. Contiene ese halo de misterio presente en las historias gótico-románticas y una preciosa ambientación de época. Quizás la interpretación de Ingrid Bregman no alcanza cotas tan altas como la desarrollada en Luz que Agoniza. Además, a veces se hace algo lenta y los diálogos necesitarían algo más de chispa. Sin embargo, opino que merecería una calificación más alta que la tiene.
Daniela
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24 de junio de 2012
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando he visto la nota media de esta película, no daba crédito. ¿Un 6.6 para una de las grandes obras de Alfred Hitchcock?
Tengo que reconocer que soy un gran incondicional del gran Hitch, y creo que casi toda su filmografía raya la perfección, a pesar de esto, reconozco que no todas pueden estar a la misma altura, eso sería imposible, porque el listón alcanzado con sus grandes films es muy alto.

Algunos compañeros la califican de obra menor, quizás esté un pequeño peldaño por debajo de “La ventana indiscreta”, o de “Psicosis”, por citar algunas obras cumbre de hitchcock y por consiguiente de la historia del cine, pero no por eso, se puede tildar de obra menor, ya que seguramente, ésta sea la historia de amor mas desgarradora que haya filmado Hitchcock.

Atormentada es un maravilloso relato de amor, desarrollado en Australia a mediados del siglo XIX. Un matrimonio (Joseph Cotten e Ingrid Bergman) de estratos sociales muy diferentes, él es un antiguo presidiario que ha conseguido amasar una gran fortuna con su trabajo, y ella procede de la alta sociedad inglesa, no pasa por un buen momento debido al deterioro mental de esta.
A pesar de la aparición de una tercera persona, (un joven aristócrata inglés, con muchas cosas en común con ella, y que acaba locamente enamorado de ella), el amor que se procesa este matrimonio es tan tremendo, que podrá superar cualquier adversidad.

Las actuaciones de Joseph Cotten y de Ingrid Bergman son sublimes, sobre todo, yo destacaría la de éste, como sufrido marido, que haría lo que fuese por su amadísima esposa, aunque en muchas ocasiones no sabe cómo hacerlo.
Moyano Lizana
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6 de agosto de 2006
23 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que Hitchcock es el mejor director de todos los tiempos y creo que el cine de hoy no sería lo mismo sin él pero también creo que Atormentada es una de sus películas más fallidas.
A priori la historia que cuenta resulta ciertamente atractiva; Un recien llegado a Australia traba amistad con un matrimonio de colonos. El marido, de origen humilde, ha llegado a la isla como reo y después de su emancipación ha logrado a base de esfuerzo una gran fortuna. La mujer, perteneciente a la alta sociedad irlandesa, dejó todo lo que tenía para seguirle y ahora vive alcoholizada y amargada.
La película, de indudable ambiente gótico, resulta un curioso cruce entre Cumbres borrascosas (El chico pobre y la chica rica se enamoran perdidamente) y fundamentalmente Rebeca: Una casa hermosa y misteriosa, un secreto inconfesable y una malvada ama de llaves. Sin embargo, en la comparación con esta última Atormentada sale claramente perjudicada. Las razones cabe encontrarlas por un lado en unos diálogos e incluso monólogos interminables y por otro, hay que decirlo, en la labor de su realizador.
Y es que Hitch decidió usar en este largometraje la misma técnica que en el anterior, La Soga, a saber largos planos secuencia ,que desgraciadamente, contribuyen a relentizar la historia.
Un tema como el que se trata, que en definitiva no es otro que el sacrificio por amor, merecía del mejor Hitchcock. Pero nada podemos reprocharle al responsable de tan innumerables obras maestras porque al fin y al cabo Nadie es perfecto.
Briseida
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17 de diciembre de 2014
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo varias razones para que, “ATORMENTADA”, no fuera una película de éxito comercial y ni siquiera de crítica: El primero y más importante, es que durante el rodaje, la actriz Ingrid Bergman, había conocido en París al director italiano, Roberto Rossellini, por quien sentía una profunda admiración desde que vio su película, “Roma, ciudad abierta”, y con él había comenzado a tener una relación tan estrecha, que sería la comidilla de los medios amarillos, puesto que Ingrid seguía casada con Peter Lindstrom. Y como, entre la hipócrita y puritana sociedad estadounidense, tenía ganada fama de santa Ingrid, enseguida la compensaron con el escarnio público, dándole por supuesto la espalda a su nueva película. Por otra parte, “ATORMENTADA” no responde a los parámetros convencionales del cine de Alfred Hitchcock, ya que se trata de un drama romántico de época, y muy poco tiene de ese suspenso que muchos esperan siempre del director inglés. Y finalmente, a cierta gente le molestó el hecho de que, en el tratamiento final del guión que hiciera James Bridie, éste preservara los largos y frecuentes diálogos que se habían escrito para la versión teatral de la novela de Helen Simpson, hecho al que Hitchcock se sumó, no obstante que su estilo solía ser más pausado y apenas con los diálogos precisos.

Independiente de todo esto, es mi deber admitir que este filme me ha dejado bastante satisfecho, porque, como historia de amor y sacrificio, logra construir unos personajes de gran valía y me gusta tanto lo que hace la aristocrática Henrietta (Ingrid Bergman) por su mozo de cuadra y ex-presidiario, como lo que Sam (Joseph Cotten) hace por esa mujer a la que ama profundamente. Magnífica también la sombría figura de Milly (Margaret Leighton) la doncella abnegada que, en un forzado silencio, a su manera nos hace presentir que ama a su patrón… mientras va calculando, paso a paso, y muy sutilmente, la manera de que, un día, él pueda ser solamente suyo.

Y entre ellos, Charles Adare (Michael Wilding), el joven y atractivo primo del gobernador, jugará un papel importante en la rehabilitación de aquella linda mujer marcada por un doloroso pasado, y por la cual, probablemente termine sintiendo mucho más de lo que debería permitirse. Se configura, entonces, una complicada trama amorosa… donde la traición y la muerte se mantendrán a la espera de que sean invitadas.

El marco histórico es también bastante interesante, pues saca a la luz un oscuro episodio de la historia inglesa, el cual tuvo lugar en tiempos de colonización de aquella Australia que le arrebataron a los aborígenes desde 1770, y que, para 1831 (fecha en que comienza la historia del filme), se había convertido en lugar de destierro de miles de presidiarios (se habla de ¡160.000! (entre hombres y mujeres) en unas pocas décadas… y a los mejores entre ellos(as), “los generosos” nuevos aristócratas anglo-australianos, les permitían convertirse en “emancipados” (reos libres) siempre que, muy juiciocitos, trabajasen como sus sirvientes, mientras ellos seguían explotando el carbón, el cobre, el hierro… ¡y la mina de diamantes más grandiosa que hubiera en el mundo entero!

Y ahora, nada de esto pertenece a los aborígenes, quienes, sin tierra y sin mayores recursos, se vieron obligados a trabajar -en condiciones precarias- en las grandes industrias... que también eran ajenas.

Título para Latinoamérica: “BAJO EL SIGNO DE CAPRICORNIO”
Luis Guillermo Cardona
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