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Contando ovejas

Comedia. Drama Ernesto es un chico solitario, infravalorado por la gente que le rodea, especialmente por su vecino Leandro, un peligroso traficante de droga. Todo cambiará con la aparición de tres peculiares compañeros de piso que tratarán que recupere la autoestima perdida y haga realidad todos sus sueños, sin importar ni los medios ni las consecuencias.
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
19 de abril de 2022
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
CUANDO EL PERRO DESAPARECE LAS OVEJAS SE DESCARRÍAN COMO PUTAS CABRAS

Una ópera prima que muestra una "realidad" sórdida, triste, en un entorno cutre, desasosegante, sucio, cochambroso, que se cae a pedazos y que, en ese abuso en lo desagradable visualmente, supone al espectador una inmersión tal que cuando acaba la peli tienes deseos de una ducha limpita, jabonosa y olorosa reconfortante.

La película tiene escenas o situaciones que recuerdan mucho a otras películas como una escalera de vecinos similar a La Comunidad, con bolsas de dinero escondidas por las que alguien espera años para poder vivir en su jubilación o la propia escalera y recinto decrépito, con varios pisos decadentes y un ascensor en medio que no funciona, igual que Rec… una ópera prima que, por su intencionalidad en las casualidades, parece rendirles homenaje.

La historia es bastante confusa. Lo que sí está claro es que cuando desaparece el perro, las ovejas se descontrolan... los personajes de su cabeza se liberan y dan rienda suelta a tres tipos de personalidades, cada cual más psicótica, descartando el aspecto de una oveja para mostrar que en realidad está como una puta cabra.

La maqueta es lo único “bonito” en todos los escenarios de la película, sin embargo cuando las ovejas “salen del redil” no acaba de funcionar, ni en el aspecto ni en la actuación, a pesar de que cuentan con las voces de actores prestigiosos como Manolo Solo.

Sigue en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
AngelsRup
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6 de agosto de 2022
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada cuatro o cinco meses me dejo llevar por el patriotismo y veo una película española reciente, para ver si el panorama ha mejorado algo.
Me encuentro con esta y resisto, a pesar de que intuyo que será una apología de lo cutre, sin ningún contraste.
Un feísmo exagerado, sucio, casi asqueroso. Una trama insulsa, llena de los tópicos de la comedia negra. Unos actores que hacen lo que pueden, en el tono de las peores series de la basura telecinquera. Se salvan Eneko Sagardoy, aunque no está bien dirigido y María Fernanda Valera, que pone el punto de la naturalidad.
El arranque es lento, repetitivo y se espera inútilmente que la cosa tome vuelo.
Y el asunto de las ovejas queda ridículo y cansino.
Y no hace falta decir que la oí con auriculares, para enterarme de algo.
Si en lugar de un 3 le doy un cuatro es por la parte de animación, que tiene gracia.
yoparam
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25 de setiembre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia que se enmarca en algún tipo de bloque de pisos de renta baja de un barrio supuestamente de apagado abolengo, que quizás, a principios del siglo XX vivió tiempos más alegres, décadas después se vieron en mitad de una isla de problemas masivos con las drogas y en el tiempo presente experimenta una pálida decadencia. Una única localización, dónde transcurre toda la película, que en teoría debe ser el infierno del fracasado Ernesto y el paraíso del diabólico Leandro, que monta numerosas fiestas y puede así trapichear mejor con la venta de drogas.

Se intuye que se desea representar a Ernesto como un anti-héroe, un pobre fracasado que naufragó en su sueño de dedicarse a la animación y que vive de hacer chapuzas en este ruinoso edificio, un lugar dónde es tratado como un escombro humano y nadie repara en él como persona. Leandro lleva un feroz perro de pelea, Ernesto tiene por mascota un perrito faldero. Hasta ahí las finuras, lo que viene en los siguientes minutos es un despropósito en toda regla, pues para empezar los personajes son tan planos que no transmiten nada más allá de lo elemental, de lo que se ve en las primeras escenas, no es posible sentir simpatía alguna cuando la cosmovisión del director resulta tan simplista y cargada de desprecio hacia el mundo, pues en esta historia los personajes se reducen a los tontos por un lado y a los viciosos por el otro. Ninguno de estas pálidas creaciones es capaz de salir de esa casilla para distraerte del tedio al que te somete la torpe narración.

Porque no sólo estamos frente a una visión de adolescente rabioso, encima se ofrece con la narrativa visual más acartonada que haya visto en mucho tiempo. Se nota que el director no ha visto mucho cine y por eso todo son ideas elementales, encuadres de caras, meras fotografías de gente hablando. Nada más. Su gran golpe en teoría son unas breves animaciones con ovejas, creadas por Ernesto, que en verdad no tienen gracia alguna y que al "avanzar" la historia traspasan a la realidad y toman partido en la vida de Ernesto, con lo que se quiere remarcar que en su cabeza realidad y fantasía se han mezclado.

Ahí reside otro punto flojo del guion: aprovecharse del deplorable estado mental de Ernesto para echarle chicha a la narración, una mala excusa para derivarlo todo hacia una violencia exagerada en un intento desesperado de llegar a algún clímax que pueda llamar la atención. Huelga decir que se llega a ese punto sin convencerte que el trayecto es plausible. Posiblemente Corral Llorente desprecia demasiado al mundo y a sus propias creaciones como para esforzarse en buscar otra vía diferente al desastre.

En otra web leí comentarios que “Contando ovejas” les parece surrealista, posiblemente debido al detalle de las ovejas animadas, lo cual es un sinsentido y es una prueba irrefutable que conviene visitar la biblioteca y leerse alguna obra de André Breton o Aragon para comprender lo absurdo que es semejante comentario. Esta película no ofrece ninguna exploración de los deseos inconscientes de sus personajes y tampoco supone un desafío a los valores establecidos (muy al contrario, es más bien reaccionaria). Parece que es una película sobre el bullying, pero realizada con tan gran torpeza que se convierte en un simple regodearse en la miseria y en la impotencia de su protagonista, arrastrarlo por el fango hasta que todo estalla. ¿Dónde ven el surrealismo en eso?

El director posiblemente haya querido crear una especie de "Trainspotting" visto por Michel Gondry, en todo caso, visto lo visto, no es algo que estuviera a su alcance, todo el esfuerzo sólo le alcanzó para que veamos una narración deslavazada, sostenida en una visión inmadura del mundo, con una dirección de actores pobrísima (la expresividad no es su punto fuerte), y un estilo visual que no supera una web-serie filmada con un móvil. Desastrosa, lo mejor que podéis hacer es no perder el tiempo con semejante desaguisado, tan anodino como obtuso.
Jean Ra
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30 de marzo de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hasta ahora animador José Corral, con una nominación al Goya en su primer corto, debuta en el largo sin desprenderse del todo de la animación (afortunadamente). Pero el resultado es una amalgama de ideas que deviene en un batiburrillo al que le sobran minutos con un guion del propio director que o bien no sabe que hacer con el potencial de su original propuesta o estira un planteamiento demasiado simplón.

Ecos básicos del primer Almodóvar o de Alex de la Iglesia asoman en algunas imágenes y planteamientos limitados por el escaso presupuesto. Un thriller costumbrista rocambolesco donde la terna protagonista tiene poco que rascar por mucho que se esfuerce Eneko Sagardoy.

cineziete
ELZIETE
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5 de octubre de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Un tipo que da mucho juego, pero difícil de interpretar

Contando ovejas desarrolla la historia de Ernesto, un tipo solitario, apocado y pusilánime, que vive en un viejo y sucio edificio de Madrid rodeado de personas que se aprovechan de él. Mitad cenicienta, mitad Joker, tendrá que contar ovejas para aprender a dormir por las noches y acabar con sus pesadillas

Contando ovejas es una película inquietante con la que, sin embargo y probablemente, no conectarás si ya de primeras nunca has sentido pena por esas personas apocadas, acomplejadas, tímidas, que esconden dentro de sí muchos matices, y que parecen no tener ningún tipo de personalidad ni determinación, como no sea obedecer a todo el mundo. Son personas que generalmente rechazamos, sentimos hacia ellos una mezcla de miedo y de asco, cuando no pasan ante nosotros totalmente desapercibidas.

*Ernesto lucha contra sus propios fantasmas

Eneko Sagardoy hace lo que puede al interpretar a este chico maltratado por todos, infravalorado y con problemas mentales. Este cóctel explosivo en una situación desesperada, casi de vida y muerte, requiere de la adopción de registros muy variados, no siempre resuelta de una forma sobresaliente. Es un sujeto que tiene que pasar del miedo exacerbado a su vecino o al perro de éste a la bondad con la chica que cuida a la casera. Y eso no es muy fácil.

En cambio, Leandro (Juan Grandinetti) parece estar en todo momento en el control de la situación, parece tenerlo todo y a todos controlados. Obviamente, bajo mi punto de vista, es más fácil dar vida a un personaje así.

*Un planteamiento potente, pero un desarrollo previsible

En Contando Ovejas de José Corral Llorente hay buenas ideas, y mezclas de muchas cosas. Sin duda, el planteamiento inicial de la película es interesante. Enseguida se ve a un hombre dominado por otro por su falta de voluntad para hacerle frente, y sabemos que tendrá que rebelarse a esa situación, pero no sabemos cómo. Esperamos siempre que se imponga a sus miedos y haga frente a ese tirano que le está haciendo la vida imposible.

Puede que el espectador espere una forma más positiva de ejercitar ese acto de rebeldía, ese superarse a sí mismo. Pero, claro, en un personaje de este calibre, no se puede esperar más, ya que no tiene una evolución, sino, más bien, una involución.

Aun así, tengo que decir que a mí me ha entretenido Contando Ovejas en muchos momentos y hay escenas que, aunque parece que las tienes ya muy vistas, siguen teniendo fuerza.

Me vino a la cabeza muy pronto Joker, o el propio Norman Bates de Psicosis. Lo malo es que este Ernesto se queda un poco lejos de ellos en conjunto. Lo bueno es que tiene propiedades totalmente únicas. Por ejemplo, me parece novedoso el hecho de que sus actos nunca sean atribuidos a él, sino a sus amigos; es un intento de no incriminarse, de vivir la situación como en una pesadilla. De hecho, estamos contando ovejas.

Conclusión

Falta un poco más de convicción en general, pero Contando Ovejas responde a lo que es: una mezcla de drama, thriller psicológico y cine personal. Puede que haya escenas que estén justificadas en el escenario en que se desarrollan. Pero falta un poco más de luz, algún atisbo de que algo bueno puede pasar, más que nada para no hacérnoslo tan angustioso todo.

También podría ofrecerse otra visión de las fiestas de los jóvenes, pero realmente, si lo piensas, ningún otro tipo de fiestas diferente podrían tener lugar en un contexto como ese. Para una ópera prima no está mal del todo, pero desde luego no es para tirar cohetes. Ah, se me olvida una cosa: ¡espero no contar ovejas esta noche!

Escrito por Carmelo Gimeno
Cinemagavia
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