La guerra de las Rosas (Serie de TV)

Una de las novelas que tiene dosis de ser una buena historia todo por el tríangulo amoroso que a la vez puede generar pugnas tormentosas es con La guerra de las Rosas. Rosa María Henao de origen humilde tuvo que hacer su vida en Bogotá ya que tenía que convivir con sus primos Hugo, Paco y Luis (¡¡¡¡Ufff, cuidado se les quema el cerebro con esos nombres!!!) cuyos defectos eran su mediocridad, pereza y arribismo. Aún así, salió adelante.
Sin embargo, en la universidad conoce a Rosa Emilia Carrllo - hija de un político corrupto - que la trata como amiga ayudándose económicamente como académicamente, por lo que más adelante la tiene como adversaria todo por la lucha amorosa de un apuesto, casanova, ambicioso, vividor y talentoso ingeniero civil Ricardo Díaz que trabajaba para don Hildebrando que antes era un albañil para ser un empresario corrupto y tramposo. Para completar, don Hidebrando quiere involucrarse insinuándosele a Rosa María e intenta romper la relación mediante sus triquiñuelas lo que causaría problemas judiciales, y por ende, la cárcel. Al pagar la condena y recobrar la libertad, jura vengarse en contra de sus enemigos sobretodo de Rosa Emilia todo por amor, orgullo, lealtad y justicia.
Pues bien, esta historia debió pegar por el elenco de reparto y antagónico que estuvo bien mas no por el protagónico que nunca hubo congenio. Lo más llamativo fue con Enrique Carriazo que hizo un gran papel de Paco María Rojas el primo de Rosa María que era un parlanchín muy jocoso que le daba juego a la historia y que les sacaba piedra a todo el mundo y cómo olvidar su frase: " Y me responden por el paraguas" que se hizo merecedor de premios.Diálogos más o menos y escenarios corrientes.
Si bien la trama era interesante, le bajé puntos por el absurdo alargue de la historia que formaba nudo ciego formando palos para perder el hilo de la misma. Y otro punto en su contra: al competir directamente con Yo soy Betty la fea le fue inferior en audiencia por lo que le tocó remar y sobrevivir como pudiera.
En concreto, La guerra de las rosas fue una pasable novela en el cual la lucha por el amor de un hombre puede cambiar en instantes y más si es el camino contiene muchas espinas pero hay que saber cruzarlo y podían pulir más esa historia, pero su otro pecado es su trampa fácil que es muy predecible y genera cero sorpresas. Se hizo lo que se pudo.